Segunda sección: estudios e investigaciones
DOI: 10.11600/rlcsnj.22.2.5946
¿Qué es
aprender para ti?: los espacios virtuales en las experiencias infantiles.*
What is learning for you? Children’s online experiences
¿O que
é aprender para você? Os espaços
virtuais nas experiências infantis
Muriel Armijo-Cabrera Ph.
D.1
1 Universidad Alberto Hurtado, Chile. Doctora
en Educación en cotutela entre las Universidades
Alberto Hurtado y Diego Portales (Chile) y la Universidad Paris 8 (Francia).
0000-0003-1657-6453. H5: 5. Correo electrónico: murielarmijo.c@gmail.com
Recibido: 15.03.2023 Aceptado: 25.09.2023 Publicado: 26.04.2024
Resumen (analítico)
El
artículo indaga la complejidad de las experiencias infantiles en el plano de la
virtualidad y, en particular, en relación a sus aprendizajes. En 2020-2021 se
realizaron entrevistas autoguiadas con producciones visuales infantiles y
enfoque posetnográfico, con 25 niñas y niños
habitantes de Chile de 7 a 11 años de edad, provenientes de distintos contextos
geográficos, socioeconómicos y culturales. Se identifican ocho espacios
virtuales que constituyen los aprendizajes infantiles, reunidos en tres ejes: espacios
formales (racionalidad y simbolismo), espacios subjetivos (corporalidad,
emocionalidad y afectividad) y espacios fluidos (imaginario, digitalidad y espiritualidad). Este trabajo permite
reconocer y legitimar los espacios fluidos, ubicados en el área transicional o
espacio potencial, para favorecer los aprendizajes escolares dentro de la
escuela.
Palabras clave: Aprendizaje; infancia; etnografía; visual; virtualidad. Tesauro de Ciencias
Sociales de la Unesco.
Abstract
(analytical)
This paper investigates the complexity of
children’s online experiences, specifically in relation to their learning.
Between 2020 and 2021, self-guided interviews were held with 25 children aged 7
to 11 years in Chile. The research included the production of art by the
children and the use of a post-ethnographic approach. Participants were from
different geographical, socio-economic and cultural contexts. Eight online
dimensions were identified and organized into three types of spaces: formal (rationality
and symbolism), subjective (corporality, emotionality and affectivity) and
fluid (imaginary, digitality and spirituality). This work recognizes how fluid
spaces that are located in the transitional area or potential spaces can
promote learning in schools.
Keywords Learning; childhood; ethnography; visual;
online.
Resumo (analítico)
O
artigo indaga a complexidade das experiências
infantis no plano da virtualidade,
e em particular em relação às
suas aprendizagens. Em
2020-2021, foram realizadas entrevistas auto-guiadas com produções visuais infantis e com enfoque pós-etnográfico, com 25 meninas e
meninos habitantes do Chile de 7 a 11 años de idade,
provenientes de diferentes contextos geográficos, socioeconómicos e culturais. Identificam-se oito espaços virtuais
que participam nas aprendizagens infantis, reunidos em
três eixos: espaços formais (racionalidade e simbolismo), espaços
subjetivos (corporalidade, emocionalidade
e afetividade) e espaços
fluidos (imaginário, digitalidade
e espiritualidade). Este trabalho
permite reconhecer e legitimar os espaços
fluidos, localizados na área transicional ou espaço potencial, para
favorecer as aprendizagens escolares dentro da escola.
Palavras-chave Aprendizagem; infância; etnografia;
visual; virtualidade.
Introducción
Con
la pandemia se vieron modificadas las experiencias escolares, y el
confinamiento obligó los establecimientos escolares a buscar nuevas maneras de
trabajar con las y los niños. Se habló mucho de cómo la escuela se tuvo que
adaptar al uso delas nuevas tecnologías digitales, cómo afectó a los docentes
(López et al.,
2021; Villalobos, 2021), a los directivos (Guerrero et al., 2021; Queupil et al., 2021), a los apoderados y a los estudiantes (Ponce et al., 2021; Salas et al., 2020),
evidenciando importantes desigualdades socioeconómicas (Cabrera et al., 2020).
El
tema de la virtualidad ha surgido en la investigación educativa desde la
masificación de las nuevas tecnologías digitales en los años ochenta. Se ha
entendido como la introducción de las tecnologías de la información y la
comunicación en las escuelas, primero con el uso de los computadores e
internet, para luego incorporar progresivamente tabletas, redes sociales,
pizarras digitales interactivas, mobile learning y
realidad virtual o ubiquitous learning (Mena et al., 2023). El término virtualidad
refiere sobre todo a la educación a
distancia permitida por las nuevas tecnologías digitales, en particular en el
contexto de la educación de adultos y la formación universitaria, bajo la
noción de entorno virtual o e-learning (Nouraey et al., 2023). La
virtualidad entra primero en el campo educativo como un insumo para la
enseñanza, gestionado y controlado por los docentes. Desde la década de 2010,
son los estudiantes mismos, desde una temprana edad, los que traen a la escuela
y movilizan las nuevas tecnologías digitales, en particular con la masificación
de los celulares de nueva generación, denominados «inteligentes» (Ruiz-Palmero et al., 2016). Los
estudiantes hoy en día son considerados «nativos digitales» (Fueyo et al., 2018), es decir, que nacieron en una era donde la
tecnología digital ya estaba instalada, por lo que no han conocido otro
contexto histórico; sin embargo, no necesariamente disponen de competencias
digitales desarrolladas (Acosta-Silva, 2017). Esta nueva sociedad digital requeriría
una educación ciudadana acerca de los medios de comunicación de masa y levanta
preguntas en cuanto a sus implicancias éticas (Osuna-Acedo et al., 2018).
