Estudios e investigaciones
DOI: 10.11600/rlcsnj.21.3.5894
Estudiantes con gratuidad en universidades prestigiosas: ajustes académicos para permanecer*
Fee-free students at prestigious universities: academic adjustments so that they can remain in education
Estudantes com gratuidade em universidades de prestígio: ajustes acadêmicos para permanecer
Carolina Álvarez-Valdés, Ph. D.1
1 Universidad Finis Terrae, Chile. Académica, Universidad Finis
Terrae. Licencia en Historia y Educación, Universidad
de Chile. Magíster en Ciencias Sociales, Universidad de Chile. Doctora
en Educación, Universidad Alberto Hurtado-Universidad Diego Portales, Chile. 0000-0003-0402-5072. H5: 6. Correos electrónicos: caroalvarezvaldes@gmail.com calvarez@uft.cl
Recibido: 06.03.2023 Aceptado: 30.05.2023 Publicado: 23.08.2023
Resumen (analítico)
La educación superior en Chile se ha masificado; sin embargo, se mantiene
una alta segmentación en el sistema. En 2016 comienza a implementarse la
política de gratuidad, dirigida a estudiantes de menores ingresos. Esta
investigación buscó comprender las experiencias académicas de estudiantes con
gratuidad en universidades prestigiosas y selectivas, espacios tradicionalmente
de reproducción de las clases altas y élites. Se realizaron entrevistas
biográficas a trece estudiantes de estas universidades, así como un análisis
temático temporal. Los resultados muestran que la obtención de la gratuidad
emerge como un facilitador en el acceso, pero los/as estudiantes experimentan
fuertes sensaciones de inadecuación académica; se muestran activos en
transformar sus disposiciones, realizando un fuerte trabajo sobre sí para
permanecer. Las experiencias de jóvenes de menores capitales muestran la
persistencia de desigualdades.
Palabras clave: Rendimiento académico, estrategias educativas, educación
superior, sociología del estudiante. Tesauro de Ciencias Sociales de la Unesco.
Abstract
(analytical)
Higher education
in Chile has experienced massification during the last 30 years. However, a
high level of segmentation in the system continues. In 2016, the fee-free
policy began to be implemented and was designed for lower-income students. This
research study sought to understand the academic experiences of fee-free
students at prestigious and selective universities, which are considered spaces
that reproduce power dynamics in favor of the country’s upper classes.
Biographical interviews were conducted with 13 fee-free students who are
currently enrolled in these universities and a temporal thematic analysis was
carried out. The results of the study show that: obtaining fee-free tuition
facilitates access to education; both male and female fee-free students
experience strong feelings of academic inadequacy; and these students take an
active role in transforming their situations by adopting a strong work ethic
that helps them continue with their studies. These experiences of young people
from lower income backgrounds show the persistence of inequalities in the
higher education sector.
Keywords: Academic
performance; educational strategies; higher education; student sociology.
Resumo (analítico)
O Ensino Superior no Chile se massificou
nos últimos 30 anos, porém,
ainda há uma alta segmentação no sistema.
No ano 2016 começa a implementação da política de gratuidade,
destinada a estudantes de menor renda. Esta pesquisa buscou compreender as experiências acadêmicas de estudantes com gratuidade em universidades prestigiadas e seletivas, espaços de reprodução das classes altas e das elites. Foram realizadas
entrevistas biográficas a treze estudantes
destas universidades. Além disso, foi realizada uma análise temática temporal. Os
resultados mostram que a obtenção
da gratuidade surge como um
facilitador no acesso, os e
as estudantes experimentam fortes sentimentos de inadequação acadêmica, são ativos na
transformação de suas disposições, trabalhando
arduamente em si mesmos para permanecer. As experiências
dos jovens de menores rendas mostram
a persistência das desigualdades.
Palavras-chave: Desempenho acadêmico; estratégias
educacionais; ensino
superior; Sociologia do estudante.
Introducción
La educación superior en Chile se ha masificado en los
últimos 30 años, lo que se observa en el acceso de nuevos sectores de la
sociedad y, de manera específica, de aquellos de más bajo nivel socioeconómico y capital
cultural (Brunner, 2015; Jarpa Arriagada & Rodríguez-Garcés, 2017). No
obstante, ello no ha implicado la democratización del acceso. Los/as
estudiantes de mayor privilegio económico y social siguen ocupando los mejores
lugares en la educación superior, ingresan a universidades de mayor prestigio y
a carreras de mayor retribución económica (Villalobos et al., 2020).
Para aminorar esta situación, en dichas instituciones se han implementado
una serie de iniciativas que reconocen a los/as estudiantes con trayectorias
escolares excepcionales en contextos empobrecidos. De esta forma, se premia el
mérito y el esfuerzo (Briones & Leyton, 2020) sin perder el prestigio
institucional, lo que representa una apertura social limitada de las
instituciones de élite (Quaresma & Villalobos, 2022). A esto se agrega que,
recientemente, y tras décadas de financiamiento privado o vía becas, se comienza a
implementar la política de gratuidad para estudiantes de menores ingresos[1] (Espinoza et al., 2022).
