Segunda sección: estudios e investigaciones
DOI: 10.11600/rlcsnj.22.2.6319
Autoridad
policial, socialización legal y justicia procedimental: percepciones en
adolescentes de Guadalajara*
Police authority, legal socialization and procedural
justice: Perceptions of adolescents in Guadalajara
Autoridade
policial, socialização legal e justiça processual: Percepções de adolescentes
em Guadalajara
Áurea E. Grijalva-Eternod, Ph. D.1
1
Universidad de Guadalajara, México. Doctora en
Criminología y Delincuencia Juvenil, Universidad de Castilla La Mancha.
0000-0001-8399-4247. H5: 5. Correo electrónico: aurea.grijalva@academicos.udg.mx
Recibido: 15.02.2023 Aceptado: 19.04.2024 Publicado: 29.04.2024
Resumen (analítico)
La
Policía es una de las instituciones peor evaluadas en México y su relación con
la juventud es frágil. Este trabajo busca identificar qué variables influyen en
la legitimidad policial de los adolescentes, operacionalizada como la
percepción del deber de obedecer. Para ello, se utilizaron datos provenientes
de 1011 encuestas aplicadas a estudiantes de secundaria de la Zona
Metropolitana de Guadalajara, como parte del Estudio internacional de delincuencia autoinformada. Los resultados mostraron que, para
reafirmar su autoridad, es necesario atender diligentemente a la ciudadanía,
pero aplicando estrategias de justicia procedimental. Así mismo, se encontraron
diferencias entre hombres y mujeres, asociadas al género, que se discuten en
términos de sus implicaciones para las autoridades que intervienen en los
procesos de socialización legal de los adolescentes.
Palabras
clave: Legitimidad
policial; deber de obedecer; adolescentes; justicia procedimental.
Abstract (analytical)
Police is one
of the worst evaluated institutions in Mexico and its relationship with youth
is fragile. This paper seeks to identify which variables influence police
legitimacy among adolescents, operationalized as the perception of the duty to
obey. For this purpose, data from 1011 surveys applied to high school students
in the Guadalajara Metropolitan Area, as part of the International
Self-Reported Delinquency Study, are used. The results indicated
that, in order to enhance authority, it is necessary to serve the citizens
diligently, but apply procedural justice strategies. Likewise, gender-related
differences between men and women were found, which are discussed in terms of
their implications for the authorities involved in the processes of legal socialization
adolescents.
Keywords Police
legitimacy; duty to obey; adolescents; procedural justice.
Resumo
(analítico)
A
polícia é uma das instituições mais mal avaliadas no México e sua relação com
os jovens é frágil. Este trabalho procura identificar quais as variáveis que
influenciam a legitimidade policial entre os adolescentes, operacionalizada
como a perceção do dever de obediência. Para tal, são utilizados dados de 1011
inquéritos aplicados a estudantes do ensino secundário da Área Metropolitana de
Guadalajara, no âmbito do International
Self-Reported Delinquency Study.
Os resultados indicaram que, para aumentar a autoridade, é necessário atender
os cidadãos de forma diligente, mas aplicar estratégias de justiça processual.
Da mesma forma, foram encontradas diferenças relacionadas com o género entre
homens e mulheres, que são discutidas em termos das suas implicações para as
autoridades envolvidas nos processos de socialização legal dos adolescentes.
Palavras-chave Legitimidade policial; dever de
obediencia; adolescentes; justiça processual.
Introducción
Tradicionalmente,
la ciencia criminológica se ha preocupado por conocer las causas y factores que explican el comportamiento criminal y los niveles
de violencia que existen en un tiempo y en un
espacio geográfico determinados. Sin embargo, dando un giro a este enfoque, un interés más reciente de esta área de
conocimiento ha sido el indagar el porqué las personas cumplen las
normas y se comportan conforme a las decisiones de la autoridad; lo anterior,
de forma independiente del miedo al castigo o a las consecuencias que pueda tener el comportamiento criminal, es decir,
más allá del mero uso de la fuerza y la coerción, principalmente asociada a la
institución policial.
En
este tenor, existe una enorme cantidad de trabajos que, enmarcados principalmente en la teoría de la
justicia procedimental de Tyler (1990, 2001, 2017, 2023), han evidenciado que la opinión que los ciudadanos tienen sobre las
instituciones y sus representantes, particularmente en relación con la
legitimidad y la percepción de que se proporciona un trato justo
y equitativo, es un factor crucial que motiva el comportamiento normativo y la
cooperación ciudadana con las instituciones.
Si
bien la teoría de la justicia procedimental se ha probado en la relación de los
ciudadanos con diferentes actores del sistema de justicia, la mayoría de
trabajos se han enfocado en analizar específicamente a la institución policial.
Esto no es casualidad pues, precisamente, de todas las autoridades del sistema
de justicia, esta institución es la que tiene mayor contacto con los
ciudadanos, es la que cuenta con mayor visibilidad
(Bridenball & Jesilow, 2008) y, más aún, sus representantes tienen un
fuerte poder simbólico pues personifican tanto la fuerza coercitiva del Estado
(Bottoms & Tankebe, 2012) como la protección que
la ciudadanía espera recibir de este (Jackson et al.,
2011). Además, en el panorama mundial contemporáneo, para esta institución es
apremiante contar con una imagen positiva no solo para poder cumplir de manera
efectiva su tarea de control del crimen mediante la cooperación y el respaldo
ciudadano, sino también para sobrevivir, especialmente en un momento en el que se cuestiona cada vez más el recurso público
destinado a las instituciones policiales (Bolger et al., 2021).
Por otro lado, los beneficios
de impulsar y promover una imagen positiva de las instituciones del sistema de
justicia se han revelado particularmente en los jóvenes, lo cual tampoco es una
circunstancia accidental, dado que
la adolescencia se reconoce como una etapa crítica en la socialización legal;
esto es, en el proceso por el que
los individuos adquieren
actitudes, creencias y vínculos hacia la ley, las autoridades y las
instituciones (Fagan & Tyler, 2005; Hinds, 2009; Piquero et al.,
2005). Precisamente en este periodo vital se presenta un ajuste de los sistemas
regulatorios (tanto del cerebro como de los sistemas cognitivos y conductuales)
y por ello representa un momento crucial de riesgos y oportunidades para el
desarrollo de la conducta normativa (Steinberg, 2005); este se vincula muy
especialmente a la configuración
del razonamiento moral (Baz & Fernández Molina, 2018) y al sentido de
autonomía y voluntad (van Petegem et
al.,
2021).
Aunado a lo anterior,
existen dudas extendidas sobre la efectividad de las estrategias de disuasión,
como el castigo o la amenaza de castigo, para prevenir la conducta delictiva en
los jóvenes (Del Toro et
al.,
2019; Manchak & Cullen, 2015; Schneider, 1990), o al menos, sobre su
verdadero impacto sin la intervención de otras variables contextuales
(Hirtenlehner & Schulz, 2021). Por lo que
es justamente en este grupo poblacional en el que es imprescindible identificar
estrategias eficaces
de intervención que
sirvan como alternativa al enfoque
tradicional de la disuasión. Lo anterior, dado que es una regularidad empírica,
reconocida en la literatura científica criminológica, el hecho de que la conducta
criminal tiende a concentrarse en esta etapa vital (Fagan & Tyler, 2005;
Morgan & Newburn, 2012; Morizot & Kazemian, 2015).
