Segunda sección: estudios e investigaciones
DOI: https://doi.org/10.11600/rlcsnj.22.2.5928
Ciclo progresista e
inclusión en la educación superior en Ecuador*
Progressive cycle and Inclusion in Higher Education in Ecuador
Ciclo progressivo e
inclusao no Ensino Superior no Equador
René
Unda-Lara, Ph. D.1
Daniel
Llanos-Erazo, Ph. D.2
Joselyn Bustillos-Caranqui, Psic.3
Dennis Guananga4
Jessica Rivadeneira-Peñafiel, Mg.5
1
Universidad Politécnica Salesiana, Ecuador. Lic. en Sociología y Ciencias
Políticas, Pontificia Universidad Católica del Ecuador, Puce. Magíster en Educomunicación,
Universidad Politécnica Salesiana. Doctor en Ciencias Sociales, Niñez y
Juventud, Universidad de Manizales (Colombia). Profesor Universidad Politécnica
Salesiana. 0000-0003-4033-8762. H5: 16. Correo electrónico: cunda@ups.edu.ec
2
Universidad Politécnica Salesiana, Ecuador. Lic. en Ciencias de la Educación,
Universidad Politécnica Salesiana del Ecuador. Magíster en Política Social para
promoción de la Infancia y Adolescencia, Universidad Politécnica Salesiana.
Doctor en Ciencias Sociales, mención Sociología, Universidad Nacional del Cuyo
(Argentina). Profesor Universidad Politécnica Salesiana. 0000-0002-7206-5052.
H5: 11. Correo electrónico: dllanos@ups.edu.ec
3
Universidad Politécnica Salesiana, Ecuador. Psicóloga, Universidad Politécnica
Salesiana del Ecuador. Investigadora asociada del Cinaj-UPS Ecuador.
Orci0000-0003-4299-7964 H5: 2. Correo electrónico: jbustillos@est.ups.edu.ec
4
Universidad Politécnica Salesiana, Ecuador. Estudiante de Psicología,
Universidad Politécnica Salesiana del Ecuador. Investigador asociado del
Cinaj-UPS. 0009-0002-1603-1752. H5: 0.
5 Universidad
Politécnica Salesiana, Ecuador. Magíster en Tecnologías de la Información y
Comunicación para la Educación, Universidad Politécnica Salesiana, Ecuador.
Profesora Universidad Politécnica Salesiana. 0000-0001-8441-2034. H5: 3. Correo
electrónico: jrivadeneira@ups.edu.ec
Recibido: 17.03.2023 Aceptado:
01.12.2023 Publicado: 29.04.2024
Resumen (analítico)
Se
examinan las tendencias de la producción académica sobre inclusión en educación
superior en Ecuador a partir de la irrupción del ciclo progresista (2007-2017).
Los resultados muestran que los focos de interés investigativo se concentran en
las reformas institucionales, las políticas económicas, el acceso gratuito, las
discapacidades y la interculturalidad. Se realizó un análisis de 26 artículos
académicos publicados entre 2017 y 2022, y literatura complementaria de orden
normativo y contextual. Se concluye que las políticas implementadas durante el
ciclo progresista establecen un giro significativo, no exento de tensiones, en
cuanto a ampliación de derechos, así como señales de diferencias significativas
sobre inclusión universitaria entre los ciclos progresista y posprogresista,
referidas al sentido, carácter y gestión de las políticas de educación
superior.
Palabras
clave: Ciclo
progresista; inclusión; educación superior; neoliberalismo; Ecuador. Tesauro de
Ciencias Sociales de la Unesco.
Abstract (analytical)
This analysis
examines the tendencies on the academic production regarding inclusion at
Higher Education at Ecuador as from de irruption of the progressive cicle
(2007-2017). The results show that the points of research interest focus on the
institutional reforms, the economic policies, the free access, the
disabilities, and the interculturality. It has been done a systematic revision
of 26 academic papers published between 2017 and 2022, and complementary
literature of normative and contextual nature. It’s concluded that the
implemented policies during the progressive cicle establish a significant
twist, not exempt of tensions, regarding the extension of rights, as well as
signals of significant differences about college inclusion among the
progressive and the post progressive cicle, in reference to the sense,
character and management of Higher Education policies.
Keywords: Progressive
cicle; Inclusion; Higher Education; Neoliberalism; Ecuador.
Resumo (analítico)
Esta
revisão examina as tendências da produção acadêmica sobre inclusão na Educação
Superior no Equador desde o início do ciclo progressivo (2007-2017). Os
resultados mostram que o interesse da pesquisa se concentra em reformas
institucionais, políticas econômicas, livre acesso, deficiência e
interculturalidade. Foi realizada uma revisão sistemática de 26 artigos
acadêmicos publicados entre 2017 e 2022 e literatura normativa e contextual
complementar. Concluise que as políticas implementadas durante o ciclo
progressista estabelecem uma virada significativa, não isenta de tensões, em
termos de ampliação de direitos, bem como indícios de diferenças significativas
na inclusão universitária entre os ciclos progressivo e pósprogressivo, no que
se refere à significado, caráter e gestão das políticas de Educação Superior.
Palavras-chave:
Ciclo progressivo; Inclusão; Educação
Superior; Neoliberalismo; Equador.
Introducción
La
implementación de las políticas económicas de corte neoliberal, durante las dos
últimas décadas del siglo XX en la región y en Ecuador, supuso una importante
mutación del Estado. Del espacio de referencia central del procesamiento del
conflicto democrático se transitó hacia un instrumento de preservación de los
intereses particulares y privilegios de las elites económicas, lo cual dio
lugar al incremento de la pobreza, a la profundización de las desigualdades
sociales (Comisión Económica para América Latina y el Caribe [Cepal], 2022) y a
una creciente devastación de la institucionalidad democrática (Paz y Miño,
2022).
Tras
un ciclo de persistente movilización social y de inestabilidad política, tanto
producto de la crisis orgánica del sistema político como rasgo común en varios
Estados de la región (Sader, 2009), se produjo el llamado «giro a la izquierda» (Carrión, 2015). Este se dio a través de una
serie de triunfos electorales de partidos, movimientos y líderes políticos
identificados con una visión crítica del modelo neoliberal que se había implementado, en distinto grado y matiz,
en casi todos los países de América Latina y El Caribe.