En ese contexto de mayor apertura e inclusión de jóvenes de orígenes
sociales de bajo nivel socioeconómico, acercarse a sus experiencias y a las
estrategias que despliegan en instituciones selectivas y prestigiosas
permite poner en tensión a instituciones poco interrogadas respecto de la
inclusión hacia otros sectores sociales, específicamente,
hacia aquellos históricamente marginados. En este marco es
especialmente relevante observar el caso de instituciones que
reproducen a las élites (Villalobos et al., 2020) y que podrían
contribuir a la movilidad social de grupos sociales excluidos, pues la
obtención de un título de educación superior por sí sola no asegura mejoras
posiciones. Junto con lo anterior, este trabajo busca aportar al creciente
campo de estudios sobre experiencias universitarias en Chile y América Latina,
desde las subjetividades juveniles y los modos de enfrentar escenarios hasta
ahora más bien inéditos para estos grupos.
Las experiencias y las proyecciones
de los sectores de menores recursos en la educación superior han sido
problemáticas estudiadas en el contexto internacional. Por un lado, una línea
de investigación se ha centrado en los desajustes que se producen en los sujetos con habitus de clase trabajadora durante sus experiencias en las
universidades de élite. Estos trabajos parten de la teoría desarrollada por
Bourdieu (1999), según la cual se entiende el habitus como las disposiciones incorporadas por los/as jóvenes en
sus contextos de origen, en estrecha relación con su nivel socioeconómico, y
las prácticas de las familias y escuelas en la acumulación de capital cultural
incorporado. Este desajuste entre sus habitus de origen y el campo de las universidades de élite (en el
que se enfrentan a
pares, docentes e instituciones de otros orígenes) provoca en los/as
estudiantes: cambios en sus formas de hablar, vestirse y comportarse (Abrahams & Ingram, 2013; Lehmann, 2013), un fuerte
trabajo emocional (Abrahams & Ingram, 2013; Reay et al., 2009)
y el sentimiento de no ser legítimos ni lo suficientemente aptos (Lehmann, 2009; Reay
et al., 2009). En otras
palabras, los/as estudiantes de clases bajas en universidades de élite
experimentan este paso como transformador; sus habitus cambian y se reestructuran al enfrentarse a un nuevo
campo social (de las élites y clases medias profesionales; Lehman, 2013; Reay et al., 2009).
Una segunda línea de investigación
sobre la temática, que
presenta un énfasis analítico distinto, ha abordado el rol de las instituciones
en las experiencias de los jóvenes de clase trabajadora por la universidad. A
pesar de su enfoque
distinto, los hallazgos concuerdan con que estudiantes de clases bajas que ingresan a universidades de élite sienten este paso como transformador.
Mientras que, en
las universidades menos selectivas, estos/as transformarían menos sus valores e
identidades, presentando un menor compromiso con sus estudios y escasa reflexividad sobre la clase social, sus identidades y
relaciones con otros/as (Aries & Seider, 2005,
2007; Reay et al., 2010).
En América Latina, estas temáticas
presentan un desarrollo incipiente, pero de creciente producción (Baeza-Correa
& Albuccó-Henríquez, 2023). Un primer trabajo en el área es el de Leyton et al. (2012), quienes
estudian las diferentes experiencias de estudiantes de contextos vulnerables en
distintas instituciones de educación superior en Chile. Los/ as estudiantes en
universidades de élite presentan experiencias de desclasamiento y negación de
su origen social, en tanto en una universidad con fuerte sello académico
desarrollan una alta integración, transforman sus prácticas de estudios y
generan una visión menos utilitaria de la educación superior. En este último
caso, destacan la apertura institucional de recibir y apoyar a estos/as
estudiantes. Mientras que en
universidades con menor énfasis académico y de estratos bajos se produce una
baja integración académica, tendiente a reproducir los habitus de clases bajas, conformando guetos socioeducativos.
Sumado al anterior, destaca el
trabajo de Silva y Jiménez (2015) que
analiza el caso mexicano de estudiantes de perfiles heterogéneos en una universidad de élite, pero no en
carreras de élite. Estos jóvenes muestran una alta motivación y resiliencia, le
confieren a la
educación superior un sentido instrumental y al prestigio de la universidad la
posibilidad mejores proyecciones. Más recientemente, Álvarez (2019) indaga en
las interacciones entre clases sociales en una universidad de élite en
Colombia, a partir del ingreso de estudiantes becados. Sus resultados muestran,
de manera similar a lo encontrado en contextos anglófonos, las fuertes
emociones vividas por los/as estudiantes en sus caminos de movilidad social,
desde la vergüenza por el origen social hasta el orgullo y el miedo a no
ascender socialmente. Finalmente, el trabajo de Villalobos et al. (2022), en la misma línea, indaga en las experiencias de
jóvenes de bajo nivel socioeconómico en universidad de élite en Chile. Sus
resultados también muestran coincidencia con investigaciones internacionales y
nacionales respecto de la dedicación primordial al ámbito académico de estos
estudiantes, renunciando a otros ámbitos de la vida social universitaria
(actividades extraacadémicas, actividades de ocio, entre otros), la dificultad para generar amistades en espacios que perciben como ajenos y la baja autoestima académica.