Aparte de los cambios
biológicos propios de la adolescencia y de las evaluaciones y percepciones
sobre el actuar de la institución policial, existe una diversidad de factores que pueden influir en la conducta
normativa y el proceso de socialización legal (Steinberg, 2005). Así, los
jóvenes pueden cumplir las normas y acatar las decisiones de la autoridad
policial, por decisiones internas asociadas a la búsqueda de recompensas y
el miedo al castigo; pero también por la injerencia externa de variables como
la relación con otras figuras
de autoridad, la influencia de pares y la exposición a un ambiente criminógeno.
En efecto, la actitud hacia
la institución policial y sus representantes puede vincularse con las
interacciones previas que
han tenido los adolescentes con otras figuras
de autoridad. Así, las vivencias con los padres (particularmente por lo que hace a las relaciones
afectivas y a la supervisión parental) pueden ser determinantes para la
internalización de normas (Fagan & Tyler, 2005; Sargeant & Bond, 2015;
Wu et al.,
2015). De igual forma, la experiencia en los contextos educativos puede incluir
en la formación de las actitudes hacia otras figuras de autoridad, especialmente, la
vinculación con la institución y la relación con los maestros (Ferdik et al.,
2015; Wu et al.,
2015). Los adolescentes tienden a cumplir las normas y las órdenes cuando
sienten que sus maestros son
justos y que
las normas de la escuela son legítimas y se aplican de manera equitativa (Nivette et al.,
2022; Trinkner & Cohn, 2014). En este sentido, la escuela puede ser
entendida como una figura
intermedia entre la familia y las autoridades formales (Baz &
Fernández-Molina, 2018).
Además de la incorporación
de diferentes figuras de autoridad en la socialización legal, la legitimidad
policial en los adolescentes puede estar afectada por la relación con los pares
(Baz & Fernández-Molina, 2018). Por un lado, la influencia de los amigos
puede ser más fuerte que
la de la familia y la de las propias experiencias con agentes policiales
(Clayman & Skinns, 2012); y, por otro, las opiniones de grupo y las normas que se establecen en
él pueden fomentar o desalentar el cumplimiento de las normas y la disposición
a obedecer a la autoridad, sea por la necesidad de pertenencia o por cumplir
las expectativas de los amigos (van Prooijen et al., 2004).
Algunas características del
entorno pueden ser primordiales en la formación del comportamiento normativo y
en la disposición a obedecer a la autoridad. Para Wikström et al.
(2013), la exposición a un ambiente criminógeno o un contexto moral se combina
con una propensión individual hacia la conducta criminal; por lo que esta conjunción
puede hacer que
el individuo tenga acceso interno a alternativas, positivas o negativas,
relacionadas con las actitudes hacia las normas y la autoridad.
Así mismo, en torno a la
conducta normativa, Cialdini (2012) ha diferenciado entre normas descriptivas y
normas imperativas. Las primeras se refieren a lo que es normal y lo que realiza la mayoría
en una cultura o subcultura y, por tanto, informan a los individuos de lo que es una acción
efectiva en una situación; es decir, son una forma de atajo en la toma de
decisiones individuales. Por su parte, las normas imperativas se refieren a lo que es aprobado o
desaprobado en una cultura o subcultura; esto es, especifican lo que debería hacerse de
acuerdo con las normas morales de un grupo, por lo que su motivación
principal viene de la aceptación social de la propia conducta. Ambas posturas
sostienen la idea de que
el entorno incluye en el comportamiento normativo mediante la configuración de
un contexto moral favorecedor o no al cumplimiento de normas; ello hace que las mismas adquieran el carácter de
descriptivas o imperativas en una comunidad. Este aspecto es crucial en un
contexto como el latinoamericano en el que
existe, por un lado, un amplio desconocimiento de los jóvenes de sus derechos
y, por el otro, una tensión en la socialización legal de los jóvenes que deriva de las
contradicciones que
hay entre lo que
se encuentra prohibido por la ley y lo que
es aceptado, tolerado y facilitado por la sociedad e, incluso, por las propias
autoridades (Alvarado, 2015).
Por último, existen factores
individuales que
también pueden ser determinantes, de manera directa o indirecta, en las
actitudes de los adolescentes hacia la autoridad policial. Entre estos se
encuentran el género (Bolger et
al.,
2021), la edad (Fagan & Tyler, 2005), la pertenencia a un grupo étnico
(Brunson & Weitzer, 2009; Wu et
al.,
2015), la clase social (Bolger et
al.,
2021) y la pertenencia a un grupo minoritario (Murphy & Cherney, 2011).
Estos aspectos son exacerbados en la relación de la Policía con los jóvenes
debido a la existencia de estereotipos, la desconfianza mutua y la tendencia de este grupo
etario de utilizar el espacio público para expresar su rebeldía (Zavaleta et al.
2016).
De manera específica en relación con el
género, a pesar de que
existe un expreso reconocimiento de las diferencias entre hombres y mujeres
relativas a los procesos de socialización (Leaper & Friedman, 2015) e,
incluso, en torno a las evaluaciones de las instituciones de justicia (Bolger et al.,
2021; Fossati & Meeker, 1997; Lee et
al.,
2023; Rigby, 1989), existen muy pocos trabajos que hayan analizado de manera explícita
las diferencias entre hombres y mujeres (Zavaleta et al., 2016).
De hecho, una gran cantidad de estudios sobre la legitimidad policial con los adolescentes
se han efectuado únicamente en hombres (Brunson & Weitzer, 2009; Fine et al.,
2022; Gau & Brunson, 2010; Tyler et
al., 2014).
En suma, los aspectos que determinan la
disposición de los jóvenes a obedecer las normas y a tener actitudes positivas
y de legitimidad hacia la autoridad policial son muy variados. Por esta razón
es importante identificar los principales factores que determinan su
inclinación a incorporarse al juego social de las normas y, en consecuencia, a
acatar las determinaciones policiales, con el fin de diseñar estrategias concretas y
específicas para propiciar una cultura normativa en esta etapa vital. Esta
necesidad se vuelve imperiosa en un contexto como el mexicano en el que la juventud no
solo concentra el comportamiento delictivo, sino también la victimización
(Banco Mundial, 2012; Becerra Romero, 2023); en donde la Policía es una de las
instituciones peor evaluadas por la población (Baek et al.,
2022; Blanco, 2013) y en el que
la percepción de aplicación de justicia se encuentra vinculada en la percepción
de los jóvenes a la clase social de pertenencia (Alvarado, 2015; Silva, 2014).