La
instalación de los gobiernos progresistas en la región colocó como principios
orientadores de su proyecto político a las ideas de igualdad, justicia social,
redistribución de la riqueza y reconocimiento de la
diversidad; ello supuso la activación de un conjunto de reformas estructurales
de orden político y económico con las que se consiguiera el objetivo de
la recuperación de lo público y del Estado. En Ecuador, tales planteamientos
implicaron, entre otras acciones, la planificación de un modelo de Estado cuya
agenda concentró esfuerzos en detener y revertir los efectos de las políticas y
del mismo modelo neo-liberal, para lo cual se implementó un robusto conjunto de
políticas públicas que viabilizaran la consecución
de los objetivos propuestos en el Plan
Nacional de Desarrollo 2007- 2010. Estas,
en lo fundamental, apuntaban hacia el logro de una sociedad incluyente,
igualitaria, equitativa, participativa,
redistributiva y que se reconociese como parte de
la naturaleza (Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo [Senplades], 2007).
El gobierno de Rafael Correa
puso en marcha el proceso constituyente (noviembre 2007-octubre 2008) en el que se aprobó la Constitución del buen vivir (Sumak Kawsay) en
septiembre de 2008. En aquel,
respecto a la educación superior, se menciona:
La
educación superior pública será gratuita hasta el tercer nivel. El ingreso a
las instituciones públicas de educación superior se regulará a través de un
sistema de nivelación y admisión, definido en la ley. La gratuidad se vinculará
a la responsabilidad académica de las estudiantes y los estudiantes. (República
del Ecuador, 2008, art. 356)
En 2010 se aprobó la reforma
a la Ley Orgánica de Educación
Superior, desde la que
se activaron una serie de medidas que
buscaban el mejoramiento de la calidad académica. Entre ellas, la
implementación del examen de ingreso a las universidades y la evaluación de las
instituciones de educación superior, de tal forma que el Estado regulara
la adecuada formación académica de quienes
egresan de dichas instituciones. Estas medidas, como se analizará más adelante,
fueron objeto de tensiones y debate acerca de los efectos supuestamente
regresivos en cuanto a la democratización del acceso a la universidad (Rivera,
2019).
De acuerdo con las
estadísticas oficiales, y en consonancia con las tendencias globales y
regionales, la normativa constitucional relativa a la gratuidad de la inclusión
produjo un incremento anual de la matrícula, la cual ya venía advirtiéndose
desde la década de los ochenta (Saforcada & Trotta, 2020).
La
inversión pública en el sistema de educación superior durante 2007-2016
En Ecuador, de acuerdo con
los datos disponibles en el Sistema Integral de Información de Educación
Superior, para el 2018 el 59.8% de la matrícula se encontraba registrada en las
instituciones públicas, mientras que
el 26.6% correspondía particulares cofinanciadas y el 13.5% restante a
particulares autofinanciados. Por su parte, el Programa de las Naciones Unidas
para el Desarrollo (2020) en su Informe
sobre el Índice de desarrollo humano en Ecuador,
estableció que
dicho índice se encontraba en 2019 en 0.759. Cabe mencionar, además, que el presupuesto
para la educación superior en 2017, según datos del Boletín anual de la Secretaría Nacional de Educación
Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt, 2020),
previó una ejecución en las instituciones de educación superior que ascendió a 1199
millones; lo anterior significó un incremento del 6.1 % en relación al 2016.
Sin embargo, para el 2021 el presupuesto para las universidades públicas
correspondió a 1043 millones de dólares, lo cual significa una reducción
cercana a 100 millones de dólares. Por otro lado, el presidente Guillermo Lasso
informó que para el 2022 el
presupuesto para las universidades públicas fue de 1052 millones de dólares y
el presupuesto total, considerando universidad privadas y cofinanciadas, fue de
1129 millones.
Es importante anotar que las cifras del
incremento presupuestario para la educación superior fueron duramente
cuestionadas por la Asamblea Nacional, puesto que se calculaban sobre el monto
ejecutado en el año anterior (2021) y no sobre el total del monto asignado
(Torres, 2021). Los problemas de asignación presupuestaria y los de gestión de
los montos asignados se hicieron evidentes desde 2018, cuando el giro neoliberal
operado por el gobierno de Lenín Moreno había tomado cuerpo y las políticas de
recorte fiscal cubrieron todo el espectro de la acción público estatal. Solo
como ejemplo, y según datos oficiales, en 2018 y 2019, se había reducido, a año
seguido, el 32 % y el 36 % del presupuesto de salud y educación,
respectivamente (Banco Central del Ecuador, 2020).
Así las cosas, este análisis
documental tuvo como objetivo responder la pregunta: ¿qué se ha estudiado
sobre la situación de las y los jóvenes universitarios, desde la perspectiva de
la inclusión en el ámbito de la educación superior en Ecuador?
Metodología
El presente estudio se
adscribe a una vertiente epistemológica de orden hermenéutica, a saber, que la interpretación
textual que se realizó no está
ausente de las percepciones e intereses del equipo investigador. En ese sentido,
apostamos por recuperar el juicio reflexivo como forma de conocer (Gadamer,
1998) y de generar conocimiento a partir de los escritos ya existentes. Además,
la lectura de los textos encontrados se ubica en una lógica de comprensión
provisional de la realidad, suscribiendo los principios de Gadamer que afirman que todo conocimiento
es móvil y siempre provisional, complementándose con el diálogo de los actores
con su realidad.
En lo que respecta al
procedimiento metodológico utilizado en este trabajo, tuvo directa
correspondencia con su objetivo y pregunta central. Así mismo, se priorizó la
revisión bibliográfica, en razón de los criterios y características que organizan la
investigación. Entre los principales criterios propuestos fueron:
·
Años de publicación; es decir, centramos la
atención en documentos publicados entre el 2017 y 2022.
·
La producción académica debía abordar la
temática del caso Ecuador, es decir, la delimitación geográfica se convirtió en un
criterio organizador del estudio.
·
Se priorizó el formato de publicación
artículo. Por supuesto, la amplitud de la temática obligó a un rastreo
adicional, pero que
por cuestiones de inclusión, en el escrito se empleó únicamente los trabajos que fueron publicados
como artículos.