En
los años previos a la pandemia se han desarrollado dos líneas de investigación principales
en relación a la virtualidad en la escuela: por un lado, estudios centrados en
los cambios que genera la introducción de nuevas tecnologías digitales en la
educación, ya sea a nivel escolar como superior (Arhuire
et al.,
2023; Navarro-Medina et al.,
2022; Ricoy et al., 2022; Zhang et al., 2023; Zhao et al., 2023); y, por otro lado, investigaciones focalizadas en
las experiencias de los jóvenes con las tecnologías digitales, tanto dentro como
fuera de la escuela, las cuales son creadoras de saberes e identidades, pero
también de violencia (Hällgren & Björk, 2023; Labbé et al., 2019; Lemus, 2017; Morales-Barrera, 2018; Stelko-Pereira et al., 2018; Roig-Vila et al., 2021; Valdivia et al., 2019). La literatura identificaba una falencia en las
competencias digitales de los docentes y de los estudiantes (Constenla et al., 2022; López-Flamarique et al., 2019; Montaña,
2019; Silva et al.,
2019), lo cual se vio reforzado en el contexto de pandemia, donde también se
desarrollaron nuevos aprendizajes (Arellanos-Carrión, 2023; Karaferye,
2022).
No
obstante, la noción de virtualidad encubre un significado más amplio que el
mero conjunto de tecnologías digitales anteriormente descritas. Según el
diccionario de la Real Academia Española, la palabra virtual proviene del latín
virtus que significa poder, facultad, fuerza o
virtud. Lo virtual sería lo «que tiene virtud para producir un efecto, aunque
no lo produce de presente». En ese sentido, nos señala la Real Academia que lo
virtual se opone frecuentemente con lo efectivo o lo real, pero permite también
designar lo que es implícito o tácito. Este concepto remite así a distintas
experiencias que se pueden encontrar en los contextos educativos, fuera del uso
de las tecnologías digitales, tales como interacciones de cara a cara entre los
sujetos donde priman las interacciones no verbales, muy frecuentes en las
escuelas.
La
presente investigación se desarrolló en pandemia y buscó identificar los
espacios de virtualidad en las experiencias infantiles que participan de sus
aprendizajes. Se centra en las y los niños, considerando su voz como válida y
valiosa para aportar al campo de la educación. Desde la perspectiva de los
nuevos estudios sociales de la infancia, las y los niños son sujetos activos y
agentes de cambio, que deben ser escuchados e incorporados en la producción de
conocimiento, en particular la que los concierne (Pávez, 2012; Vergara et al., 2015). De
acuerdo a la Convención de los Derechos de los Niños (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, 1989), ellas
y ellos tienen el derecho a expresar su opinión libremente y ser escuchados «en
todos los asuntos que los afecten» (artículo 12). En Chile, en particular, esta
perspectiva de derechos infantiles ha tomado cada vez más importancia, con la
incorporación del derecho a la educación (República de Chile, 2009) y la creación
de la Defensoría de los Derechos de la Niñez (República de Chile, 2018).
El
objetivo de este trabajo es identificar los espacios virtuales que expresan las
y los niños en relación a sus aprendizajes. Con ello la pregunta que guía esta
investigación es: ¿qué significa para las y los niños aprender?
Lo virtual y lo actual
Deleuze
(1968) ha abordado la diferencia entre lo actual y lo virtual, considerando ambas
dimensiones como partes de la realidad. Lo actual es lo que existe en estado
concreto, materializado; es lo que podemos observar y tocar. En cambio, lo
virtual es lo que existe en estado potencial y que podría materializarse. Nos
aparece como evanescente e intangible, por lo cual tradicionalmente se ha
excluido de lo considerado como real. Empero para Deleuze lo virtual es casi
más real que lo actual, en la medida que tiene más fuerza, más potencialidad,
mira hacia el futuro; en cambio, lo actual ya no tiene potencial; se ha
cristalizado y empezó su decadencia (Vitali-Rosati,
2012). Deleuze se inspira en la constitución de los átomos, los cuales
contienen un núcleo sólido, compuesto por partículas en mutación constante; a
su alrededor, la mayor parte del átomo está compuesta por un espacio vacío
donde se mueven electrones en todas las direcciones, a una velocidad extrema.