Con base en todo lo
anterior, en este trabajo se busca profundizar sobre la legitimidad de la
institución policial, operacionalizada como la percepción del deber de obedecer,
entre los adolescentes mexicanos, específicamente
en la Zona Metropolitana de Guadalajara (en adelante, ZMG). A pesar de toda la
evidencia del modelo de Tyler sobre la institución policial, él mismo ha
reconocido que
no hay una forma de autoridad que
funcione de manera universal, por lo que
invita a identificar las contingencias bajo las que distintas formas de autoridad son más
deseables (Tyler, 2023). En este sentido, diversos trabajos han reconocido que pueden existir
diferencias culturales en torno a las percepciones sobre la policía y la
legitimidad ciudadana respecto de esta institución (Mazerolle et al.,
2013; Murphy & Cherney, 2011; Tankebe, 2009). Por ello, la intención es dar
pasos en la identificación de estrategias de acción que informen a la
institución policial mexicana de los aspectos que debe priorizar para mejorar su imagen
con los jóvenes. Y, especialmente, aportar evidencia que pueda contribuir a
mejorar la relación entre esta institución y los jóvenes que se caracteriza,
como ya se ha mencionado con anterioridad, por una falta de confianza recíproca
(Zavaleta et al.,
2016).
Antes de pasar al estudio es
conveniente hacer algunas apreciaciones. El estudio se desarrolla en la ZMG que tiene algunas
características que
la convierten en un escenario ideal para analizar la relación entre la
institución policial y los adolescentes en México. En primer lugar, según datos
del 2022 de la Encuesta nacional de adolescentes en el
sistema de justicia penal, Jalisco, entidad federativa en la que se encuentra la
ZMG, fue el estado con la mayor población de adolescentes en el Sistema
Integral de Justicia Penal; esto indica que
la delincuencia juvenil es un problema con mayor relevancia que en otras regiones
del país. En segundo lugar, existe una tensión particular entre la institución
policial y los jóvenes que
se recrudeció en 2020 con el asesinato de un joven, Giovanni López Ramírez, a
manos de policías municipales en el contexto de la aplicación de las medidas
contra la pandemia de covid-19, lo cual fue calificado como una ejecución
extrajudicial (Comisión Estatal de Derechos Humanos de Jalisco, 2020). El
asesinato de Giovanni dio lugar a una serie de manifestaciones que terminaron en
nuevas detenciones arbitrarias de manifestantes y en abusos policiales
reportados por jóvenes (Strickland, 2021). Este hecho no fue aislado, pues se
vinculó con otros movimientos sociales previos, en los que la mayoría de
participantes eran jóvenes y en los que
se registró represión y brutalidad policial (López, 2021). Finalmente, no hay que olvidar que la ZMG se
caracteriza por contar con áreas en las que
el control de la seguridad pertenece a grupos del crimen organizado
(Strickland, 2022) y que,
en general, la Policía tiene un papel ambiguo en términos de seguridad, pues
los límites entre la actividad criminal y la policial se desdibujan
constantemente y, por lo tanto, la población no sabe en quién puede confiar
(Sonnevelt, 2019).
A pesar de que esta investigación
toma como punto de partida el trabajo de Baz y Fernández-Molina (2018), en el que también se buscaba
determinar los aspectos que
promueven la legitimidad policial en España, y se emplea incluso el mismo
instrumento de recolección de datos, existen diferencias notables; no solo en
relación con las variables empleadas, sino también en torno a la
operacionalización de la legitimidad, pues mientras ellas utilizan el
alineamiento moral como un indicador de este constructo, en este trabajo, la
legitimidad se operacionaliza como la percepción del deber de obedecer.
Si bien existe un amplio
debate teórico sobre cuáles son los elementos de la legitimidad y cuál es la
mejor forma de operacionalizarla (Bottoms & Tankebe, 2012; Fine et al.,
2022; Pósch et
al.,
2021; Trinkner, 2019; van Petegem et
al.,
2021), en este trabajo se parte de la premisa básica de que en el seno
conceptual de la legitimidad se encuentran tanto la percepción de que la autoridad tiene
el derecho de mandar como la percepción ciudadana del deber de obedecer
(Jackson & Bradford, 2019; Oliveira & Jackson, 2021; Walters &
Bolger, 2019). En este sentido, la percepción de obligación de obedecer es un
indicador y un reflejo de que
existe legitimidad de una autoridad (Oliveira & Jackson, 2021; Tyler, 1990;
Tyler et al. 2014),
especialmente cuando las instituciones son evaluadas negativamente (Piquero et al.,
2005), justo como ocurre con la Policía en México.
Como ya se mencionaba, se
parte del trabajo elaborado por Baz y Fernández-Molina (2018) sobre la
socialización legal, pero no hay que
olvidar que el contexto
analizado es distinto. En México la corrupción es sistémica (Davis, 2006;
Grijalva-Eternod & Fernández, 2017) y no existe una tendencia a la conducta
normativa generalizada (Girola, 2011). Por ende, es cuestionable que la percepción de que existe
alineamiento moral pueda ser un buen indicador de legitimidad, pues el cumplir
las normas no es necesariamente un valor extendido. En consecuencia, este
trabajo se encuentra en línea con muchos otros previos que han utilizado este
indicador como una forma de medir la legitimidad (Ferdik et al.,
2015; Gau, 2011; Jackson & Bradford, 2019; Mazerolle et al.,
2013; Oliveira & Jackson, 2021; van Petegem et al.,
2021).
Unido a lo anterior, es
importante señalar que
esta investigación parte de una perspectiva integradora de la legitimidad en la
línea propuesta por Hamm et
al.,
(2017), quienes sostienen que, en realidad, la
legitimidad es un meta constructo o un marco de referencia que se refiere a una
serie de ideas que
están vinculadas teóricamente. Para estos autores dentro de este marco se
encuentran las experiencias, las evaluaciones, las internalizaciones y las
reacciones y, por tanto, la relación entre todas estas dimensiones se puede
intuir más que
determinar de manera fija. Como consecuencia, en el presente trabajo se analiza
el efecto que
la evaluación policial que
realizan los adolescentes tiene en su sensación del deber de obedecer a la
Policía. Se controlan los efectos de la influencia
familiar, la influencia escolar y la influencia del entorno, así como algunas
características individuales, pero asumiendo que las direcciones de las relaciones
entre las variables empleadas sobre la imagen de la Policía pueden ser
imaginadas de muy distintas maneras.
Es importante hacer hincapié
en que el análisis se
realizó distinguiendo entre hombres y mujeres, como una forma de aproximación a
la identificación de las diferencias de género en la legitimidad policial en
los adolescentes. Como ya se mencionaba, este es un aspecto poco abordado en la
literatura de la socialización legal en los adolescentes (Zavaleta et al.,
2016) que merece especial
atención cuando se busca realizar una aproximación profunda de la legitimidad
policial y se pretende indagar si son necesarias estrategias diferenciadas de
actuación en hombres y mujeres.