La exploración y rastreo de
fuentes partió del campo temático inclusión
y educación superior en Ecuador, a partir del cual se
estructuró el resumen de contenidos sobre cada una de las dimensiones que arrojan los
resultados de las palabras utilizadas para la búsqueda (Sánchez-Serrano et al.,
2022). La búsqueda
se realizó en cuatro bases de datos bibliográficos: Web of Science, Scopus,
Scielo y Redalyc. Se requirió
el rastreo de fuentes complementarias de carácter institucional para la
obtención de datos e informaciones de contexto. Lo anterior, dado que el objeto del
estudio incluye una categoría y un proceso (el ciclo progresista), el cual
supuso una profunda reforma institucional del Estado y, con ello, la producción
de datos anclados a fuentes oficiales.
La fase de exploración y
rastreo tuvo dos rondas. En la primera ronda exploratoria se encontró un total
de 53 fuentes, de las cuales se descartó aquellas
que excedían tanto el
tema de estudio como el objetivo propuesto. La segunda ronda, y con esta
precisión en la búsqueda,
se obtuvo un total de 38 trabajos. Posterior a esto, se realizó un
decantamiento final de fuentes bajo el criterio de relevancia temática y
consistencia metodológica de los estudios, con lo cual se analizó un total de
26 artículos.
El análisis de los artículos
siguió el esquema
planteado por Braun y Clarke (2006), en el que
se establece la codificación inicial de temas atinentes a la pregunta y
objetivo de la investigación; operación que
condujo a la fase de establecimiento de patrones conceptuales y temáticos según
los cuales se organizó el informe. Tales patrones se configuran en función de
la recurrencia y contribución para el procesamiento de la pregunta desde la
cual partió la revisión bibliográfica (Rodríguez-Pérez, 2019).
Resultados
Marco
normativo y contexto institucional para la inclusión en educación superior
En mayor o menor medida, y
desde distintas perspectivas analíticas, la producción académica sobre
educación superior en Ecuador alude, sin excepción, a las reformas
institucionales establecidas en 2007 con la instalación del primer gobierno de
Rafael Correa y sancionadas normativamente a partir de septiembre de 2008 en la
Constitución del buen vivir (Sumak Kawsay).
En lo medular, los principios en los que
se fundamentaba el proyecto político progresista en Ecuador (igualdad, equidad, participación,
buen vivir, libertad, reciprocidad y redistribución) estaban atravesados por el
imperativo de la inclusión en los distintos ámbitos de lo político, lo
económico y lo cultural. En esta dirección, se constata las referencias a las
determinaciones que
el régimen político y gubernamental tiene en el carácter, orientación y finalidades de las
políticas públicas, aunque
la literatura académica indexada sobre educación superior no ofrezca aún un
despliegue analítico extenso al respecto. No obstante, las referencias al giro
sociopolítico e institucional que
supuso el advenimiento del ciclo progresista en Ecuador son recurrentes
(Carrión, 2015; Garcés et
al.,
2022; Ramírez & Minteguiaga, 2020; Rivera, 2019; Vera et al.,
2018). En ese sentido, «en Ecuador, al calor de las políticas públicas y
sociales, se han dado pasos importantes en materia de acceso, facilidades y
sistemas de apoyos para garantizar oportunidades para que cada uno pueda
alcanzar sus proyectos de vida» (Garcés et
al.,
2022, p. 336).
En este primer ámbito de
análisis, las investigaciones aluden de modo constante a la normativa
internacional, habitualmente no vinculante, expresada en convenciones y agendas
propuestas por el sistema de Naciones Unidas, desde las que se ha impulsado
esfuerzos institucionales a ser tenidos en cuenta por los Estados nacionales:
La
inclusión educativa forma parte de los esfuerzos internacionales que tienden a
garantizar el derecho de todos los seres humanos a la educación. Este concepto
ya forma parte importante de los objetivos y las políticas de los principales
organismos relacionados con la educación a nivel global, y también de los
gobiernos nacionales. (Bartolomé et
al.,
2021, p. 57)
El abordaje de los temas
considerados en el campo de la inclusión en la educación superior muestra
también un temprano despertar de las miradas críticas hacia las políticas de
inclusión que
se despliegan en los ámbitos pedagógico-didáctico (Vera et al.,
2018), en el acceso gratuito y sus efectos (Rivera, 2019) y en el de las
discapacidades (Delgado et
al.,
2021), entre los principales. Las tensiones y disputas que supuso la
irrupción de un modelo de Estado y sociedad (progresismo), con principios y
objetivos opuestos al modelo neoliberal, fueron configurándose a medida que la impronta
democratizadora de acceso libre y gratuito debía enfrentar el problema de la
calidad educativa; ello en un contexto caracterizado por profundas
desigualdades históricas, entre otras, las atinentes al capital cultural de los
diversos sectores de la sociedad.
Se advierte, en suma, un
generalizado consenso en cuanto al reconocimiento de la importancia que supuso el
despliegue de políticas inclusivas en la educación superior a partir de la
aprobación de la aprobación de la Carta constitucional del buen vivir (Rivera,
2019); principalmente, porque
viabilizaban la concreción de los principios de igualdad, equidad y
participación, establecidos el marco normativo y en el Plan de desarrollo para el buen
vivir. A la par, y sin dejar de reconocer las virtudes del
carácter democratizante del conjunto de las políticas de inclusión
implementadas desde el inicio del ciclo progresista, se visualizaron una serie
de tensiones y falencias relativas a la pertinencia en la implementación de
tales políticas. Sobre todo, en las dimensiones pedagógico-didácticas y en el
ámbito específico de la inclusión educativa de personas con discapacidades.
Esta cuestión condujo a la formulación de ciertos modelos de atención basados
en experiencias derivadas de estudios de caso que muestran un considerable grado de
especialización (Delgado et
al.,
2021; Vera et al.,
2018). Sin embargo, estos modelos contaban con una limitada probabilidad de
generalización en el sistema universitario, en razón de la heterogeneidad
estructural de sus beneficiarios directos (estudiantes), de vacíos y déficits
en el proceso de enseñanza (habitualmente atribuido al cuerpo docente), así
como del mismo carácter germinal del enfoque y
procesos institucionales en sus distintos niveles (Gallegos et al.,
2014). Por tanto, no fue casual que,
como parte de las políticas de mejoramiento de la calidad de la educación
superior, se destinara un importante volumen de recursos para la formación
doctoral de docentes universitarios.