Ante ello, se produciría una paradoja emocional en estos jóvenes: altos costos
emocionales en la experiencia universitaria y, a la vez, la sensación de estar
en un lugar privilegiado.
La creciente producción
investigativa sobre las experiencias de jóvenes no tradicionales en la
educación superior de élite da cuenta de la persistencia de desigualdades
sociales; estas últimas expresadas a nivel microsocial
en las subjetividades de estos jóvenes en el espacio universitario que enfrentan, con retos académicos, sociales y
emocionales que
gestionan mayormente de manera individual a través de un fuerte trabajo sobre
sí, transformando sus disposiciones y hábitos de estudio.
En este marco, este artículo aporta
con dos puntos de inflexión que han recibido menos atención en la producción
investigativa: por un lado, busca acercarse a las formas que desarrollan los/as estudiantes en su paso por la
universidad para enfrentar y superar las pruebas académicas, que presentan una gran dificultad como muestra la literatura referenciada; esto
permite conocer aspectos más agenciales y reflexivos en relación con su rendimiento académico y en
vinculación con la experiencia de ser beneficiaros de una política estatal para financiar sus estudios, como lo es la política de
gratuidad. Por otro lado, las investigaciones referenciadas, especialmente aquellas centradas en las experiencias individuales en
universidades de élite, consideran en menor medida los diferentes contextos que enfrentan los/as estudiantes dentro de estas
instituciones. Aunque, tal
como muestran investigaciones en el área, las distinciones a nivel
institucional tienen una fuerte influencia en
las experiencias universitarias de los/as jóvenes (Aries & Seider, 2005; Leyton et al., 2012; Reay et al., 2010).
Ante lo señalado, este trabajo tiene
el objetivo de analizar diferencias en las experiencias y modos de enfrentar la
vida universitaria por parte de los/as estudiantes en carreras de élite y de no
élite dentro de instituciones altamente selectivas y prestigiosas. Pues es
relevante contar estas historias para acercarnos a las vivencias concretas de
los/as estudiantes, más allá de los números de acceso, permanencia y retención.
De ese modo, contribuir a mejorar sus experiencias educativas y así favorecer transformaciones
que permitan
avanzar hacia un sistema de educación superior más justo y equitativo, especialmente en instituciones que declaran una mayor apertura hacia grupos anteriormente
excluidos y que forman
a las élites y clases dirigentes del país (Quaresma & Villalobos, 2022).
Método
En esta investigación se recurrió al enfoque biográfico para
dar cuenta de las experiencias y transformaciones de los/as estudiantes en su
relación con las instituciones educativas y pares. En ese marco, fueron realizadas
entrevistas biográficas para acercarse al relato de vida de los/as
estudiantes y sus miradas reflexivas (Bertaux, 2005; Rojas,
2008).
Los/as estudiantes que fueron parte de la investigación cursaban estudios en
las dos universidades más selectivas y prestigiosas del país, ambas ubicadas en
la capital (Brunner, 2009; Torres & Zenteno, 2011). Se entrevistó a 13
estudiantes con gratuidad de las carreras de Derecho, Medicina, Kinesiología y
Trabajo Social (tabla 1). Cabe destacar que Medicina y Derecho son
carreras de élite, en tanto Trabajo Social y Kinesiología no lo son, de acuerdo
con el reciente trabajo de Villalobos et al. (2020).
Un tercer criterio de inclusión, además de la carrera e institución
universitaria, consistió en que los/as estudiantes debían ser beneficiaros de
la política de gratuidad, lo que delimita la muestra en términos socioeconómicos.
Las entrevistas biográficas indagaron en sus experiencias educativas con especial
foco en el tiempo de la universidad, ahondando en los ámbitos académicos,
sociales y de financiamiento. Entre 2018 y 2019 se efectuaron dos
entrevistas a cada estudiante, para un total de 26. Previamente a su
realización, los/as estudiantes aceptaron ser parte de la investigación por
medio de un consentimiento informado aprobado por el comité de ética
pertinente. Cada entrevista tuvo una duración de entre una a dos horas. Todas
las conversaciones fueron grabadas en audio y luego transcritas.
Los/as participantes de la
investigación, tal como se observa en la tabla 1, corresponden a estudiantes de
niveles socioeconómicos medios y medios bajos, quienes cursaron la enseñanza secundaria obligatoria en
escuelas asociadas a estos grupos: municipales públicas científico humanistas, particulares
subvencionadas, técnico profesionales[2] y liceos de educación para
personas jóvenes y adultas. Destacan dos estudiantes de establecimientos
particulares pagados, pero no perteneciente a las élites (PNUD, 2017).
Tabla 1Características estudiantes entrevistados/as
Nota. US1: universidad selectiva 1; US2: universidad
selectiva 2; CH: municipales públicas científico
humanistas; PS: particulares subvencionadas; TP:
técnico profesionales; EPJA: liceos de educación para personas jóvenes y adultas.