Las preguntas de
investigación fueron: 1) ¿cuáles son los aspectos de la evaluación policial que se relacionan con
la legitimidad policial en los adolescentes?; 2) ¿los efectos de la evaluación
policial se mantienen teniendo en cuenta la influencia familiar, escolar y del
entorno, así como las características individuales?; 3) ¿existen diferencias
entre hombres y mujeres en relación con las variables que explican la
legitimidad policial?
Método
Para el análisis se
utilizaron datos provenientes de la aplicación en México de la tercera edición
del Estudio internacional de
delincuencia autoinformada (ISRD-3, por sus siglas en inglés). Este
es diseñado por un conjunto de expertos internacionales y busca la recolección
multinacional de datos que
sean útiles para la comparación internacional en relación con la conducta
delictiva y la victimización en adolescentes; así como también sus experiencias
con la familia, la escuela, la relación con los pares, el vecindario, el uso de
sustancias, la justicia procedimental, etc. (Marshall et al.,
2020). Es importante destacar que,
además de este instrumento, no se tiene conocimiento de ningún otro en México que contemple las
variables necesarias para analizar el problema sustantivo que se presenta en
este trabajo, por lo que
se decidió utilizar los datos recogidos con este instrumento a pesar de las
limitaciones que
más adelante se discuten. La técnica empleada por el ISRD-3 es el autoinforme, que consiste en que los encuestados
proporcionan información sobre sí mismos, en este caso relacionados con la
conducta delictiva y la experiencia de victimización. El autoinforme ha sido
reconocido como una de las mejores estrategias para medir el involucramiento en
el comportamiento antisocial y como un buen método alternativo a las
estadísticas oficiales
para aproximarse al fenómeno criminal y para probar teorías criminológicas,
especialmente útil cuando se trata de jóvenes (Krohn et al.
2010; Thornberry & Krohn,
2003).
La recolección de datos en
México se realizó entre los meses de noviembre de 2019 y enero de 2020,
mediante la aplicación del instrumento a estudiantes de nivel secundaria de la
ZMG en el aula de clases. La unidad primaria de muestreo fueron las clases de
los tres niveles de las escuelas secundarias de la ZMG y la muestra se estratificó por nivel y tipo
de escuela (federal, estatal y particular). Para la selección de los grupos y
las escuelas, se utilizó el paquete
de software Survey Manager,
proporcionado por el Comité Directivo del ISRD-3.
La muestra final fue de 1011
encuestados repartidos en 24 escuelas secundarias de los municipios
metropolitanos de: Guadalajara, San Pedro Tlaquepaque,
Tlajomulco de Zúñiga, Tonalá y Zapopan. El 50.5% de los participantes fueron
hombres y el 49.5% mujeres (hombres = 510 y mujeres = 500) con una media de
edad de 13.09 años. Para poder evaluar las diferencias por sexo en el modelo de
legitimidad que
se estimó más adelante, se verificó que
no existieran diferencias estadísticamente significativas entre mujeres y
hombres en ninguna de las principales variables sociodemográficas (p >. 05).
Instrumento
y variables empleadas en el análisis
Como ya se mencionó, el
ISRD-3 utiliza la técnica del autoinforme para obtener datos estandarizados
relacionados con la conducta antisocial, la victimización y otras cuestiones
relacionadas. Las variables específicas
utilizadas para analizar las preguntas planteadas en el presente estudio
fueron:
·
Legitimidad: se
utilizó un ítem tipo Likert con escala de 0 a 10 («¿Hasta qué punto crees que es tu deber hacer
lo que la policía dice,
aunque no entiendas o no
estés de acuerdo con las razones que
te dan?»).
·
Eficacia: se
utilizó como variable proxy un ítem tipo Likert con escala de 0 a 10 («Si
hubiera un delito violento o un robo cerca de donde vives y se llamara a la
policía, ¿con qué
rapidez crees que
llegaría al lugar del delito?»).
·
Alineamiento
moral:
se utilizó una escala Likert (α =.
812 y 73% de la varianza) formada por tres ítems con cinco puntos, en los que 1 era totalmente
de acuerdo y 5 totalmente en desacuerdo («En general, la policía tiene las
mismas ideas que
yo sobre lo que
está bien y lo que
está mal; la policía tiene en cuenta la forma de pensar de los jóvenes; en
general, apoyo la forma en que
la policía suele actuar»). La escala se invirtió para que una puntuación
mayor indicara un mayor alineamiento.
·
Justicia
procedimental: se
utilizó una escala Likert (α =
.781 y 70% de la varianza) formada por tres ítems con cuatro puntos en los que 1 era casi nunca y
4 casi siempre («¿Dirías que
la policía trata a los jóvenes con respeto?; en tu opinión, ¿con qué frecuencia drías que la policía toma
decisiones justas cuando trata gente joven?; en tu opinión ¿con qué frecuencia dirías que la policía explica
sus decisiones y acciones a la gente joven?»).
·
Percepción
de corrupción: se utilizó un ítem tipo Likert con escala
de 0 a 10 («¿Crees que
la policía acepta sobornos? En caso afirmativo, ¿con qué frecuencia?).
·
Vínculo
familiar: se
utilizó una escala Likert (α =
.668 y 61 % de la varianza) formada por tres ítems con cinco puntos, en los que 1 era totalmente
de acuerdo y 5 totalmente en desacuerdo («Me llevo muy bien con mi padre
(padrastro); me llevo muy bien con mi madre (madrastra); obtengo fácilmente
apoyo emocional y cuidados de mis padres»). La escala se invirtió para que una puntuación
mayor indicara un mayor vínculo familiar.
·
Supervisión
parental: se
utilizó una escala Likert (α =
.854 y 40% de la varianza) formada por doce ítems con cinco puntos en los que 1 era casi siempre
y 5 casi nunca («Mis padres saben dónde estoy cuando salgo; mis padres saben qué estoy haciendo
cuando salgo; mis padres saben con qué
amigos estoy cuando salgo; si he salido, mis padres me preguntan qué he hecho, a dónde
he ido y con quién
he estado; si salgo por la noche mis padres me dicen cuándo debo volver a casa;
si salgo y se hace tarde, tengo que
llamar a mis padres y decírselo; mis padres comprueban si he hecho mis tareas
escolares; mis padres comprueban que
solo vea películas/DVD permitidos para mi edad; les digo a mis padres con quién paso el tiempo;
les digo a mis padres cómo gasto mi dinero; les digo a mis padres dónde estoy
la mayoría de las tardes después del colegio; les digo a mis padres qué hago en mi tiempo
de ocio»). La escala se invirtió para que
una puntuación mayor indicara una mayor supervisión parental.
·
Vínculo
escolar: se utilizó una escala Likert (α = .725 y 55% de la varianza)
formada por cuatro ítems con cuatro puntos, en los que 1 era totalmente
de acuerdo y 4 totalmente en desacuerdo («Si tuviera que irme extrañaría mi
escuela; la mayoría de días me gusta ir a la escuela; me gusta mi escuela;
nuestras clases son interesantes»). La escala se invirtió para que una puntuación
mayor indicara un mayor vínculo escolar.