Su velocidad es tan grande que parecen ubicuos, lo cual se explica por el principio
de indeterminación o incertidumbre, que indica que no se puede conocer su posición
y su velocidad al mismo tiempo, ni se pueden calcular ni predecir sus
trayectorias (Barad, 2007). Pueden estar en varios
lugares al mismo tiempo; no se sabe si son o no son. En ese sentido, los
electrones de los átomos representan lo que Deleuze llama «virtual» (Deleuze
& Parnet, 1996).
Es
importante distinguir lo virtual de lo digital. Este último se asocia a la
electrónica digital contemporánea, donde la información está codificada de
manera discreta, y no continua como en los sistemas análogos. El desarrollo
reciente de dicha tecnología electrónica ha permitido su incorporación en la
vida cotidiana mediante objetos como computadores, televisores y celulares, así
como la asimilación abusiva de la virtualidad con la digitalidad.
Si bien la tecnología digital permite generar espacios virtuales que simulan de
manera muy sorprendente la experiencia actual, no se puede reducir la dimensión
virtual a la experiencia digital. De hecho, se ha estudiado la digitalidad propiamente tal, indagando cómo la instalación
masiva de los medios digitales ha modificado los regímenes visuales y generado
una nueva cultura digital donde se reconfiguran las experiencias ontológicas de
presencia y de distancia, así como también se transforma el lugar del
espectador convertido a la vez en productor y consumidor (Dussel, 2014). Pero
la centralidad de la digitalidad en nuestras
experiencias contemporáneas nos lleva a olvidar la importancia de las otras
experiencias virtuales que vivimos a diario.
El área transicional
Deleuze
(1968) asocia el concepto de virtualidad con el espacio inconsciente denominado
«área transicional», que elabora el pediatra y psicoanalista británico Donald Winnicott
(1971). En efecto, en la misma época y desde perspectivas más empíricas, Winnicott
describe un espacio potencial, sin forma, que separa y reúne a la vez el mundo interior
y el mundo exterior, la experiencia subjetiva con la experiencia objetiva
(subjetivamente percibida). Esta área transicional es el origen de nuestra
psiquis, la cual se va separando progresivamente en un adentro y un afuera,
mediante las relaciones tempranas. Esta área permanece a lo largo de la vida y
permite conectarse con otros. Se convierte en lo que denomina la «experiencia
cultural» (es decir, la vida artística, científica, creativa, religiosa), la
cual genera un espacio de ilusión compartida donde conectar emocionalmente con
otros. Cuanto más amplia sea dicha experiencia en la infancia, mayor desarrollo
de formas de expresión y experiencia plena en la vida adulta. Es un área que se
cultiva y que crece. En particular Winnicott destaca la importancia de los
objetos transicionales, del juego libre sin reglas y de la creatividad que se
puede desplegar en él, para la exploración y la ampliación del espacio
transicional (figura 1).

Figura 1El
área transicional de Donald Winnicott (1971)
Una
línea de investigación educativa francesa ha vinculado el área transicional con
los saberes escolares. Esta se ha centrado en la relación con el saber y con el aprender para entender las dificultades de aprendizaje en la escuela,
considerando que aprender es una necesidad humana, que se sitúa en la relación
con el mundo, con el otro y consigo mismo (Charlot, 2010). Desde esta
perspectiva, el saber escolar se ubica entonces en el área transicional y se
convierte en un objeto transicional, en la medida que sirve de vínculo entre el interior y el
exterior; primero, es externo y, luego, es apropiado mediante el proceso de aprendizaje
(Mosconi, 1996). En efecto, todo sistema de creencias o concepciones de mundo,
sea este validado científicamente o no, constituye una ilusión compartida que permite
dialogar y conectarse con otros. Por tanto, para aprender es necesario aceptar
la idea de no saber y abrir así la posibilidad de conectar con un conjunto
simbólico que resuene en el área transicional con la experiencia cultural, para
ser integrado posteriormente. La teoría del área transicional y su vinculación
con la investigación en educación, ofrece luces para pensar los espacios
virtuales en las experiencias infantiles.
Método
Se
ha desarrollado una investigación poscualitativa con
un enfoque de etnografía visual participativa. La investigación poscualitativa integra quienes investigan dentro del fenómeno
estudiado, considerando que, al investigar, interactúan con la realidad que quieren
analizar y contribuyen en producir los datos (St. Pierre, 2018). Por lo tanto,
no están separados de su objeto de estudio. El enfoque etnográfico es una
aproximación que utiliza la observación y el registro de campo para dar cuenta
de las interacciones y el contexto de producción de los datos de campo (Guber,
2011). La etnografía visual contempla la incorporación de datos visuales (Pauwels, 2010; Pink, 2013). En este caso es participativa ya
que dichos datos son producidos por los mismos participantes en el contexto de
entrevistas autoguiadas, donde a partir de unas preguntas detonantes, la
producción de los participantes guía la entrevista (Armijo-Cabrera, 2021).
Entre
septiembre de 2020 y febrero de 2021, se realizaron entrevistas autoguiadas con
25 niñas y niños habitantes de Chile entre 7 y 11 años de edad. Las y los
participantes provienen de distintos contextos geográficos, socioeconómicos y
culturales, pero hay un sesgo de clase en la muestra debido a las dificultades
de reclutamiento en pandemia, por lo cual los sectores populares están menos
representados. Las y los niños fueron categorizados en función de su
establecimiento, intencionando la muestra en cuatro
categorías. Primero, según el nivel socioeconómico (alto o bajo) y, dentro de
estos niveles, se buscaron distinciones culturales; por lo que se identificaron
establecimientos academicistas y alternativos en el nivel alto, y urbanos y
rurales en nivel bajo (tabla 1).