Para este artículo, en primer lugar,
fue realizado un análisis temático y temporal de las entrevistas, en el que se buscó no perder el sentido de las narraciones
realizadas por las/os estudiantes; se generaron líneas temporales biográficas para cada estudiante (Cardenal, 2016). Los temas y
temporalidades considerados fueron: 1) familia, en el que se contempló el nivel educacional y ocupación de los
padres, así como el apoyo y las expectativas educativas; 2) trayectoria escolar
en la educación primaria y secundaria: rendimiento académico, en el que se consideró la relación con docentes, relaciones con
pares y transiciones entre la educación primaria y secundaria; 3) educación
secundaria, que
incluye la preparación para el ingreso a la educación superior y la toma de
decisión sobre carrera e institución; 4) experiencia universitaria,
considerando la experiencia académica, social y vocacional, la obtención de la
gratuidad, las significaciones
otorgadas y estrategias desplegadas. En segundo lugar, se realizó un análisis
transversal de los temas, sobre los contenidos explícitos e implícitos de las
entrevistas buscando llegar a elementos comunes y distintivos de las
experiencias (Andréu, 2000).
Hallazgos
Entre los/as estudiantes que fueron parte de la investigación se identificaron
diferencias al considerar sus contextos de origen y las prácticas de
cultivación promovidas en sus familias y escuelas. Así, se configura un
primer grupo de estudiantes cuyas familias desarrollan altas expectativas sobre
su futuro y, en consecuencia, despliegan estrategias que
favorecen la continuidad de estudios superiores (por ejemplo, incentivar, desde
temprana edad, la generación de disposiciones disciplinadas y académicas). Estos
jóvenes en el paso a la educación secundaria acceden a establecimientos de alta
exigencia académica, en los que se favorece la continuidad de estudios superiores en
instituciones selectivas; para ello, preparan la prueba de acceso a la
educación superior y se generan instancias de orientación sobre dicho nivel
educativo. Asimismo, las familias de estos jóvenes tienen expectativas más definidas sobre
el futuro esperado de sus hijos/as.
El segundo grupo presenta cuestiones más ambivalentes en términos de
conformación de rutinas de estudio e inculcación de disposiciones académicas.
Sin embargo, destaca la generación de disposiciones e intereses académicos y
culturales de manera extra-escolar y también por
fuera del núcleo familiar por parte de los/as estudiantes, mostrando desde
temprana edad una alta agencia. La elección de escuela durante la enseñanza
media muestra intenciones diferenciadas sobre la continuidad de estudios
superiores, dado que algunos/as estudiantes siguieron estudios en liceos técnico profesionales (vocacionales) y otros/as en liceos
humanista científico (académicos) de menor exigencia y tradición; ello
evidencia una mirada menos estratégica para favorecer la continuidad de
estudios superiores en instituciones selectivas y prestigiosas. En definitiva,
existen diferencias en las trayectorias escolares y, por tanto, en las
disposiciones hacia el estudio previo al ingreso a la educación superior. Aunque la gran
mayoría de los/as estudiantes entrevistados presenta trayectorias de rendimiento
excepcional, ocupando los lugares más destacados dentro de sus instituciones
educativas.
Acceso a la universidad selectiva y prestigiosa: el peso diferenciado de
las barreras académicas y económicas
La obtención del beneficio de la gratuidad adquiere un
carácter de irrupción
milagrosa en los
relatos; en gran medida, porque se contrapone a la doxa de mercado
neoliberal imperante en las políticas previas de financiamiento
de la educación superior en Chile. Así, Cristina (medicina, US1, 2020)
recuerda: «Fue milagroso entrar el año de la gratuidad. No me lo esperaba».
Sin embargo, ser beneficiario/a de la política de gratuidad tiene matices
distintos para los/as estudiantes de acuerdo con el año de ingreso y de
obtención de este beneficio. Así, aquellos/as que ingresaron el primer año de la puesta en marcha de la
política no contemplaban estudiar sin realizar un desembolso económico presente
o futuro. No obstante, estos mismos estudiantes tenían previstas otras formas
de financiamiento, ya que habían sorteado de buena
manera la barrera de ingreso a instituciones de alta selectividad y prestigio
más compleja: la selección académica (Espinoza et al., 2022).
En el caso de Javier (TS, US1, 2019), sin la política de gratuidad hubiese
estudiado en una institución técnica una carrera de menor duración y exigencia que le
permitiera combinar estudios y trabajo; es decir, más acorde con su origen
social y su trayectoria escolar previa. Por tanto, para estudiantes que
ingresaron posterior a 2016, es decir, con la política de gratuidad con más
años de implementación, esta aparece dentro de sus discursos como una opción de
financiamiento, aunque sigue conviviendo con la posibilidad
de obtener un crédito. Mientras que para estudiantes provenientes de regiones se abre con
más fuerza la opción de estudiar en una de estas universidades ubicadas en la
capital del país, ya que, al estar cubierto el arancel, pueden destinar
recursos a otros gastos asociados a la vida universitaria (residencia,
transporte, materiales, entre otros). Tal como se evidencia en el siguiente
relato:
Bueno en cuarto medio yo quería
estudiar Derecho. Igual yo tenía claro que las pretensiones
así como económicas de familia no podía estudiar; por ejemplo, o era con CAE[3] o era con
gratuidad; no podíamos pagar la universidad y, a la vez, pagar una estadía.