Inclusión
socioeconómica en el contexto ecuatoriano
El diseño y ejecución de las
políticas inclusivas en el ámbito de la educación superior en Ecuador durante
el ciclo progresista no pueden ser comprendidos a cabalidad sin aludir su
entramado. Este se edificó a partir del marco normativo establecido en la Carta constitucional del buen vivir y de
los principios del Plan
nacional para el buen vivir —en sus distintas versiones—
a lo largo de los tres periodos gubernamentales presididos por Rafael Correa.
En términos generales, el
Ecuador avanzó de forma sustantiva en la reducción de la pobreza y la
desigualdad durante los 10 años del gobierno de Correa (2007-2017). Según datos
del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC, 2018a), entre 2007 y 2017,
la pobreza por ingresos en dicho país se redujo de 35 a 23.2 por ciento,
mientras que
la pobreza extrema cayó del 16% al 8.4%.
A la par de esta reducción,
también disminuyeron las brechas de desigualdad, haciendo que la población
considerada pobre se ubique
en los bordes de los umbrales de pobreza (Cepal, 2019). De igual forma, la
pobreza medida por necesidades básicas insatisfechas también se redujo del 47%
al 33.5% durante el mismo período (INEC, 2018a). Las mejoras en el bienestar de
la población se debieron principalmente a que
la población recibió mayores ingresos laborales y transferencias públicas. De
hecho, en el período del 2007 al 2014, el ingreso laboral contribuyó a una
disminución de 10.7 puntos porcentuales en el número de pobres a nivel
nacional, y en una reducción de 15.5 y 8.5 puntos porcentuales en pobreza rural
y urbana, respectivamente. En las zonas rurales, las transferencias
gubernamentales también desempeñaron un papel clave en la reducción de la
pobreza, reduciendo en más de 3 puntos porcentuales la pobreza total en estas
zonas (Banco Mundial, 2018a).
El acceso a los diferentes
servicios también mejoró de manera significativa
durante dicha década. El acceso a agua potable y servicios de alcantarillado en
zonas que por años carecían
de estos servicios fue una de los logros del gobierno (INEC, 2017). El acceso a
la educación básica es hoy casi universal, y las tasas netas de matrícula en
educación secundaria superior y terciaria aumentaron significativamente
(Álvarez, 2020).
No obstante, algunos de
estos resultados ocultan desigualdades. Por ejemplo, solo el 15 por ciento de
los estudiantes de los dos quintiles
económicos inferiores se matriculaban en educación superior, en comparación con
el 50 por ciento de los que
se encontraban en el quintil
superior (Banco Mundial, 2016). La tasa de mortalidad infantil (menores de un
año) se redujo de 21.8 a 9.3 por 1000 nacimientos en el periodo 1990 a 2017. La
tasa de mortalidad de menores de 5 años disminuyó de 31.1 a 11.9 por 1000 nacimientos
(INEC, 2018b). Sin embargo, en 2014, casi una cuarta parte de los niños menores
de cinco años sufrían de desnutrición crónica (Banco Mundial, 2018a).
En el sector de educación,
la brecha de acceso entre áreas urbanas y rurales ha disminuido, pero sigue
siendo relevante. Entre el 2007 y el 2017, el aumento en el número de años de
educación en la población mayor de 30 años en las áreas rurales alcanzó 1.4
años, aumentando más rápido que
en las áreas urbanas (que
percibieron un aumento de 0.6 años). Del mismo modo, las tasas netas de
matriculación en la escuela secundaria aumentaron de 27 a 28 puntos
porcentuales en las zonas rurales. Este aumento fue mucho menor en zonas
urbanas, donde el número de matrículas aumentó en 10 a 15 puntos porcentuales
para la educación secundaria inferior y superior (Banco Mundial, 2018b).
En lo referente a la
educación superior, la Ley
Orgánica de Educación Superior del 2010, faculta que el Consejo de
Educación Superior, el Consejo de Aseguramiento de la Calidad de la Educación
Superior y la Senescyt, sean las instituciones encargadas de transversalizar
los lineamientos que
aseguren la igualdad para personas con discapacidad, movilidad forzada, etnia,
entre otras, que
deseen acceder a la educación superior respetando el derecho de igualdad de
oportunidades.
¿Gratuidad
en el acceso, incremento de la matrícula universitaria y reproducción de
desigualdades?
Ecuador ha mejorado el
acceso a la educación superior durante las últimas dos décadas, si se considera
que el índice de
acceso entre el quintil
más rico y el quintil
más pobre mostró reducción de la brecha de desigualdad: se encontraba en 4.37
para 1990, aumentó a 8.87 para el 2000, y se redujo a 3.17 para el 2010
(Brunner & Villalobos, 2014). Dicha mejora no necesariamente se atribuyó a
la gratuidad de la educación —implementada desde 2007—, sino que refleja una
sociedad con mejor nivel de bienestar y calidad de vida, en la que la opción de
sectores medios y populares por el ingreso a la universidad se masifica como resultado
de la confluencia de un conjunto de cambios y variaciones significativas en las
decisiones de política y su implementación.1
En la literatura que problematiza la
relación entre gratuidad, incremento de la matrícula universitaria y acceso
igualitario, puede advertirse la tensión entre el carácter democratizante de la
política de gratuidad (cuya intención primordial trata de evitar un tipo de discriminación en el acceso) y
ciertos efectos regresivos de tales medidas en el corto plazo. Ello dado que dichas medidas
benefician a las personas de mayores recursos y, en general, segmentos con
mayor capital cultural (Rivera, 2019), que
son los que tuvieron una
adecuada educación inicial y primaria. Varios estudios sostienen y recomiendan,
justamente, que
«son tales niveles educativos donde se debería replantear las características
de la inversión de recursos» (Cunha & Heckman, 2007, p. 3).
La
lógica de la política de gratuidad se relaciona con una visión social
fundamentada en la igualdad de oportunidades, equidad en el acceso e inclusión hacia
grupos minoritarios, a través de la eliminación de las barreras de entrada en
los costos de la matrícula. La medida se enmarca en el reconocimiento del
derecho a la educación, su característica de bien público, de generador de
capacidades, al que
debería tener la libertad de acceder toda la sociedad. (Rivera, 2019, pp. 9-10)
La gratuidad de la educación
superior en Ecuador entró en vigencia dentro de una etapa de reformas sociales
profundas para el país en general, y la educación en particular, en un contexto
de mayor presencia estatal como característica común de los gobiernos
progresistas latinoamericanos. Se encuentra que
la medida ha sido beneficiosa hacia el acceso de personas de grupos étnicos
tradicionalmente marginados, mujeres y quintiles
pobres; sin embargo, al contrastarse con medidas de mérito y calidad (que no tenían como
objetivo el acceso), se disminuyó su efecto (Rivera, 2019).