Tabla 1 Características
de la muestra

Inicialmente,
el reclutamiento de participantes se hizo mediante los establecimientos escolares,
para luego contactar directamente los apoderados. En el establecimiento donde
se consiguió invitar a los participantes, de nivel socioeconómico bajo urbano,
se formaron dos grupos de WhatsApp con cuatro niños y niñas cada uno. En un
grupo, tres participantes se retiraron antes de iniciar la producción visual y
entrevista virtual, en todos los casos debido a la falta de acceso a internet y
falta de disponibilidad de los apoderados para prestar su celular a sus hijos e
hija. Las y los niños que finalizaron la producción y entrevista por WhatsApp
disponían todos de un celular propio. Por la misma razón, se cambió
posteriormente la metodología a entrevistas sincrónicas presenciales o en
línea. Las entrevistas grupales por WhatsApp se convirtieron casi todas en
entrevistas individuales, ya que muchos participantes prefirieron comunicarse
de forma privada con la investigadora. Las entrevistas presenciales se
realizaron de manera individual o grupal, en función de las posibilidades.
Todas las entrevistas sincrónicas tuvieron una duración entre 45 minutos y dos
horas. Se realizaron un total de cinco entrevistas por WhatsApp, 12 entrevistas
sincrónicas individuales y 3 entrevistas presenciales grupales.
Las
entrevistas se desarrollaron de la siguiente manera: primero, se presentaron y
se firmaron los asentimientos. Luego, se solicitó la producción de dos piezas
visuales, ya fueran dibujos o fotografías, para responder las preguntas: ¿qué
aprendes?, ¿cómo aprendes?, ¿cuándo, dónde, con quién
aprendes? Y, sobre todo, ¿qué imagen se te viene cuando piensas en
aprender? Dado el contexto sanitario, se les pidió que hicieran una producción para
el momento actual y otra antes del covid-19. Durante la producción visual, previo
o posteriormente a esta, se conversó con las y los niños en torno a las mismas preguntas
y se profundizaron sus respuestas.
La
investigación se rigió por un protocolo ético aprobado por el Comité de ética
de la universidad, para todas las modalidades de entrevista y reclutamiento. En
el caso del establecimiento, se solicitaron la autorización del director y el
consentimiento del profesor quien facilitó el contacto con los apoderados y
niños. Todos los participantes presentaron los consentimientos informados de
sus apoderados, y luego se explicaron y firmaron los asentimientos informados
al inicio de cada entrevista con las y los niños. Se hizo particularmente
hincapié en la voluntariedad de su participación en todo momento. De hecho, las
y los niños eligieron ellos mismos los seudónimos utilizados en el presente artículo.
El
análisis de los datos se hizo de manera interpretativa, integrando a la vez los
registros de campo, las transcripciones de entrevistas y las producciones
visuales. Se siguió el procedimiento de la teoría fundamentada, desarrollando
una codificación abierta, axial y selectiva, con el fin de hacer emerger las
categorías de análisis de los mismos datos (Strauss & Corbin,
2002), utilizando el programa informático de clasificación NVivo.
Se cristalizaron los datos entre ellos y a la luz de la literatura, así como a
través de intercambios académicos (Richardson, 2000). Las categorías de
análisis se fueron elaborando a través del proceso emergente, en diálogo con la
literatura (Winnicott, principalmente), en espacios académicos y con
estudiantes y docentes que participaron en la siguiente etapa de la
investigación, donde se les presentaron estos hallazgos bajo la forma de un
video de divulgación para recibir su retroalimentación (cuatro entrevistas
individuales y un taller con dos estudiantes).
Resultados
Las
y los niños entrevistados expresaron ocho espacios virtuales que participan en sus
aprendizajes, organizados en torno a tres ejes entrelazados. Todos estos
espacios existen de manera virtual en las experiencias infantiles; es decir,
contienen una dimensión de fuerza en potencia, una potencialidad para los
aprendizajes y están presentes en las distintas maneras en lo que expresan las
y los niños de sus aprendizajes, tanto verbal como a través de sus producciones
e interacciones no verbales.
Repartimos
estos espacios virtuales en ejes formales, subjetivos y fluidos. Siguiendo la teoría
del área transicional de Winnicott (1971), los espacios virtuales formales
están vinculados a la experiencia con el mundo externo, mientras que los
espacios virtuales subjetivos están vinculados a la experiencia con el mundo
interno. Los espacios virtuales fluidos son propios del área transicional y
permiten conectar los espacios formales con los espacios subjetivos, el mundo
interior con el mundo exterior. Como metáfora, se usan las imágenes de la
cabeza, el corazón y la energía para ordenar estos ocho espacios. Entonces, se
distinguen tres tipos de espacios virtuales de aprendizajes:
1.