(Pedro, Derecho US2, 2019)
Ante ello, la política de gratuidad
reforzó la decisión de acceder a instituciones selectivas en estudiantes que tenían una trayectoria esperada en ese sentido;
posibilitó trayectorias en estudiantes que tenían otras opciones a la vista, que lograran la combinación de estudio y trabajo; así como también
contribuyó y facilitó la llegada de estudiantes de lugares más alejados del
centro a estas instituciones. En este sentido, la superación de la barrera
académica resulta más relevante a la hora de decidir y acceder a estas
instituciones selectivas y prestigiosas.
«Esto no es para mí»: el choque en el ingreso a
la universidad prestigiosa y selectiva
El ingreso a la educación superior y
a las universidades selectivas implica un desajuste para la gran mayoría de
los/as estudiantes, dado que la
vida universitaria requiere de
un mayor manejo de contenidos y de lenguajes teórico-disciplinares. Aprender a
insertarse en este campo resulta complejo y requiere de un fuerte trabajo.
En general, y de acuerdo con los
relatos, se produce una crisis de confianza al ingresar a la universidad. Estos jóvenes sintieron que no podrían superar la brecha académica que los separaba de las exigencias de la carrera, lo que significó dudar
de sus capacidades para hacer frente a las distintas materias y poner en
cuestión la posibilidad de finalizar
sus estudios. Esta crisis fue mayor en el caso de estudiantes que provenían de establecimientos secundarios con menor
exigencia y disposiciones académicas.
Así, los relatos de Javier (TS,
US1), Johanna (TS, US2) y Andrea (Derecho, US1) sobre el primer mes de su vida
universitaria evidencian estas fuertes emociones de insuficiencia e inadecuación («Esto no es para mí»). Ante estas
dificultades pensaron
en abandonar sus estudios, aunque para
continuar en alguna institución superior técnica que percibían más acorde con ellos/as y sus disposiciones
de entrada:
Y entré a la
primera clase y empezaba a hablar la profe y yo quedo: «Ya…, ¿y qué dijo? No entendí nada». Y mis compañeros hablaban de filosofía, de
autores, y yo: «¿Quiénes
son? No entiendo nada, nada». Y nunca había leído, entonces me costó. Empecé a
leer, y yo «yo pensaba que no
tengo que leer nada,
tengo que leer caleta
[mucho]; ¿qué
hago?». No entendía nada, nada, nada. «Oh, ¿qué hago?, ¿qué hago?»
decía yo. (Javier, TS US1, 2019)
Una segunda experiencia académica, que evoca el dejar de ser los mejores en estos contextos
de excelencia y prestigio, corresponde a aquellos que
ingresan a Medicina (US1); quienes,
previo al ingreso a la universidad, contaban con una estricta rutina de
estudios. Aun así, esta no les permitió enfrentar bien los contenidos abordados
en la carrera, por lo que
desisten de su lugar meritocrático y de ser los/as mejores en este nuevo
subcampo social. Este cambio de posición es relevante a nivel subjetivo y se
puede comprender en relación tanto a las condiciones del nuevo campo social
como a los agentes mejor posicionados, con más capital cultural, más habituados
y con mayor dominio sobre su propia experiencia universitaria.
Esta desventaja vivida por los/as
estudiantes con gratuidad se produce no solo en relación con los contenidos,
sino también por la comparación con sus pares de mayor capital cultural, quienes provienen de establecimientos de alta exigencia
académica y con padres profesionales. Esto se expresa en que los pares participan activamente en clases y tienen
una relación más igualitaria con los docentes, mostrando un sentido del juego
más alineado con el campo social, ya que manejan los códigos culturales aceptados y legítimos (Bourdieu, 1999).
En este sentido, el relato de Pedro (Derecho, US2) muestra esta sensación de que estos pares están más habituados a las formas
universitarias; ello evidencia una continuidad esperada, sustentada en una transmisión e inculcación previa que hace que estos habitus se sientan en su lugar desde el ingreso a este campo
social, no debiendo desarrollar mayores adaptaciones ni transformaciones. En
ese ejercicio reflexivo, a
Pedro se le hace evidente el habitus de los otros y el propio:
Otro compañero
decía lo mismo que
nosotros conversábamos entre nosotros: «No te ha pasado que tú estás en clases así y de repente un compañero se
pone a hablar con el profesor. ¿No te ha pasado que tus compañeros como que hablan con el profesor del ramo como si ya hubieran
estado acá?, ¿como si ya se lo hubieran pasado?» (Pedro, Derecho US2, 2019)
Los ajustes académicos: nuevas
disposiciones para un nuevo campo social
Si bien la mayoría de los/as
estudiantes que fueron
parte de esta investigación contaban con altos rendimientos en sus contextos
escolares, debieron ajustar sus prácticas de estudio para permanecer en la
universidad selectiva y prestigiosa. Así, una de las primeras prácticas de
estos/as es la dedicación exclusiva y primordial al ámbito académico para poder
adquirir nuevas
disposiciones más acordes con el campo social universitario y, así, transformar
sus habitus. Los
esfuerzos de los jóvenes se concentran en la generación de disposiciones
académicas y de estudio. Este proceso de aculturación implica largas jornadas
de estudio gestionadas, mayormente, de manera individual y solitaria.