Democratización económica para el acceso y
abandono en la educación superior
Si bien es cierto que la decisión de
ofertar la enseñanza superior pública de forma gratuita fue una medida
coherente con los principios estructurantes del proyecto político progresista
desde la perspectiva de recuperación de lo público (Senplades, 2009) y desde la
dinámica de ampliación de derechos (que
eliminaba en gran medida las barreras de ingreso), la obligatoriedad del examen
refrenó el acceso. En efecto, la introducción de tal examen representó la
activación de la contracara del libre acceso y, aun cuando incidió
favorablemente sobre la calidad, se constituyó en otra barrera. Máxime si se
tiene en cuenta que
los estudiantes mejor preparados no pertenecían en su mayoría a los sectores de
más bajos ingresos (Sinchi & Gómez, 2018, p. 2).
Uno de los efectos de la
aplicación del examen de ingreso fue el abandono escolar. Además de las
diversas causas que
originan el problema (como los costos de colegiatura y la pérdida de materias),
hay dificultades para identificar las pocas vías que existen para disminuir la deserción,
junto al desconocimiento de sus beneficios por parte de los estudiantes
La principal causa que impide el acceso a
la universidad es la financiera,
lo cual no se aparta de las causas que
en general afectan a la mayoría de los jóvenes en el país y la región
(Saforcada & Trotta, 2020). Una gran parte es dependiente de los padres
(77.4%). Además, existe una bajísima tasa de uso de créditos (que en ningún caso
sobrepasa el 5%), lo que
puede estar condicionado por el no cumplimiento de los requisitos o
especialmente la falta de un garante, dado las exigencias para el acceso a los
mismos. El estudio de Sinchi y Gómez (2018) pone en evidencia las escasas
propuestas que
se han generado como alternativas de financiamiento
para el estudio de los universitarios.
Inclusión de estudiantes con
discapacidades
De
acuerdo a los datos del Sistema de Indicadores Sociales del Ministerio
Coordinador de Desarrollo Social del 2017, en el Ecuador existían 816 156
personas con algún tipo de discapacidad, quienes representaban el 5.6% de
la población total para ese año. El Consejo Nacional para la Igualdad de
Discapacidades, señaló en 2013 que 427 826 se encontraban carnetizados;
de ellos 50 659 (11.84%) poseía algún tipo de discapacidad visual. A su vez,
del total de personas con algún tipo de discapacidad visual, el mayor
porcentaje de personas, es decir, 4725 (60.67%), se encontraba dentro del rango
de edad comprendido entre los 30 a 65 años de edad. En el rango comprendido
entre los 18 a 29 años, edades en las cuales la mayoría de las personas cursa
su etapa universitaria, existen 776 personas es decir el 9.96 % con algún tipo
de discapacidad visual.
El
abordaje de las discapacidades ha sido recurrente en el ámbito de los estudios
sobre educación inclusiva e inclusión educativa. Adquiere visibilidad e ímpetu investigativo a partir de
las indicaciones de política formuladas en la Constitución del buen vivir. De hecho, representó uno de
los ejes en los que se concentró una inédita y
relevante inversión pública a partir de 2007, durante el primer periodo
gubernamental de Rafael Correa. Los análisis sobre los modelos de inclusión con
personas con discapacidad, sobre todo física, muestran una doble y
concurrente dinámica de diversificación y especialización. En la
medida en que se abren ámbitos de interés
investigativo o de intervención institucional, se produce también un
conocimiento más especializado en aquellos, con lo cual el campo de
estudio sobre discapacidades, inclusión y educación superior se complejiza
(Gallegos, 2011; Vera et
al., 2018). Al respecto, se han
podido rastrear afirmaciones y hallazgos que ilustran nítidamente la mentada complejidad que ha ido enriqueciendo este campo emergente de
estudios, como puntualizan Cabrera et
al. (2019). Aquellos consideran que «con frecuencia, la inclusión
educativa en Ecuador se limita al hecho de integrar a un estudiante con
necesidades educativas especiales permanentes o transitorias, excluyendo la
parte cultural que debería poseer la misma
importancia» (p. 4). En esta misma dirección, otros autores ponen en tensión
los avances normativos frente a las prácticas sociales y su desafíos:
La inclusión está ausente en su
mayor parte y todavía hay mucho camino por recorrer en vías de una sociedad más
igualitaria. Esto es especialmente cierto en Latinoamérica donde, a pesar de
robustos marcos legales que promulgan la inclusión, no se
ha logrado una transformación profunda. Uno de los ámbitos con el menor
progreso es el de la educación superior. (Vera et al., 2018, p. 98)
Entre los aspectos comunes
en las investigaciones sobre discapacidad en la educación superior en Ecuador
cabe destacar la recurrente interpelación a las instituciones. Se les exige la
puesta en marcha de programas de formación sobre inclusión educativa, una mayor
inversión en infraestructura, así como cambios en los enfoques pedagógicos y didácticos
que promuevan
abordajes concretos para evitar discriminación y exclusión (Garcés et al.,
2022).
En dónde se investiga discapacidades en la
educación superior
Aún sin que se trate de un
aspecto recurrente ni con intenciones de generalización (puesto que se trata de
estudios de caso enmarcados en tradiciones cualitativas de investigación), los
espacios académicos en los cuales se investiga ofrecen interesantes pistas que informan del
interés orgánico que
la educación superior muestra por el estudio de las múltiples expresiones de la
discapacidad. El 92.2% (119) de las investigaciones con la categoría
discapacidad pertenecen a las carreras de pregrado. La carrera con el mayor
porcentaje de investigaciones es Terapia Física (10%), seguida por Medicina
(8.5%) y Administración de Empresas Turísticas y Hoteleras (8.5%). La facultad
con el mayor porcentaje de publicaciones es la de Ciencias Médicas (28.6%),
seguida por la de Arquitectura
y Diseño (15.5%) y la de Especialidades Empresariales (14.7%). Por otro lado,
la Facultad de Educación Técnica para el Desarrollo (2.3%) y la de Ciencias Económicas
y Administrativas (1.5%) tienen el menor porcentaje de investigaciones publicadas
al respecto. Hasta la fecha, la Facultad de Ingeniería no ha publicado trabajos
en la categoría estudiada.