·
Vínculo
profesor: se utilizó una escala Likert (α = .712 y 78% de la varianza)
formada por dos ítems con seis puntos, en los que 1 era nada y 6 mucho («Si tuvieras que irte a otra
ciudad, ¿cuánto extrañarías a tu profesor favorito?; ¿qué importancia le das
a lo que pueda pensar de ti
tu profesor favorito?»).
·
Contexto
moral: se utilizó una escala Likert formada 12 ítems (α = .936 y 60% de la
varianza). Se plantearon dos situaciones hipotéticas («1. Tienes un celular
desde hace dos años. Convences a un compañero de clase de que este viejo modelo
es estupendo y no le dices que
hay un nuevo modelo mucho mejor y más barato. Eres capaz de venderle a tu
compañero tu viejo celular por un precio que
te permite comprar el nuevo modelo; 2. En un gran almacén ves algo que siempre has querido tener pero que no te puedes
permitir. Te lo llevas a casa sin pagar») y se preguntó, para cada una de
ellas, qué pensarían: el
mejor amigo, otra gente de la misma clase, la madre, el padre, el profesor
favorito y otra gente de la edad de su barrio. Los ítems eran de cinco puntos,
representando 1 me admirarían por ello y 5 me criticarían por ello. La escala
se invirtió para que
una puntuación mayor indicara un mayor contexto moral.
·
Cohesión
social: se utilizó una escala Likert (α =. 818 y 53% de la varianza)
formada por seis ítems con cuatro puntos, en los que 1 era totalmente de acuerdo y 4
totalmente en desacuerdo («Muchos de mis vecinos me conocen; la gente de mi
colonia a menudo hace cosas juntos; la gente por aquí está dispuesta a
ayudar a sus vecinos; es una colonia muy unida; se puede confiar en la gente de la
colonia; la gente de este barrio se lleva bien entre ellos»). La escala se
invirtió para que
una puntuación mayor indicara una mayor cohesión social.
·
Pares
delincuentes: contar con amigos que han realizado
alguna conducta antisocial o delictiva («consumo de drogas, robo en tienda,
robo a casa habitación, robo con violencia o lesiones») (dicotómica).
·
Escuela
privada: haber estudiado en una escuela privada (dicotómica).
Consideraciones
éticas
A pesar de que la encuesta fue
autoadministrada, en el aula se encontraban siempre presentes el profesor y un
encuestador asignado con el fin de
resolver cualquier
inquietud. Previo a la
aplicación, los estudiantes fueron informados, de manera oral y escrita, de los
objetivos del estudio, de que
su participación era voluntaria y de que
en cualquier momento podían
abandonar la encuesta. Así mismo, se proporcionaron los datos de contacto del
investigador responsable y se explicó el uso que se daría a la información. Una vez
obtenido su consentimiento oral, se procedió a la aplicación del instrumento.
Dado que no existía Comité
Ético de Ciencias Sociales en la universidad de adscripción, se obtuvo el
permiso de la Secretaría de Educación del Estado de Jalisco y se realizó por
escrito el compromiso de cumplir con criterios éticos. Después de verificar que se cumplía con la
normativa vigente en México (Ley Federal de Protección de Datos Personales en
Posesión de los Particulares), se decidió no requerir el consentimiento de los padres
para: primero, no coartar el derecho de participación de los adolescentes;
segundo, partiendo de la insistencia de diversos autores dedicados a temas de
investigación en menores sobre que
lo realmente importante es obtener el consentimiento de los propios menores y
el reconocer que
tienen capacidad de agencia suficiente para entender los propósitos de la
investigación y para tomar una decisión informada sobre su participación
(Coyne, 2009; Water, 2018); y tercero, por el hecho de que se trata de un
cuestionario totalmente anónimo en el que
no se registran datos personales. En consecuencia, en todo momento, se
garantizaron los criterios de transparencia, anonimato, confidencialidad,
consentimiento informado, privacidad y uso rigoroso de la información para fines
científicos.
Estrategia
de análisis
Para verificar la influencia
de las diferentes variables en la legitimidad se estimaron cinco modelos de
regresión lineal (tabla 2). En el modelo 1 se utilizaron como variables
independientes aquellas
relacionadas con la evaluación de los adolescentes sobre la institución
policial. En los modelos 2, 3, 4 y 5 se fueron incluyendo paulatinamente las
demás variables por grupo (influencia familiar, influencia escolar, influencia
del entorno y características individuales) con la intención de observar la
robustez de los resultados obtenidos en las variables relacionadas con la
percepción sobre la institución policial. Finalmente, en línea con la
estrategia sugerida por Fossati y Meeker (1997) y tomando el modelo 5 como
base, se realizó una nueva estimación del modelo, pero dividiendo la muestra en
hombres y mujeres con el fin de
observar si existían diferencias en la influencia de las variables
explicativas. Para realizar todos los análisis se utilizó el programa SPSS
(versión 25).
Resultados
La tabla 1 reúne la
estadística descriptiva de las variables empleadas. Además de la media, se
presentan los valores descriptivos separando la muestra en hombres y mujeres.
En la última columna se encuentra el resultado de la comparación entre estos
dos grupos utilizando la prueba t de Student o la prueba chi-cuadrado de
Pearson, según el tipo de variable analizada.
Tabla 1 Estadística descriptiva

Nota. *p < .05. **p < .01.
***p < .001.
Como
puede apreciarse, los hombres mostraron una mayor disposición a obedecer a la
policía (M = 5.76) que las mujeres (M = 5.69), pero
la diferencia no resultó estadísticamente significativa.
Los hombres parecen evaluar mejor a la institución policial en términos de eficacia y alineamiento moral, aunque solo se encontraron diferencias estadísticamente
significativas respecto de este último (t = 3.542). En
términos de justicia procedimental y percepción de corrupción, la evaluación
más positiva proviene de las mujeres; sin embargo, solo se encontraron
diferencias estadísticamente significativas sobre la corrupción (t = 3.353),
siendo ellos quienes consideran en mayor
proporción que los policías aceptan
sobornos.
Excepto
en la supervisión parental y la edad, en las demás variables se encontraron
diferencias estadísticamente significativas entre hombres y mujeres. Se observó
un valor más alto en las puntuaciones de las mujeres en los casos del vínculo
familiar (t = -3.187), el vínculo con la escuela (t = -4.213), el vínculo
profesor (t = -5.952), el contexto moral (t = -5.042), la cohesión social (t =
-2.810); mientras que una puntuación más alta en
los hombres
en el caso de tener amigos delincuentes (χ2 =
6.854) y estudiar en una escuela privada (χ2 =
3.625). Estas diferencias refuerzan la decisión de realizar una estimación del
modelo de manera separada entres estos dos grupos.
La tabla 2 contiene los
resultados de los modelos de regresión lineal. Como ya se explicó, la variable
dependiente fue la legitimidad operacionalizada como la disposición a obedecer
a la policía y las variables independientes fueron introduciéndose por bloques. En todos los
modelos se verificó que
se cumplían requisitos
de linealidad, independencia de los residuos (Durbin-Watson), homocedasticidad,
que no había evidencia
de multicolinealidad, así como que
cada modelo era estadísticamente significativo en la predicción de la variable
independiente (F).