En este proceso de aprender a
enfrentar la vida académica, los/as estudiantes se muestran activos/as en la
búsqueda de
diferentes estrategias de estudio, pues, de no ser así, estaría en peligro su
continuidad en la universidad. Una primera cuestión que causa sorpresa y a la que deben adaptarse, independiente del área, es el volumen
de las lecturas que deben
revisar para cada ramo y evaluación. Si bien este es un punto que puede ser transversal en los/as estudiantes
ingresantes, resulta abrumador para los/as entrevistados/ as, sobre todo porque se comparan con sus pares, que parecen no vivir del mismo modo este desajuste. Pues,
además de ponerse al día con los conocimientos previos requeridos, deben encontrar la mejor forma de estudiar y
aprender a gestionar su tiempo. Estas rutinas resultan ser nuevas para
ellos/as, como lo relata Roberto:
Entonces en los
períodos de prueba, que duran
tres semanas y en los de examen que duran
como tres también, desaparezco. Y aún lo hago, porque tienes como que encerrarte a dedicarte a full a estudiar. Llegas a la casa (siempre hemos tenido la
costumbre de comer juntos [con la familia]), entonces, como con ellos y ahí me
voy a la pieza. Entonces no me costó tanto académicamente, pero para mí todo
era nuevo. (Roberto, Derecho, US1)
Como una forma de colaborar con la
permanencia, las instituciones de educación superior, en el último tiempo,
ofrecen una serie de apoyos académicos (Lobos et al., 2021). De los trece estudiantes entrevistados/as, seis
de ellos/as recibieron o buscaron apoyos institucionales en el ámbito
académico, a pesar de que la
mayoría tenía conocimiento de estas instancias. Ahora bien, en los relatos de
algunos/as estudiantes estos apoyos institucionales implican un punto de inflexión en su permanencia en la universidad. Lo que se ejemplifica en el caso de Javier (TS, UCH), quien buscó activamente ayuda institucional para superar la brecha académica
que estaba
experimentando. Gracias a ello, vía tutoría de pares, pudo obtener la primera
nota suficiente de la
carrera (marcado como un hito relevante en su relato), la que contribuyó en su sensación de suficiencia y adecuación:
Entender que yo no entiendo ni lo más básico de lo básico, ellos
daban también por sentado que tú
también sabías. Y ahí me acerqué mucho
a una tutora. Creo que fue
importante, que se dio
el tiempo para enseñarme más. Se juntaba conmigo, me explicaba las cosas más
simples, y las cosas que yo
veía como muy complejas las reducía mucho. Entonces dije «Ya, sí puedo entender
esto (…). Por este lado puedo empezar a entender las cosas». (Javier, TS, US1)
En general, los/as estudiantes
entrevistados/as se dedican exclusivamente a cumplir con las actividades
académicas. No obstante, se producen diferencias en el tiempo y el modo de
integración académica entre ellos/as. Así, un grupo de estudiantes se adapta en
un tiempo menor, alrededor del término del primer año. Estos/as estudiantes
presentan trayectorias escolares y familiares previas con mayores grados de
cultivación y provienen de establecimientos de educación secundaria selectivos
y con énfasis en la continuidad de estudios superiores; estos se insertan en
carreras de élite y no de élite. En cambio, un segundo grupo de estudiantes que requieren de
un tiempo más prolongado de adaptación e integración académica. Corresponden,
en su mayoría, a estudiantes que
provienen de establecimientos con menores énfasis académico y se insertan en
carreras de élite y no de élite. A diferencia de los/as estudiantes del grupo
de más rápida adaptación, recién al tercer año se sienten más seguros de su
permanencia. La necesidad de más tiempo para integrarse académicamente, en la
mayoría de los casos, tiene relación con las brechas académicas experimentadas.
Sin embargo, en otros se produce porque los jóvenes deben asumir roles adicionales al de ser estudiantes, tales
como trabajar o cuidar a otros/as y que no son considerados por las instituciones:
Yo ya en tercero
estaba dándome cuenta de cuál era mi método. Igual me costó bastante. Fue mucho
de porrazo y ahí sacando y aguantando el cuatro de repente. Después ya empecé,
ya me daba el cinco, a veces me da el seis. (Andrea, derecho, US1)
En suma, los/as estudiantes
despliegan diferentes grados de agencia en la experiencia universitaria. Quienes están más alejados/as del campo social generan
mayores transformaciones sobre sí y sus rutinas. Mientras que aquellos
con menores grados de separación requieren de una menor movilización de recursos propios y generación de nuevas
disposiciones. En esta adaptación académica se muestran más relevantes las
disposiciones de entrada de los jóvenes que el campo de llegada (carreras de élite y no de élite).