Por tanto, los resultados
indican que las carreras de
corte social y de la salud tienen un número mayor de investigaciones que aquellas de corte
técnico. No obstante, y más allá de la variabilidad proporcional que se observa tanto
en la distribución por investigaciones como por publicaciones, se constata la
mencionada diversificación y especialización de este subcampo de estudios; ello
a raíz de su visibilización institucional y social amplificada por las
políticas establecidas durante el ciclo progresista.
De hecho, el número de
estudiantes matriculados con discapacidad se ha incrementado desde el 2013
hasta el 2017 con una tasa anual del 9.7% (Vera et al.,
2018). En la Universidad de Guayaquil,
desde el 2013 hasta el 2017, el porcentaje anual de estudiantes con
discapacidad ha incrementado progresivamente desde el 0.47% hasta componer el
0.73% del total de estudiantes matriculados (Vera et al.,
2018)
Representaciones
sociales sobre discapacidades en la educación superior
La
construcción de sistemas de creencias en torno a las personas con discapacidad
ha sido un tema de análisis y debate en diversas disciplinas y áreas de
conocimiento. La comprensión de sus implicaciones se relaciona con el contexto
sociocultural y con el momento histórico en el que
se ha desarrollado. A tenor de esta idea, la instauración del ciclo progresista
en Ecuador vino precedida de un periodo de continuo y cada vez mayor
descontento social. Este se produjo por la experiencia de las consecuencias de
la implantación de un «neoliberalismo a la criolla» (Andrade, 2009, p. 22)
durante las dos últimas décadas del siglo XX. Entre las expectativas del cambio
de rumbo que la sociedad había prefigurado
estaban las relacionadas con las distintas formas que el principio de igualdad democrática pudiera
expresar y concretar en la cotidianidad. Una de esas formas apuntaba hacia la
necesidad de cambios en las percepciones y concepciones que la inclusión de personas con discapacidades en los
ámbitos educativo y laboral exigía y que el proyecto político
progresista situaba como condición prioritaria para el cumplimiento de los
objetivos propuesto en el Plan Nacional de Desarrollo 2007-2010. Las
recurrentes alusiones al tema, así como la expedición de medidas
gubernamentales para la inclusión, sumado al hecho de que el binomio presidencial de Rafael Correa, Lenín
Moreno, era una persona con discapacidad física (quien tuvo como principal responsabilidad liderar un
programa gubernamental para la asistencia e inclusión), estableció un terreno
fértil para que las sensibilidades y
prácticas institucionales y ciudadanas se abrieran a tales fines (Gallegos et
al., 2014; Garcés et al., 2022).
Por
otro lado, la innegable influencia de las normas
internacional para la atención a este segmento de la población (que se venían posicionando en convenciones y agendas
por al menos tres décadas) fue factor convergente que contribuyó en la configuración de un escenario
propicio para que este ámbito fuera ganando
presencia en la agenda política y social del ciclo progresista (Varguillas et al., 2021). Las fuentes revisadas
presentan como puntos de interés común las referencias a los acuerdos
internacionales y a las redes de cooperación conformadas para fines de protección a las personas con discapacidad. En
el informe presentado por la Red Intergubernamental Iberoamericana de Cooperación
de Personas con Necesidades Educativas Especiales, avalado por la Unesco
(2017), se indica que existe la disposición de los
países latinoamericanos para ratificar la normativa dirigida a proteger a las
personas con discapacidad. Sin embargo, «su correlato en la legislación
educacional ha transitado por vías separadas y sin evidencia de una coordinación»
(p. 5). Ello es evidente en las distintas normativas promulgadas en España y
Latinoamérica.
Inclusión y adaptaciones pedagógica y
curriculares
En este contexto, las
adaptaciones curriculares desempeñan un papel clave en el ingreso a la
educación superior y al acercamiento del estudiante con discapacidad a los
contenidos de planes de estudio, mediante una gama de actividades didácticas y
evaluativas planificadas de forma estratégica. Otro elemento clave es el acceso
a las TIC, por-que
su utilización implica nuevas posibilidades de aprendizaje y el desarrollo de
múltiples habilidades para la vida. Sin embargo, un factor que determina su
incorporación a la práctica educativa es el conocimiento recibido por los
docentes en su formación universitaria (Cabero-Almenara et al.,
2016).
En el caso ecuatoriano, la Constitución de la República establece
que «el Estado
garantizará políticas de prevención de las discapacidades y, de manera conjunta
con la sociedad y la familia, procurará la equiparación
de oportunidades para las personas con discapacidad y su integración social»
(República del Ecuador, 2008, art. 47). La Senescyt (2014) plantea la
democratización del acceso a una educación superior de calidad con pertinencia
para la transformación de la sociedad. Además, «para concretar la educación
inclusiva al interior de los centros de educación superior es de las
autoridades educativas la responsabilidad en un primer nivel, pero el
compromiso de llevarlos a la práctica compete a todos los actores educativos»
(Varguillas et
al.,
2021, p. 185).
La ejecución parcial o la
ausencia de adaptaciones curriculares conforman un factor común diagnosticado
por los investigadores. Un estudio realizado en cinco instituciones de
educación superior ecuatorianas encontró que
el 66% de los encuestados declara la ausencia de «protocolos oficializados para
adaptaciones curriculares en función de atender el aprendizaje a estudiantes
con algún tipo de discapacidad, salvo casos excepcionales» (Fierro et al.,
2019, p. 22).
Sin embargo, en los
hallazgos de la revisión documental se advierte una acotada muestra de
investigaciones en las que
se encontraron iniciativas y propuestas dirigidas a incrementar el conocimiento
sobre las adaptaciones curriculares. Lo anterior, para contribuir con la
formación de estudiantes con discapacidad visual en programas de digitalización
de la voz, prácticas inclusivas, accesibilidad al medio físico, comunicación y
prevención de desastres (Borja et
al.,
2019).
Jóvenes universitarios de
pueblos y nacionalidades
Los
hallazgos de la revisión realizada sobre este ámbito (casi todos de orden
cualitativo) sitúan a la interculturalidad como un desafío en el orden sociocultural más que en el normativo. Se enfatiza en que su potencialidad en el campo de la educación
superior radica en su amplitud en cuanto a contenidos y significados, los
cuales comportan, al mismo tiempo, enormes posibilidades teórico-prácticas.