Tabla 2Regresión
lineal múltiple. VD. legitimidad policial (percepción de deber de obedecer).
Nota. Los coeficientes reportados
corresponden al valor estandarizado β. *p <. 05, **p <. 01,
***p < .001.
En
el modelo 1 se introdujeron únicamente las variables referentes a la evaluación
policial efectuada por los adolescentes, resultando estadísticamente
significativas para predecir la legitimidad, la eficacia (β =
.257), la justicia procedimental (β
= .206) y la percepción
de corrupción (β =
.072), aunque
en este último caso el coeficiente obtenido fue muy bajo y en un sentido
opuesto al esperado.
En el modelo 2 se
introdujeron las variables de influencia
familiar, resultando estadísticamente significativa
la escala de vínculo familiar (β =
.115) y manteniéndose la significancia
en el caso de la eficacia
(β = .250) y la justicia procedimental
(β = .190). En el modelo 3 se
introdujeron las variables relativas a la influencia
escolar, de las que
únicamente resultó estadísticamente significativa el vínculo con el profesor (β = .130). De las variables de
evaluación policial se mantuvo la significancia
estadística en la eficacia (β =
.258) y en la justicia procedimental (β
=
.164) y, en este modelo, se encontró también en el alineamiento moral (β = .076). En el modelo 4 se
introdujeron las variables sobre la influencia
del entorno, resultando estadísticamente significativa únicamente el contexto
moral (β = .132). En este caso
continúo observándose un efecto estadísticamente significativo de la eficacia (β = .246), la justicia
procedimental (β =
.136) y el alineamiento moral (β =
.105). Finalmente, en el modelo 5 se introdujeron todas las variables,
incluyendo la edad y el estudiar en una escuela privada, de las cuales ninguna
resultó estadísticamente significativa y se mantuvo lo observado en la eficacia
(β = .218), la justicia
procedimental (β =
.161) y el alineamiento moral (β =
.135).
De los cinco modelos
estimados se desprende que,
aún al controlar por distintas variables, existen algunos aspectos de la
evaluación policial que
se mantienen con significancia estadística de manera robusta; en concreto, la eficacia
y las percepciones de justicia procedimental. La corrupción, por su parte, no
parece ser relevante prácticamente en ninguno de los modelos y el alineamiento
moral entre policía y los adolescentes resultó estadísticamente significativo a
partir del modelo 3 y se mantuvo en los modelos 4 y 5.
Como puede observarse, en
los cinco modelos estimados se obtuvo un valor de R2 medio según los criterios
de Cohen (1988) y en ninguno de ellos se obtuvo un valor de R2 alto. No
obstante, la introducción de variables mostró un aumento lineal en cada modelo,
lo cual indica que a
pesar de que
existen otras variables que
incluyen en la legitimidad policial que
no fueron consideradas en estos modelos, las variables empleadas sí resultaron
relevantes para predecir la variable dependiente en la muestra estudiada.
Las últimas dos columnas de
la tabla 2 corresponden al modelo 5 estimado para hombres y mujeres de manera
separada. Si se observa el valor del R2 de estos dos modelos puede verse que el modelo tiene un
mejor ajuste en el caso de las mujeres (R2 = .261), pues incluso se alcanza el
umbral de un tamaño del efecto grande (Cohen, 1988), mientras que el modelo para los
hombres se mantiene con un efecto moderado (R2 = .193). Así mismo, a pesar de que en la prueba de
comparación de medias no se encontraron diferencias estadísticamente significativas
entre hombres y mujeres en relación con la legitimidad, en el modelo estimado
sí se pueden apreciar diferencias importantes en el efecto predictivo de las
variables dependientes, lo cual es consistente con la estrategia utilizada por
Fossati y Meeker (1997) para identificar las diferencias de género en este tipo
de análisis.
En el caso de los hombres
resultaron estadísticamente significativas únicamente tres variables: la eficacia
(β = .135), la supervisión
parental (β =
.135) y el vínculo con el profesor (β
=
.135). En cambio, en el modelo de las mujeres hubo más variables
estadísticamente significativas: la eficacia (β = .135), el alineamiento moral (β = .135), la justicia
procedimental (β =
.135), el vínculo familiar (β =
.135), el vínculo con el profesor (β
=
.135), el contexto moral (β =
.135) y la cohesión social (β =
.135).
Discusión
El presente trabajo tenía
como objetivo central el analizar el efecto de algunas variables que, según los
resultados de trabajos previos, pueden influir en la legitimidad policial en
adolescentes. Esta fue operacionalizada como la percepción del deber de
obedecer, en un contexto con escasa evidencia, con una cultura normativa no
extendida y con una evaluación negativa generalizada de la institución policial.
En general, los resultados obtenidos permiten identificar algunos aspectos que son relevantes
para los jóvenes encuestados en torno a su conformidad con la autoridad,
algunos relacionados con la propia imagen de la institución policial y otros
relacionados con la influencia de variables contextuales. Antes de pasar a
discutir las implicaciones de los resultados, vale la pena hacer algunas
advertencias sobre las limitaciones del estudio para prevenir sobre los alcances
de los resultados.
Existen algunas variables que no fueron
analizadas en el modelo y que
pueden tener una influencia en la variable dependiente. En primer lugar, no se
evaluó el efecto del contacto previo de los adolescentes con la institución
policial, a pesar de ser una variable que
puede afectar tanto la socialización legal como la imagen de la policía (Piquero et al.,
2005; Tyler et
al.,
2014). Esto obedeció a que
no existía una pregunta general sobre el contacto previo y a que únicamente
cuarenta adolescentes refirieron haber tenido contacto por haber realizado algo
ilegal; ello puede deberse a un bajo reporte de los encuestados de esta
circunstancia, o bien a una baja eficacia de la institución policial en el
control social. Este escaso número no permitía obtener resultados consistentes
por lo que se decidió no
utilizar esta variable, pero sin duda sería conveniente evaluar los efectos de
las interacciones previas en la legitimidad expresada por los adolescentes.
Otro aspecto no tomado en
cuenta en el estudio es la efectividad real del control del delito ya sea por
la institución policial o por las demás instituciones del sistema de justicia.
Es probable que
en entornos en los que
existe una mayor eficacia
institucional, también exista una mayor disposición a obedecer la autoridad,
precisamente por la influencia
de la disuasión. Sin embargo, no existían preguntas que permitieran medir
estos aspectos y, además, todos los encuestados residían en la ZMG por lo que no era factible
hacer diferencias contextuales sobre el cumplimiento de la ley y la efectividad
de la autoridad.