Espacios formales (cabeza), donde conciben sus aprendizajes: la racionalidad
(concepciones y experiencias escolares) y el simbolismo (cómo se apropian del entorno).
2.
Espacios subjetivos
(corazón), donde experimentan sus
aprendizajes: la corporalidad (experiencia y representación como sujetos
encarnados), la emocionalidad (emociones en la experiencia de aprender) y los
afectos (vínculos afectivos en los aprendizajes).
3.
Espacios fluidos (energía), donde perciben sus aprendizajes: el imaginario
(lo que no está —todavía— presente), la digitalidad
(cómo se apropian de las tecnologías digitales) y la espiritualidad (cómo se
apropian de lo infinito).
Presentaremos
cada uno de estos espacios virtuales para acercarnos a lo que significa para
las y los niños aprender.
Espacios formales
Los
espacios formales aparecen generalmente en primer lugar durante las
entrevistas, lo cual revela una fuerte presencia de la escuela y la razón en la
forma de concebir los aprendizajes. Es el dominio de la mente racional que
elabora conocimientos simbólicos; es por ello que usamos la metáfora de la
cabeza. La representación que muchos niños hacen de la escuela refleja la
importancia de la estructura escolar, a través de los elementos materiales, y
la presencia humana de los profesores y compañeros (figura 2).

Figura 2 Dibujos
Blum (8 años), Manuela (11 años), Camilo (11 años), Princess
Magic (8 años), foto Charly (10 años).
Racionalidad
De
manera general, los niños valoran la escuela como espacio de aprendizaje; no obstante,
cabe destacar que quienes rechazan la experiencia escolar con más fuerza
provienen de colegios de nivel socioeconómico alto academicistas. La razón o
verdad aparece como núcleo de la racionalidad, así es que la disputa reside en
la definición de las reglas o el ser definido como sujeto a través de las
notas, que traducen la estrecha vinculación con la experiencia escolar: «No me
he sacado rojos. ¿Cuándo me he sacado rojos? Voy a traer mis fichas para
mostrarte que nunca en mi vida; en toda mi vida y nunca en toda mi vida me
sacaré un rojo» (Roberto, 9 años).
Casi
todos las y los niños se expresan sobre sus aprendizajes escolares en línea en tiempos
de pandemia. Para la gran mayoría de ellos, la experiencia escolar en línea no
es satisfactoria, tanto por problemas técnicos, como por dificultades en los
aprendizajes mismos: «Antes era la escuela y cuando empezó el covid, empezamos a aprender del Google» (David, 11 años).
Los
niños expresan la dificultad en aprender a distancia, la falta de
retroalimentación y de interacción con sus docentes y pares, la soledad y el
aburrimiento: «Nos enseñan lo mismo, claro, pero ahora nos hacen con PowerPoint
y es mucho más aburrido» (Charly, 10 años).
Las
y los niños identifican prioritariamente sus aprendizajes con la experiencia mental,
racional y escolar, ya sea en su forma presencial —con sus profesores y
compañeros o bien virtual. También es notable su preferencia por la escuela
presencial, ya que les permite relacionarse de forma más fluida con sus
profesores y, sobre todo, con sus compañeros, quienes facilitan sus
aprendizajes: «Yo aprendo cuando estoy con amigos. Yo he visto que uno aprende
mejor cuando está acompañado, porque dos cabezas piensan mejor que una»
(Manzana, 10 años).
Simbolismo
Las
concepciones simbólicas del tiempo y del espacio se van construyendo con la edad
y en función de las experiencias vividas por los niños en el plano material:
Antes de la pandemia, aprendía también
de otras formas, porque cuando lo pasabas bien, el tiempo se te hacia súper
corto. Estabas ahí como cuatro horas, lo pasabas súper bien en cuatro horas y
ya te fuiste. Pero ahí en los Zoom teníamos que hacerlo por dos horas y era una
eternidad. (Berto, 8 años)
Las
conceptualizaciones y apropiaciones que los niños hacen del mundo que los rodea
son contingentes y libres de la racionalidad escolar, en la medida que tienen
la posibilidad de expresarse en un marco flexible. Por ejemplo, tomaron
libertades con las instrucciones y algunos produjeron videos o proyectaron
fotos en su fondo de pantalla: «Sí quiero, pero solo yo no quiero dibujar sobre
el coronavirus ni nada. Es que a mí me gusta dibujar cuando yo quiero. Yo
dibujo lo que me imagino, no lo que pasó» (Papachina,
8 años).
Observamos
una forma de aprender y conocer centrada en la mente, tanto racional como
simbólica, que predomina en el discurso infantil. Desde su razón y su discurso,
las y los niños se refieren particularmente a los aprendizajes escolares,
asociados con el mundo exterior, pero mantienen la posibilidad tanto de
interiorizarlo como de cuestionarlo.
Espacios subjetivos
En
segundo lugar, las y los niños aprenden desde los espacios subjetivos, al
considerar la importancia de ser sujetos encarnados experimentando el mundo en
el acto de aprender y conocer. Estos se definen por su dimensión corporal,
emocional y afectiva, es decir, en relación con los demás. Es por ello que
utilizamos la metáfora del corazón.