Flores
y Pernía (2018) exploran la concepción de la educación como derecho humano y bien público y, desde esa perspectiva,
examinan los retos que el sistema de educación
superior debe enfrentar en tiempos de transiciones y cambios. El análisis en el
texto se centra en las formas adecuadas para regionalizar la educación superior
en clave geográfica y de derechos humanos. Se
reconoce que la educación superior, a
nivel regional, muestra serias limitaciones en cuanto a acceso equitativo; así mismo, se evidencia que la movilidad de profesores, investigadores y
estudiantes es una tarea pendiente en los países de la región. En el caso
ecuatoriano, existe una asimetría territorial y económica muy marcada. De
hecho, la relación de dos polos regionales de poder económico y político,
denominados «sierra-costa» (Quito-Guayaquil), aglutinan los principales centros poblados,
servicios básicos y empresas generadoras de riqueza
social. Este fenómeno se reproduce también en la distribución de la oferta de
educación superior, siendo los pueblos y nacionalidades indígenas y
afrodescendientes quienes más dificultades encuentran en la perspectiva de inclusión en
la educación superior. Por otra parte, también se alude a la necesidad de la
pertinencia del conocimiento para dichas comunidades, lo que signifca reivindicar la necesidad del derecho a
conocimientos alternativos, los cuales sean creados por una nueva epistemología desde el sur.
Krainer
y su grupo de investigación (2021) parten del presupuesto según el cual la idea
de una sociedad diferente que acoge distintos saberes,
supone un reto en todos los campos (desde el epistemológico al práctico), y
abre oportunidades al diálogo entre las diferentes formas de construir
conocimientos. Las instituciones educativas y de manera particular las del nivel
superior tienen la responsabilidad de articularlos y de responder a partir de
la diversidad a las necesidades de pueblos y de comunidades. Sin embargo, la
articulación y el diálogo son procesos que requieren no solo un esfuerzo intelectual, sino
verdaderos cambios estructurales, además de voluntad política para llevarlos
adelante y concretarlos en la práctica (Krainer & Chaves, 2021).
A los necesarios cambios y
transformaciones socioculturales cuyos logros se prevé alcanzar en el mediano y
largo plazo, los estudios desarrollados entre 2013 y 2015 por el Laboratorio de
Interculturalidad de Flacso (Ecuador) muestran interesantes posibilidades en el
plano educativo y pedagógico en torno a la experiencia desplegada por la
Universidad Intercultural Amawta Huasi y las tensiones generadas por el marco
normativo constitucional. Aunque
este último define al Ecuador como plurinacional y garantiza la convivencia
intercultural, también generó el proceso de evaluación de calidad de las universidades,
lo que significó el
cierre de dicha casa de estudios (Krainer & Chaves, 2021).
Discusión
La literatura especializada
producida entre 2017 y 2022 sobre el tema que
vincula las categorías de inclusión y educación superior en Ecuador permite
visualizar siete ámbitos particulares en los que tienden a concentrarse el interés
investigativo y las publicaciones: marco normativo, inclusión socioeconómica,
gratuidad y acceso, democratización y abandono escolar, discapacidades,
condición migratoria e interculturalidad, cada uno con características
claramente diferenciadas.
Entre los atributos que configuran el
diferencial de producción entre uno y otro tema, se destaca el volumen de
publicaciones concentrado en el de discapacidades. Este incluso se diversifica
en una serie de problemáticas atinentes a la vida universitaria que tienen relación
con las reformas normativas y legales, las políticas inclusivas, las distinciones
conceptuales entre inclusión educativa y educación inclusiva, las
representaciones sociales, los espacios académicos en los que se investiga, así
como las ayudas pedagógicas y tecnológicas.
Pese a la clara diferencia que se observa en
cuanto al volumen de estudios producidos en el ámbito de discapacidades con
respecto a otros, es necesario advertir que,
sin excepción, todos refieren
a la Constitución del buen vivir como
marco normativo general que
posibilita e, incluso, determina los cambios y transformaciones que se introducen y
operan en el campo de la inclusión y la educación superior. Así mismo, refieren también a las
agendas, convenios y acuerdos internacionales que sustentan e influyen en el conjunto
de políticas, reformas e iniciativas que
se implementan para concretar los objetivos de la inclusión en las
instituciones educativas.
En cuanto a los espacios
académicos en los que
se investiga más sobre inclusión educativa en las instituciones de educación
superior, los resultados del análisis permiten afirmar que la expectativa de que las carreras del
área de la Salud (en particular Terapia, Enfermería y Medicina) fueran las que más concentran la
producción investigativa, se cumple. A distancia se ubican los intereses
investigativos de carreras como Pedagogía y Derecho, pese a que, en general, los
hallazgos y agendas que
se presentan comportan enormes posibilidades de mejoramiento y fortalecimiento
de las posibilidades inclusivas en los distintos espacios y prácticas del quehacer educativo
escolarizado. La inclusión en las instituciones de educación superior presenta
múltiples espacios de vacíos, cuestión que,
entendida como campo de conocimiento en constitución (Bourdieu, 1991), ofrece
un prometedor campo de indagación.
El ámbito de la reforma
institucional del Estado constituye un tema transversal en la producción
académica analizada, en razón de la entrada en vigor de la Carta constitucional del buen vivir. En
distinto grado y matiz, la gran mayoría de los artículos científicos alude al
cambio normativo constitucional como un hecho exclusivamente jurídico-político,
pero subrayan su carácter profundamente social, expresado en principios en sí
mismos inclusivos e incluyentes. Consideramos que es necesario no perder de vista este
aspecto para comprender que
las transformaciones normativas que
realmente producen efectos en las prácticas y estructuras institucionales son aquellas que tienen tras de sí
un proceso social que
las sustenta y del cual dependen para sus ulteriores desarrollos.
Sin la irrupción del ciclo
progresista en Ecuador difícilmente
se habrían logrado implementar políticas de ampliación de derechos de carácter
estructural. Era necesario un conjunto de condiciones (recuperación y
priorización de lo público, ampliación de la base productiva y de seguridad
social con incremento salarial, políticas redistributivas con equidad) que posibilitasen
concretar los objetivos de inclusión y no solo entenderlos como conquistas de orden
material sino, sobre todo, como experiencias de transformación subjetiva de la
sociedad. En este sentido, son escasas las referencias a procesos de
incorporación popular (Rossi, 2017) que
caracterizaron a los gobiernos progresistas.