Así mismo, la formulación de
la variable dependiente no permitía distinguir entre las formas normativas y no
normativas de percepción de obligación de obedecer (Pósch et al.,
2021; Tankebe, 2013; Trinkner, 2019), por lo que no puede saberse la fuente de la
motivación, esto es, si el deber de obedecer provenía del miedo al castigo o de
la sensación y creencia de que
eso es lo que
debe hacerse. Esto es un aspecto fundamental que se debe distinguir en futuros
estudios, porque
es un indicador de autonomía en los adolescentes y también porque puede dar luz
sobre lo que
puede ocurrir cuando la amenaza de castigo deja de ser creíble en una sociedad
(van Petegem et
al.,
2021).
Además de lo anterior, en el instrumento no se contaban con ítems que permitieran medir
el cinismo legal, siendo un aspecto ampliamente relacionado en la literatura
tanto con la legitimidad como con la socialización legal en adultos y en
adolescentes (Oliveira et
al.,
2021; Trinkner & Cohn, 2014). Por esta razón, sería de gran utilidad poder
analizar la interacción de esta variable con las otras variables aquí analizadas. Por
otro lado, el cuestionario no contaba con preguntas objetivas sobre el nivel
socioeconómico o la pertenencia a un grupo vulnerable, por lo que sería necesario
identificar si los efectos permanecen utilizando estas variables de control.
Finalmente, una importante limitante de los hallazgos tiene que ver con el hecho
de que los adolescentes
encuestados son estudiantes y eso marca un sesgo que no permite generalizar los resultados
a los adolescentes de la ZMG, especialmente porque es posible que sean justamente
los adolescentes que
no son estudiantes los que
tienen una mayor posibilidad de tener interacciones con los agentes policiales.
Así, sería interesante replicar este estudio en una muestra de adolescentes y
jóvenes que no son estudiantes
y profundizar en la explicación de estos resultados a través de entrevistas
semiestructuradas que
arrojen mayor luz sobre aspectos no contemplados en el instrumento.
A pesar de estas
limitaciones, y del hecho de que
se han analizado datos transversales que
no permiten identificar
de manera estricta la dirección causal entre las variables empleadas, los
resultados obtenidos permiten dar sustento parcial al modelo de Tyler. Lo
anterior en tanto que
las prácticas policiales pueden mejorar las relaciones entre los ciudadanos y
la institución policial y que
es importante pasar de un modelo de fuerza a un modelo de servicio (Tyler,
2017). Los resultados mostraron que,
para los adolescentes, es fundamental percibir que los policías son eficaces en las tareas que les han sido encomendadas,
pero que a la vez tratan a
los ciudadanos con justicia procedimental, esto es, con respeto y dignidad. Es
importante recalcar en este punto que
la variable con mayor poder predictivo en todos los modelos fue precisamente la
eficacia policial. Este
resultado permite identificar un aspecto prioritario de atención en el contexto
mexicano que
se encuentra en línea con lo reportado en trabajos previos (Tankebe, 2009).
Además, muestra que
en nuestro país es necesario trabajar en propiciar una imagen positiva de la
institución policial y de sus agentes en relación con su capacidad de cumplir
sus funciones de manera eficaz, situación que
en la literatura mayoritaria ha quedado
en segundo plano y ha sido, en cierta forma, opacada por las demandas de
justicia procedimental. Así, nuestros resultados confirman que, en efecto,
existen diferencias culturales relacionadas con la legitimidad que deben ser tenidas
en cuenta en el diseño de políticas públicas (Mazerolle et al.,
2013).
Además de lo anterior, los
resultados permiten confirmar
la influencia de otras variables contextuales en la socialización legal y,
particularmente, en la legitimidad policial. Así, las variables que se encontraron con
una influencia más robusta sobre la percepción del deber de obedecer fueron el
vínculo familiar, el vínculo con el profesor y el contexto moral. Estos
resultados son interesantes pues permiten sugerir que se debe crear
conciencia tanto en los miembros de la familia como en los profesores de las
escuelas de nivel básico e intermedio en su papel como agentes de socialización
legal, pues de acuerdo a los resultados obtenidos, los cuales son consistentes
con estudios previos (Baz & Fernández Molina, 2018), las relaciones
positivas con la familia y con el profesor pueden influir en la configuración
de la legitimidad con otras figuras
de autoridad.
Así mismo, resulta de gran
interés el resultado obtenido respecto de la influencia del contexto moral, lo
cual proporciona sustento a la teoría de la acción situacional (Wikström, 2010;
Wikström et al.,
2013). Si bien esta teoría ha sido utilizada para explicar la conducta
criminal, en realidad su intención es dirigida a explicar por qué las personas
siguen o rompen las reglas de conducta y, en general, la acción humana
(Wikström, 2014). Por lo que,
además de las características individuales que
pueden determinar el cumplimiento o rompimiento de las normas, las personas son
influidas por el ambiente moral que
existe en el entorno del que
forman parte. Este les proporciona alternativas de acción y de decisión, en
nuestro caso, la alternativa de obedecer las decisiones de la autoridad
policial. Así un aspecto novedoso del presente trabajo es extender, a través de
evidencia, la aplicación de la teoría del acción situacional de la conducta
delictiva a la legitimidad policial, esto es, al deber de obedecer, y obtener
sustento empírico en el contexto mexicano.
Finalmente, uno de los
resultados más relevantes del trabajo se relaciona con las diferencias
encontradas entre hombres y mujeres. Los resultados mostraron un mejor ajuste
del modelo en mujeres que
en hombres; de hecho, un mayor sustento para las mujeres del modelo de justicia
procedimental de Tyler. En el caso de los hombres, de las variables sobre
evaluación policial, lo único que
resultó estadísticamente significativo fue la percepción de eficacia, mientras que en las mujeres se
revelaron también el alineamiento moral y la justicia procedimental. Estos
resultados sugieren que,
para ellas, es más importante una intervención policial integral que sea eficaz, pero
con los límites y el respeto debido a los ciudadanos. Por su parte, para los
hombres el deber de obedecer se relaciona más con el miedo y la probabilidad de
castigo vinculada con la eficacia de la institución policial. Partiendo de todo
lo planteado sobre la motivación del deber de obedecer, este hallazgo podría
ser un indicio del deber de obedecer normativo en mujeres y del deber de
obedecer no normativo en hombres. Pero en definitiva se requiere profundizar
sobre estos hallazgos en estudios futuros, con preguntas que permitan
distinguir sobre la raíz de la percepción del deber de obedecer.
Por otro lado, los
resultados de la influencia
social fueron solo observados en las mujeres. En concreto, el modelo estimado
para ellas mostró la influencia del contexto moral y de la cohesión social en
la percepción del deber de obedecer; esto puede ser un aspecto central, incluso
para explicar las diferencias entre hombres y mujeres observadas en las otras
variables (justicia procedimental e influencia familiar). Si bien los
resultados del presente estudio no permiten establecer la causa concreta de
esta diferencia, puede intuirse que
la misma se debe a las diferencias en los procesos de socialización que reciben hombres y
mujeres, que
hacen que ellas se preocupen
más por la afiliación y ellos más por la autoafirmación (Leaper & Farkas,
2015). Esa situación daría sentido a este hallazgo en virtud de la mayor
susceptibilidad de las mujeres respecto de la influencia social. No obstante,
sería necesario analizar estas cuestiones en estudios futuros que den sentido a este
resultado.