Salir de la universidad: la emergencia y
lectura de la deuda educativa
Un segundo aspecto al que se deben enfrentar los/as estudiantes es a la
normativa que rige a
la política de gratuidad, que cubre
la duración formal de la carrera y no la real. La primera refiere al plan de estudios de la carrera informado por las
instituciones, mientras que la
segunda, al promedio de semestres que
demoran los/as estudiantes desde que
ingresan a la carrera hasta que se
titulan. En general, la duración real sobrepasa a la for
mal por dos semestres, excepto en Derecho que llega a tener una diferencia de siete semestres
(Ministerio de Educación, s. f.)
Esta exigencia de la gratuidad es
vivida como una presión constante por parte de los/as estudiantes. No obstante,
con el paso del tiempo y las dificultades que tienen en términos académicos, sociales y
vocacionales, los/as estudiantes señalan que se «dan el permiso» de no terminar la carrera en los años formales.
Entonces, el crédito es la opción con la que cuentan para poder finalizar
sus estudios. De hecho, la mayoría proyecta financiar el último año de la carrera a través de algún
crédito.
Por otra parte, los/as estudiantes
realizan una lectura situada de la deuda, considerando las carreras que estudian y el campo laboral futuro. Para quienes siguen estudios de Medicina y Derecho, la deuda
futura no es vista de manera tan problemática, puesto que sus sueldos, una vez egresados, serán altos. Por otro
lado, quienes siguen
carreras con menor proyección salarial, la deuda sí aparece como problemática y
ya proyectan complicaciones para su futuro. Así lo expresa Cristina:
Yo veo compañeros
que en verdad
están muy endeudados, que les
complicas como el tema de la plata y compañeros de otras carreras en general.
En medicina como que uno no
se complica tanto porque tú
dices, «Ya, en verdad voy a salir y voy a pagar, o sea, me van a pagar dos
palos mensuales» ¿Cachay? Voy a poder pagar ese crédito. Pero otros no; otros
viven con el estrés de que van a quedar endeudados para el resto de su vida. (Medicina US1,
2019)
Lo anterior se vincula con la
sensación de estar en una posición de privilegio al acceder a estas
instituciones selectivas y prestigiosas, lo que implica contar con los mejores docentes, buena
infraestructura y mayores oportunidades de aprendizaje. Vale decir que ese privilegio tiene contenidos particulares. Es un
privilegio que está
condicionado a la institución y carrera que se estudia. Así lo expresa Guillermo:
Hoy día sí me
siento en una posición de privilegio por el hecho de estar estudiando en la
facultad de derecho en la US2. Pero si estuviese estudiando con gratuidad hoy
día en otras universidades, que
también son buenas universidades, pero no tienen los mismos estándares y que ya conozco cómo funcionan esas universidades, por
compañeros, amigos, yo creo que no me
sentiría tan privilegiado. (Derecho US2, 2019)
Ante ello, los/as estudiantes notan
la gravedad social al ingresar a este campo. En otras palabras, se dan cuenta
de su posición en la carrera y de los capitales con los que cuentan. Ello, claramente, en relación con sus pares
e, incluso, dentro del amplio campo de la educación superior; pues estudiar con
gratuidad en estas instituciones y carreras es distinto a hacerlo en
instituciones de menor calidad y prestigio. Entonces, en un comienzo, se
encuentran en un lugar de desventaja en el marco de las carreras y en un lugar
de ventaja en el campo social amplio de la educación superior y en el futuro
mundo laboral.
Discusión
Los resultados de esta investigación
respecto de la complejidad de la experiencia en la universidad de los jóvenes
de menores capitales coinciden con investigaciones previas (Leyton et al., 2012; Villalobos et al., 2022). Los/as estudiantes despliegan una serie de
prácticas que
implican focalizarse en el ámbito académico de la experiencia universitaria,
por lo que dejan de lado
aspectos sociales y emocionales de la experiencia. Es decir, en un contexto de
masificación de la
educación superior persisten las desigualdades respecto de la calidad y
cualidad de la experiencia vivida por estudiantes de menor nivel socioeconómico
cuando llegan a instituciones selectivas y prestigiosas. Ellos/as deben
compartimentar su experiencia, focalizándose en el ámbito académico para
permanecer (Jin & Ball, 2021).
En el caso de esta investigación, se
encuentran estudiantes con desajustes prolongados y con vaivenes en sus
rendimientos, así como sensaciones de malestar durante toda su estadía en la
universidad, las que llegan
a ser parte constitutiva de su experiencia universitaria; esto a diferencia de
lo reportado por otros trabajos que identifican que el
tiempo de adaptación a la vida universitaria es acotado en términos subjetivos
y de rendimiento escolar (Castro et al., 2014; Gallardo et al., 2014). En este sentido, el relato biográfico permitió comprender las diferencias entre los/as
estudiantes de bajo nivel socioeconómico y, con ello, la relevancia de
considerar las disposiciones de entrada en relación con sus experiencias
académicas. Así, en este estudio, solo los jóvenes que siguen la carrera de Medicina mostraban experiencias
anteriores de desajuste respecto de sus contextos escolares, debido a sus altas
disposiciones académicas, similar a lo encontrado por Reay
et al. (2009).