En el tema del acceso y
gratuidad de la educación superior, los resultados de la revisión de la
literatura permiten afirmar que
no existe consenso amplio sobre los efectos positivos de la gratuidad en el
acceso en el corto plazo: por una parte, se argumenta que no ha tenido el
impacto esperado en las poblaciones de menores recursos y grupos minoritarios;
mientras que,
por otra parte, se hallan resultados opuestos que indican que la política ha
generado mayor equidad
e inclusión (Rivera, 2019). Cabe indicar que
la totalidad de la producción académica revisada toma como fuente principal de
información a la Encuesta de Empleo y Desempleo Urbano y
Rural, desarrollada por el INEC con periodicidad trimestral
desde 2003. Dicha encuesta posee información sobre el mercado laboral
ecuatoriano y, además, proporciona datos referentes a las características
socioeconómicas de las personas, entre las cuales se destaca su nivel
educativo, asistencia y matrícula. Aunque
existe un número significado de estudiantes que
conoce sobre los programas que
brindan bienestar estudiantil, es necesario que
estos se socialicen y, además, se planteen oportunidades financieras que posibiliten
disminuir las brechas que
se presentan en el trayecto de la vida universitaria y que dificultan que los estudiantes
culminen sus carreras.
Quizás
sea en la temática de las discapacidades donde los hallazgos permiten proponer
conclusiones con mayor nivel de solidez en el ámbito de lo normativo; al mismo
tiempo, en donde es aún incipiente la producción sobre distintos subámbitos
(formación docente, adaptaciones curriculares y tecnológicas, entre otros). Lo
anterior se debe a una serie de razones que
exceden el ámbito de la educación. Por ello, se hace imprescindible una mayor
producción científica que
articule sus análisis con el modelo de desarrollo, el régimen gubernamental y
las políticas de educación superior (Álvarez, 2020; Ramírez & Minteguiaga,
2020).
Las brechas de exclusión y
disparidades tienen particularidades que
las hacen susceptibles de intervenciones específicas y con posibles impactos
diferenciados. Esto puede advertirse desde resultados de investigación al
respecto: «En principio, es alentador que
varios estudios de caso muestren que
no haya disparidad considerable por género o provincia de origen y que en su mayoría
hayan recibido ayuda financiera por parte de la institución» (Vera et al.,
2018, p. 108). Por otra parte,
tampoco
hay diferencias considerables por tipo de discapacidad considerando la distribución
nacional, excepto por la infrarrepresentación de las personas con discapacidad
intelectual. Pero sí existe una diferencia evidente según el grado de
discapacidad. El número de estudiantes con discapacidad disminuye a medida que el grado de
discapacidad aumenta. (Vera et
al.,
2018, p. 110)
Las adaptaciones
curriculares se limitan a que
el estudiante pueda integrarse en la institución, pero descuidan el conjunto de
elementos requeridos
para asegurar su permanencia y egreso. Así mismo, la calidad de las
adaptaciones curriculares significativas y no significativas surge de procesos
de planificación en los que
son obligatorios la interdisciplinariedad, la disposición de recursos y el
trabajo articulado; todo ello desde una dimensión gerencial que evite la
improvisación. Esta se manifiesta, por ejemplo, en el hecho de que los docentes no
sean informados de que
tendrán a su cargo estudiantes con algún tipo de discapacidad.
Con respecto al aspecto
tecnológico y de uso de las TIC, tanto en el caso latinoamericano como en el
español persisten dificultades y es notoria su ausencia para uso específico de
personas con discapacidad. La respuesta educativa de la Universidad frente a la
pandemia por el covid-19 fue asumir la modalidad virtual, lo que trajo como
consecuencia la necesidad de implementar recursos tecnológicos que permitieran el
acceso de docentes y estudiantes. Sin embargo, no se sabe con certeza si esta
configuración de páginas,
cursos, aulas y servicios en línea fue perceptibles, operables y comprensibles
para la población con discapacidad (especialmente al considerar que se requieren dispositivos
específicos de uso personal
dependiendo del tipo de discapacidad). Los distintos escenarios planteados por
los autores explicitan el hecho de que
«la aplicación de adecuaciones en materia de infraestructura, formación y
capacitación de docentes, y adaptación y flexibilidad
curricular tres áreas fundamentales para fortalecer la calidad de la educación
de las personas con discapacidad ha experimentado avances lentos» (Unesco,
2017, p. 62).
La educación intercultural
es una de las bases para la construcción de un Estado plurinacional, como
actualmente se reconoce en Ecuador. Como principio de la educación, pretende la
formación y la concientización de seres humanos comprometidos con la vida; pero
desde el reconocimiento de la coexistencia de diversidad de formas de construir
conocimientos, de comprender el mundo y de lógicas diversas que deben entrar en
diálogo para hacer realidad una sociedad más equitativa. Las investigaciones revisadas
coinciden en que
la interculturalidad cuestiona el modelo individualista y disciplinar de la
ciencia hegemónica y proponen la construcción solidaria de conocimientos para
enfrentar las necesidades de las diversas realidades que se manifiestan en
los territorios.
En conclusión, la revisión
documental centró su atención en indagar acerca de la producción académica
realizada sobre la situación de las y los jóvenes universitarios, desde la
perspectiva de la inclusión en el ámbito de la educación superior ecuatoriano.
Los resultados obtenidos dan cuenta que
los intereses investigativos concentraron sus esfuerzos en las reformas
institucionales, las políticas económicas, el acceso gratuito, las
discapacidades y la interculturalidad, temáticas que se constituyen marginales en el ciclo
político posprogresista.
Notas
*El artículo se deriva del
proyecto denominado «Qué Universidad Salesiana para los jóvenes de hoy: escuchando
las voces de los jóvenes», financiado por las instituciones universitarias
Salesianas de América Latina. Realizada entre marzo 2021 y diciembre de 2022. Área:
ciencias sociales. Subárea: educación.
1 El sueldo básico se incrementa de $ 170 en 2007 a $ 375 hasta 2017; el producto interno bruto se quintuplica 1entre 2007 y 2017 (23 mil millones a 102 mil millones); las becas de estudio internacionales pasan, cada año, de 34 a 970 entre 2007 y 2017 (INEC, 2018a).
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Para citar este artículo: Unda-Lara, R., Llanos-Erazo, D.,
Bustillos-Caranqui, J., Guananga, D., & Rivadeneira-Peñafiel, J. (2024).
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