Otra diferencia entre
hombres y mujeres en la que
vale la pena detenerse es la influencia
familiar en los adolescentes, pues para las mujeres parecen más importantes los
vínculos positivos y para los hombres la supervisión parental. Si bien
comprender las causas de estas diferencias excede los objetivos de este
trabajo, este resultado podría estar relacionado con evidencia previa que sugiere que las mujeres
reportan un mayor autocontrol que
los hombres. Eso, a su vez, podría estar relacionado con una menor necesidad
percibida de supervisión parental, por parte de los cuidadores, o bien, puede
simplemente derivar del hecho de que
los padres suelen utilizar diferentes estrategias de control en hombres y en
mujeres (Shoenberger & Rocheleau, 2017). No obstante, el hecho de que en las mujeres se
haya encontrado que
los vínculos familiares positivos se relacionan con una mayor disposición a
obedecer a la autoridad puede estar relacionado con los hallazgos de Wang et al.
(2023). Aquellos
reportaron que,
en las adolescentes mujeres del entorno rural y no en los hombres, la ausencia
de los padres se relacionaba con una menor disposición a obedecer normas,
vinculando este resultado a una sensación de abandono y a las desventajas
asociadas al mismo. Si bien nuestros datos no permiten establecer a qué se deben las
buenas o malas relaciones familiares que
reportan las encuestadas, es posible que
para las mujeres las relaciones débiles con los padres se vinculen con ese
sentimiento de abandono que
también ocurre con la ausencia de los padres, según lo reportado por Wang et al. (2023).
Sin embargo, esto debería estudiarse con más detalle en estudios posteriores.
La principal contribución
del trabajo es la identificación de aspectos que pueden servir para mejorar las
relaciones entre la policía y los adolescentes en la ZMG. De manera resumida
los resultados sugieren que:
1) es necesario mejorar la imagen de la institución y para ello no es
aconsejable hacer un mayor uso de la fuerza, sino mejorar la diligencia de los
servicios prestados para aumentar la percepción de eficacia en los jóvenes y
utilizar estrategias de justicia procedimental que hagan sentir a los ciudadanos que son tratados con
respeto y dignidad; 2) es necesario concientizar a los padres y a los
profesores del papel que
juegan en la socialización legal de los adolescentes, pues la relación que tienen con
adolescentes influye en su disposición a obedecer a la autoridad policial; 3)
el desarrollarse en un contexto moral prosocial y pronormativo es necesario
para el proceso de socialización legal de los adolescentes, así, las
estrategias policiales serán inefectivas si no se trabaja en favorecer un
ambiente que
concientice y premie el hacer conductas prosociales y, en términos de Cialdini
(2012), una sociedad en la que
no todas las normas sociales sean imperativas; 4) son necesarias estrategias
diferenciadas para hombres y mujeres, por lo que no debe asumirse, por ningún tipo de
autoridad relacionada con los adolescentes, que
las estrategias planeadas funcionarán y serán efectivas para todos de la misma
forma.
Atendiendo al llamado de
Tyler (2023), es necesario reflexionar sobre nuevas formas de autoridad que sean funcionales
para lograr el control social, que
faciliten el trabajo de los policías; ello especialmente en tiempos de cambio,
incertidumbre y digitalización como los que
vivimos y en un momento en que
la policía es cada vez más cuestionada y requiere
urgentemente mejorar su imagen para sobrevivir (Bolger et al.,
2021). El proceso de erosión de la socialización legal en los jóvenes de
América Latina, descrito por Alvarado (2015), puede estar muy relacionado con
la mala imagen policial, pero también con una experiencia extendida en los
jóvenes de injusticia distributiva. Esta se refleja en una aplicación desigual
de la norma y en un uso desmedido de la fuerza policial aplicada en personas
pertenecientes a ciertos grupos sociales (Silva, 2014). Por ende, futuros
estudios deberían evaluar la interacción de estas experiencias, muy características
de la acción policial y de la aplicación de justicia en México, con la
percepción sobre la eficacia policial y la justicia procedimental que se encontraron con
influencia, en el presente trabajo, en el deber de obedecer reportado por los
adolescentes en la ZMG.
Si bien este trabajo no
evalúa estrategias concretas para mejorar la relación con los jóvenes, existe
evidencia previa que
favorece la promoción de contactos positivos informales, como actividades
organizadas entre jóvenes y policía, concursos, actividades lúdicas y de
convivencia que
pueden ser de utilidad en este sentido (Hinds, 2009). Además, desde la
perspectiva integradora de la legitimidad (Hamm et al.,
2017), de la que
se partía en un inicio, no hay que
olvidar que existen numerosas
conexiones entre los conceptos que
se vinculan dentro de la legitimidad con la que
cuenta una institución (experiencias, evaluaciones, internalizaciones y
reacciones). Esto implica que
la institución policial no debe quedarse
impávida ante la mala imagen que
tiene en la población y los jóvenes son un grupo poblacional clave para
comenzar a mejorar su imagen. Si bien la legitimidad policial no depende
únicamente de la interacción con este grupo etario, el hecho de promover el
contacto con los jóvenes bajo un paradigma de regulación del uso de la fuerza,
eficacia y justicia procedimental podría reflejarse en el futuro en una mejor
evaluación ciudadana de esta institución por parte de toda la población. En
especial en un lugar, como la ZMG, en el que
la delincuencia juvenil es un fenómeno con mayor relevancia que en otros lugares y
en el que existe un alto
nivel de tensión entre la institución policial y los jóvenes.
Agradecimientos
Agradezco la financiación y
el apoyo proporcionado por la Fundación Mentte Cedat, la Universidad de
Guadalajara, la Secretaría de Educación del Estado de Jalisco, la Secretaría de
Innovación, Ciencia y Tecnología del Estado de Jalisco y el Comité Directivo
del Estudio Internacional de Delincuencia Autoinformada. Así como también a los
directores y estudiantes de las escuelas participantes por su participación
para que fuera posible este
trabajo. Agradezco las valiosas sugerencias y comentarios recibidos por parte
de la Dra. Esther Fernández Molina, así como a los revisores anónimos quienes realizaron
recomendaciones que
mejoraron el trabajo.
Notas
*El
trabajo se enmarca en el Estudio
de delincuencia autoinformada en adolescentes en México (ISRD-3),
correspondiente a la primera aplicación en México. El trabajo de investigación
comenzó en noviembre de 2019 y terminó en diciembre de 2022. La investigación
ha recibido financiación de la Fundación Mentte Cedat y la Universidad de
Guadalajara. Área: ciencias sociales. Subárea: criminología.
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Para
citar este artículo: Grijalva-Eternod, Á. E. (2024). Autoridad
policial, socialización legal y justicia procedimental: percepciones en
adolescentes de Guadalajara. Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales,
Niñez y Juventud, 22(2), 1-29. https://doi.org/10.11600/rlcsnj.22.2.6319