Asimismo, destacan algunos dispositivos de apoyo dirigidos a los/as
estudiantes, que
colaboran en su permanencia. Sin embargo, y en la misma línea que lo identificado por
Villalobos et al. (2022),
parece necesario avanzar hacia transformaciones más estructurales a nivel
institucional. Más aun considerando que estos/as estudiantes a pesar de sus rendimientos y trayectorias
escolares anteriores excepcionales, tienen fuertes sensaciones de inadecuación
en su paso por estas universidades que han formado históricamente a las clases dirigentes y altas del país y que en este nuevo escenario muestran una apertura limitada
a la diversidad estudiantil (Quaresma & Villalobos, 2022). Esto se ve
reflejado en las
experiencias de inadecuación y extrañeza vividas por los/as jóvenes en su paso
por la universidad selectiva y prestigiosa.
Con el fin de persistir en sus carreras, los/as estudiantes
incorporan disposiciones académicas más fuertes, a través de una estricta
disciplina de estudios. Este hallazgo se relaciona con investigaciones previas que han mostrado que estudiantes «no tradicionales» que ingresan a la universidad deben adaptar o cambiar sus habitus; ello
implica un desgaste emocional, una fuerte disciplina de estudio e importantes
procesos reflexivos (Gaulter & Mountford-Zimdars,
2018; Lehmann, 2013; Reay et al., 2009). En este sentido, a los/as estudiantes se les
hace evidente su origen social y el de sus pares, que corresponden a estudiantes con mayores capitales
económicos y culturales. Esto genera una reflexión sobre sí mismos y la necesidad de transformarse
para permanecer. Por ello, la inversión en el ámbito académico es total.
Por su parte, la política de
gratuidad en un contexto de mercado educativo gobernado por la deuda es, sin
duda, un alivio para los/as estudiantes. Aun así, esta política, al estar
focalizada y tener restricciones referentes a la duración formal de la carrera,
impone condiciones que son difíciles de manejar para los/as estudiantes. Junto con
ello, las condiciones del campo previas y actuales posibilitan la emergencia
del crédito y, con ello, de la deuda para finalizar los estudios universitarios. La experiencia
universitaria de estos jóvenes beneficiarios de la política de gratuidad convive con el fantasma permanente de
la deuda, aunque los/as
estudiantes realicen grandes esfuerzos para que ello no ocurra.
A pesar de lo antes señalado, una
política como la gratuidad está más vinculada a estados de bienestar y a otros
ordenamientos sociales de raigambre menos neoliberal que el mercado educativo chileno (Espinoza & González,
2016). Por lo mismo, los/as estudiantes sienten un apoyo importante en su
trayectoria educativa; esto, sobre todo en un contexto en el que se cree fuertemente (doxa) que la
forma de ascender socialmente es por medio de la educación universitaria. Pese
a ello, este posible ascenso podría verse limitado debido a las posiciones
disímiles que
estos/es estudiantes poseen en comparación a sus pares con más capitales que acceden a este nivel educativo.
Finalmente, es importante considerar
que esta
investigación se centró en instituciones educativas tradicionales y de alto
prestigio, por lo que estos
resultados tienen ese cariz y limitación. En futuras investigaciones sería
relevante conocer la experiencia de estudiantes con gratuidad en otro tipo de
instituciones, como universidades privadas nuevas e institutos profesionales,
así como indagar en las disposiciones y miradas reflexivas que
desarrollan en esos contextos.
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*Este artículo se deriva de la investigación denominada «Cambiar sin traicionarse: habitus y experiencias de estudiantes con gratuidad en universidades selectivas y prestigiosas». Financiada por la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo, Programa de Becas Doctorado Nacional n.º 21171452. Trabajo realizado en el marco del programa de Doctorado en Educación de la Universidad Alberto Hurtado y Universidad Diego Portales. La investigación fue realizada entre octubre del año 2018 y noviembre del 2022. Área: ciencias sociales. Subárea:sociología.
[1] Dicha
política es un beneficio
estatal otorgado a estudiantes de los seis primeros deciles de ingreso, quienes acceden a instituciones de educación superior
adscritas a la gratuidad. La gratuidad cubre el arancel nominal de la carrera,
es decir, el plazo establecido por la institución para el cumplimiento del plan
de estudios.
[2]
Establecimientos que
preparan a los/as estudiantes en distintas especialidades técnicas para el
ingreso al mundo del trabajo. De todos modos, habilitan para la continuidad de
estudios superiores, tanto en universidades como en instituciones técnicas.
[3] Crédito
con aval del Estado que
comienza a implementarse en 2006 en Chile para financiar estudios superiores. La banca privada entrega el
crédito a los/as estudiantes, el Estado opera como aval y los/as estudiantes
comienzan a pagar el crédito una vez egresados/as.
Para citar este artículo: Álvarez-Valdés, C. (2023). Estudiantes con gratuidad en
universidades prestigiosas: ajustes académicos para permanecer. Revista
Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, 21(3), 1-19. https://doi.org/10.11600/rlcsnj.21.3.5894