Corporalidad
Se
observan aspectos vinculados con la experiencia corporal, identitaria y vital,
esto es, cómo los niños se representan a sí mismos como sujetos de aprendizaje
encarnados. De manera general, el covid-19 ha sido un marcador importante en
los aprendizajes infantiles, en relación con cambios en su vida cotidiana y
angustia asociada con el miedo a la muerte (figura 3). Los cuerpos están muy
presentes en las entrevistas con los niños, ya sea en sus relatos o en su
manera de desenvolverse durante la entrevista, manifestando su presencia
corporal: «Eso es para mí aprender en la pandemia; tener que estar pegada al computador
y en la tarde estar con dolor de ojos por estar pegada a la pantalla todo el día»
(Manuela, 11 años).

Figura 3Dibujos
Papachina (8 años); Ariana (10 años)
Sin
duda, lo que más genera interés, con emociones tanto positivas como negativas, es
la alimentación, la cual constituye también un momento compartido. Otro aspecto
relevante relacionado con los cuerpos son los deshechos producidos por el
cuerpo, excrementos, orina, flatulencias:
Este es mi papá. Se está tirando un
flato. Voy a hacerle el pelo blanco y voy a hacerle algunas canas. Y esta soy
yo escapando de mi papá. Porque él se tira flatos demasiados hediondos. (Papachina, 8 años). Como mi papá con sus peos. Es que así
son los papás. (Manuela, 11 años)
Estos
generan emociones negativas de vergüenza, en particular cuando se ubican en el
contexto escolar, por ejemplo, con el uso de los baños escolares. La experiencia
virtual de los niños en el acto de aprender se expresa con fuerza a través de
su corporalidad, ya sea como representación de sí mismos o como cuerpos que pueden
disfrutar con alimentarse y que son también sucios y vulnerables a la
enfermedad, a los accidentes y a la muerte.
Emocionalidad
En
relación con lo anterior, ya que las emociones se manifiestan en el cuerpo, se
encuentra una variedad de emociones expresadas por los niños durante las
entrevistas y a través de sus producciones (figura 4). Estas emociones se
manifiestan no solamente en los relatos infantiles, sino también en su forma de
expresarse durante las entrevistas. Se observa que los niños experimentan y
expresan todo tipo de emociones al hablar de sus aprendizajes, en su mayoría
negativas (aburrimiento, vergüenza, culpa, tristeza, odio), pero también a
veces positivas (curiosidad, entusiasmo, pasión, amor, sorpresa): «Hacer las
presentaciones que te tienes que aprender de memoria y después presentarlo a
todo el curso, que me da un poco de vergüenza» (Missy,
9 años).

Figura 4 Dibujos
Celeste (10 años), Oso Panda (7 años) y Mebe (11
años)
Afectividad
Con
respecto a los vínculos relevantes en la experiencia de aprendizaje expresada por
los niños, las relaciones afectivas son centrales en sus experiencias de
aprendizaje, dándole prioridad en primer lugar a su familia, sobre todo sus
padres, hermanos y abuelos; en segundo lugar, a sus amigos y compañeros de
colegio; y, en tercer lugar, a sus profesores (figura 4): «Teníamos el mejor
profesor del mundo. Era súper bacán porque nos deja hacer puras tonteras. Y el
año pasado al finalizar el año pusimos millones de canciones súper cool y ahí estuvimos toda la clase» (Charly,
10 años)
La
experiencia de aprendizaje infantil se manifiesta en el dominio del corazón a
través de la corporalidad, la emocionalidad y los vínculos afectivos de los
niños. Por tanto, se debe considerar la presencia de sujetos encarnados en el
acto de aprender, que existen tanto en el plano actual como virtual, en una red
de emociones y de relaciones posibles y fluctuantes que se asocian con su mundo
interior y la producción de su subjetividad.
Espacios fluidos
En
tercer lugar, las y los niños expresan espacios fluidos que muestran la forma
en que perciben el mundo y cómo pueden conectar los espacios formales con los
espacios subjetivos, para construir sus aprendizajes. Estos ocurren en el campo
imaginario, digital y espiritual (que se asocia con el área transicional), y
para ello usamos la metáfora de la energía.
Imaginario
El
imaginario constituye un espacio virtual central en los aprendizajes
infantiles, ya sea como una fuente de aprendizaje, como un espacio de juego o
bien como un material de creación: «Yo naturalmente me inspiro en la tele, en
los libros. Yo tomo harto ese estilo de cómic y lo uso» (Berto,
8 años)
Existen
distintas fuentes de aprendizaje que movilizan el imaginario infantil, donde las
más importantes son los mangas y animes japoneses, los viajes y los otros
referentes culturales.
Los
juegos, tanto presenciales como virtuales, que movilizan el imaginario, son
fundamentales en los aprendizajes infantiles. Estos, por lo general, se dan
entre pares, ya sea con los amigos, compañeros, hermanos o primos, y ocurren
tanto dentro como fuera de la escuela. Los juegos infantiles movilizan el
imaginario, entre lo digital y lo presencial, mezclando los registros y
conectando a las personas: juegos que movilizan el cuerpo físico, juegos
digitales en línea, juegos de roles e interpersonales:
Desde que mi mejor amigo me enseñó los
videojuegos me gusta mucho y empecé a jugar harto. Jugamos videojuegos en su
consola, una Nintendo Wii que también tengo acá. A mí me gusta mucho lo que sea
relacionado con los videojuegos. Iba a poner el canal de YouTube para ver
algunos yutúberes que me gusta ver jugar videojuegos.
Juegos de carreras, GTA 5…, juegos de zombis, juegos. (Trolero, 7 años)
El
imaginario infantil se expresa también a través de sus creaciones de distintas
naturalezas que les permiten generar aprendizajes diversos: creaciones
digitales, plásticas, musicales y corporales, donde lo digital se viene a
mezclar con las otras modalidades de expresión (figura 5).

Figura 5 Dibujos
Trolero (7 años), Rosa (11 años), Oso Panda (7 años), Emapet
(8 años), foto 109 (9 años)
Digitalidad
En
el espacio virtual de la digitalidad se observan
desigualdades de acceso y manejo de las herramientas digitales vinculadas con
los niveles socioeconómicos, pero también se presentan aprendizajes
relacionados con dichas tecnologías. Además, se cuestiona el sentido común de
una habilidad innata de las nuevas generaciones para comunicarse por redes
sociales, ya que el trabajo de campo muestra una dificultad para las y los
niños de esta edad en comunicarse con sus compañeros durante el periodo de
pandemia:
Un mes yo las llamaba harto, pero
después ya las paré de llamar porque ya me aburrí de llamarlas tanto. Yo las
llamaba, pero después como ellas ya no me llamaban a mí. Yo las dejé de llamar
a ellas. (Ariana, 10 años)
No
obstante, el contexto sanitario y la reconfiguración de la escolaridad y de la
sociabilidad
en
línea ha permitido el desarrollo de nuevas habilidades. Las y los niños que han
tenido las condiciones materiales necesarias, han aprendido a usar las
tecnologías digitales durante la pandemia, a través de las actividades y tareas
escolares, y algunos también desarrollan aprendizajes digitales con sus pares y
familia para usos más recreativos: «Lo hice con una aplicación que me dejo
descargar mi mamá y en mis tiempos libre cuando no tengo tareas hago fotos
editadas. ☺ Mi mamá me enseñó a editar fotos. Se
llama Pics-Art» (Uni.16, 11 años).
La
digitalidad se configura como un espacio virtual de
aprendizajes que transciende a la escuela y que favorece la intertextualidad
entre los distintos entornos digitales, tanto para jugar como para crear y
aprender.
Espiritualidad
La
espiritualidad se entiende como la forma en que las y los niños se apropian de
lo infinito en su experiencia cotidiana, entre creencias y dudas. La observamos
en el vínculo con la naturaleza, la magia, los poderes sobrenaturales y la
religión. La naturaleza, ya sea en la flora como en la fauna, abre imaginarios
en conexión con la espiritualidad, tal como lo ha planteado el historiador de
las religiones Mircea Eliade (1957): «Para el hombre religioso, lo
"sobrenatural" está indisolublemente ligado a lo "natural",
la naturaleza expresa siempre algo que la trasciende» (p. 88).
Íbamos a construir una cabañita, pero
al final no. Lo decidimos porque íbamos a terminar cortando un árbol, y no.
Preferíamos mejor poner ahí una casita pequeñita que sacar un árbol por una
cabaña grande. Porque eso dicen que te dan aire. (Gato, 7 años)
La
mayoría de las y los niños expresan la magia como una forma de espiritualidad que
se manifiesta en su vida cotidiana. Además, se refieren indirectamente a la
magia y a la espiritualidad cuando evocan a poderes supra humanos y conexiones
con seres sobrenaturales o fantasmáticos. La experiencia en los espacios
imaginarios de las series de animé japoneses, se vincula particularmente con la
dimensión espiritual:
«Death Note». Se
trata de un estudiante de secundaria que tiene una libreta que
con escribir el nombre de una persona en ella, la persona muere. Todos los
dioses tienen una death note, pero la suya se
le cayó a un dios y ahora es suya. (Violeto, 11 años, AACAD)
Finalmente,
aparecen algunas referencias a la espiritualidad más convencional, ya sea
tradiciones occidentales religiosas o derivadas. A través de estas
experiencias, los niños se apropian el mundo de lo infinito para incorporarlo
en sus aprendizajes.
Los
espacios virtuales de aprendizajes situados en el eje de la energía muestran
fluidez para conectar los espacios formales de la cabeza con los espacios
subjetivos del corazón. A través de la experiencia de percepción sutil mediante
el imaginario, la digitalidad y la espiritualidad,
las y los niños pueden vincular su experiencia corporal subjetiva y la conceptualización
de sus aprendizajes en espacios virtuales formales. Estos espacios virtuales fluidos
son generalmente olvidados o escondidos durante las entrevistas, considerados menos
legítimos que los espacios formales y escolares. No obstante, parecen centrales
para permitir la incorporación de estas distintas dimensiones.
Discusión
Hemos
presentado los distintos espacios virtuales expresados por las y los niños y vinculados
con sus aprendizajes, organizados en tres ejes que se relacionan con las áreas identificadas
por Winnicott en el psiquismo humano: mundo externo, mundo interno y área
transicional. Cumpliendo el objetivo de investigación, identificamos ocho
espacios virtuales que participan en los aprendizajes infantiles: la
racionalidad, el simbolismo, la corporalidad, la emocionalidad, la afectividad,
el imaginario, la digitalidad y la espiritualidad. Con
el fin de responder la pregunta de investigación (¿qué significa para ellos aprender?),
podemos plantear que, para las y los niños, aprender significa primero algo formal,
vinculado con la experiencia escolar; implica también algo relacionado con
personas, sujetas y sujetos encarnados en cuerpos, con emociones y vínculos
afectivos; por último, aprender significa para ellos mediar de manera fluida a
través del imaginario, las tecnologías digitales y la espiritualidad para unir
lo formal con lo subjetivo. Este último resultado es el que nos parece más
necesario discutir.
En
la discusión sobre virtualidad digital, la investigación confirma lo planteado
por Acosta-Silva (2017), quien considera que la habilidad innata de las jóvenes
generaciones con las tecnologías digitales no está comprobada empíricamente. En
el presente trabajo, también se observan dificultades para comunicarse a través
de las tecnologías digitales. Además, muestra la importancia de pensar la
virtualidad más allá de la mera experiencia con las tecnologías digitales. Si
bien con la pandemia se ha hecho necesario incorporar las herramientas
digitales y considerar los aspectos socioemocionales en los aprendizajes, las
dimensiones imaginaria y espiritual todavía se han dejado de lado, aunque son
muy relevantes para las y los niños.
En
ese sentido, la principal contribución de esta investigación descansa en la
legitimación de los espacios llamados fluidos, imaginario, digital y
espiritual, tradicionalmente excluidos de la escuela o bien integrados con
dificultad y desconfianza. Es fundamental reconocer la importancia de dichos
espacios en las experiencias infantiles, y cómo estos pueden mediar para
facilitar la incorporación de los saberes escolares en las y los sujetos
infantiles, lo cual ha sido planteado anteriormente en el trabajo sobre la
relación con el saber y el área transicional (Charlot, 2010; Mosconi, 1996).
Al
respecto, en el campo de la psicología, tradicionalmente la imaginación, el
juego y la creatividad se han considerado centrales para los aprendizajes
infantiles. Tanto Piaget como Vygotski y sus seguidores indagan estos aspectos;
no obstante, les otorgan lugares distintos (Alessandroni,
2017; Huang, 2021). Para Piaget, la imaginación es solamente una etapa del
desarrollo infantil que debe abandonarse para dar paso al pensamiento lógico-matemático
y racional. En cambio, para Vygotski la imaginación es una función mental
superior, ya que consiste en la capacidad de generar algo nuevo a partir de lo
viejo, y desprendiéndose de las limitaciones de lo real. En ese sentido, la
imaginación plena se alcanza solamente en la edad adulta.
A
partir del presente análisis, consideramos que la imaginación, el juego y la
creatividad son parte de los espacios fluidos asociados con el espacio
transicional, y que facilitan durante toda la vida el vínculo entre el mundo
interior subjetivo y el mundo exterior de los saberes escolares. Por tanto, no
se oponen al pensamiento lógico-matemático sino permiten acceder a él. También
consideramos que la imaginación tiene una función importante, en la medida que
facilita la articulación y la incorporación de los saberes, a través de vías
no-lógicas, cuyo carácter es más fluido y evanescente.
Una
de las fortalezas de la investigación radica en el uso de metodologías visuales
para generar información y abrir la expresión de las y los niños. Su principal
limitante es el tamaño y composición de la muestra, que excluye ciertos
sectores sociales y subrepresenta a la mayoría de los
hogares chilenos de nivel socioeconómico bajo o medio bajo.
En
términos teóricos, la presente investigación confirma y valida la utilización
de la teoría transicional de Winnicott para pensar y analizar las experiencias
infantiles. En términos prácticos, da claves para la enseñanza y para la
formación inicial docente, más allá de la capacitación en el uso de las
herramientas digitales. En términos políticos, cuestiona la centralidad
acordada a los espacios formales de la cabeza en las sociedades occidentales desde
la Modernidad (Popkewitz, 2012), y se ubica en una comprensión más integral de
lo humano.
Agradecimientos
Esta
investigación fue financiada por la Agencia Nacional de Investigación y
Desarrollo, proyecto Posdoctorado 3200674. Agradezco a todas las y los niños
que participaron y a sus apoderados por su confianza.
Notas
* Proyecto
realizado del 15 de abril 2020 al 14 de abril 2023. Financiado por la Agencia
Nacional de Investigación y Desarrollo, Proyecto Fondecyt
Posdoctorado n.° 3200674. Área: ciencias de la educación. Subárea: infancia.
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Para citar este
artículo: Armijo-Cabrera,
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