Estudios e investigaciones
DOI: 10.11600/rlcsnj.21.3.5058
Interculturalidad e infancia rural: trabajo y cuidado en La Araucanía, Chile*
Interculturality and rural childhood: work and care in La Araucanía, Chile
Interculturalidade e infância rural: trabalho e cuidado em La Araucanía, Chile
Fernanda Herrera-González, Mg.1, Gloria Mora-Guerrero, Ph. D.2
1 Universidad Católica de Temuco, Chile. Estudiante
de Doctorado en Planificación Territorial y Sustentabilidad. Magíster en
Estudios Interculturales. Ingeniera agrónoma. 0000-0002-0069-1433 . H5: 0.
Correo electrónico: fernanda.herrera2019@alu.uct.cl
2 Universidad Católica de Temuco, Chile. Doctora en Estudios Americanos.
Magíster en Psicología Comunitaria. Licenciatura en
Psicología. 0000-0002-2391-4353 . H5: 5. Correo electrónico:
gmora@uct.cl
Recibido: 18.10.2022 Aceptado: 30.01.2023 Publicado: 18.08.2023
Resumen (analítico)
Desde una mirada intercultural, se
exploraron los significados de infancia en la agricultura familiar campesina,
así como sus implicaciones en términos de trabajo y provisión de cuidados a
niños y niñas. A partir de la tensión entre los significados universales de
infancia basados en un enfoque de derechos y el trabajo en el campo del cual
participan las personas desde temprana edad, se realizó un estudio cualitativo
con diseño de teoría fundamentada y aplicación de entrevistas a mujeres
cuidadoras y profesionales de programas de desarrollo rural en Chile. Se
evidenció que a medida que la infancia aumenta en actoría
social, disminuyen las prácticas de trabajo y se profundizan las de cuidado.
Los resultados alientan a pensar en la proyección de una ontología de la niñez
rural.
Palabras clave: Agricultura campesina; familia rural; interculturalidad;
política pública; trabajo infantil; cuidado infantil. Tesauro NAL Agricultural Thesaurus and Glossary.
Abstract
(analytical)
Using an intercultural perspective,
this study explores the meanings of childhood in the rural peasant population,
as well as the implications of these meanings on the allocation of tasks and
providing care to boys and girls. Taking into account the tension between
universal meanings of childhood that draw on rights-based perspectives and the
traditional practice of children working in agriculture, we conducted a
qualitative study using a grounded theory methodology. Interviews were
conducted with women caregivers and staff who work in rural development
programs in Chile. The study’s results show that as childhood has had an
increasing value with children becoming more and more recognized as social
actors, traditional child work practices in agriculture have decreased and care
practices have been strengthened. The author concludes that the results of the
research have consequences when thinking about an ontology for rural children.
Keywords: Peasant farming; rural families;
interculturality; public policy; child labor; child care.
Resumo (analítico)
A partir de uma
perspectiva intercultural, exploramos os significados da infância
entre famílias voltadas
para agricultura familiar camponesa, bem como suas implicações
em termos de trabalho e prestação
de cuidados às meninos e meninas. Considerando a tensão existente entre os significados universais
da infância a partir de uma
abordagem de direitos e o trabalho no campo, no qual as pessoas se engajam desde muito cedo, realizamos um estudo qualitativo, com base na teoria
fundamentada, onde realizamos entrevistas com mulheres cuidadoras e profissionais
dos programas de desenvolvimento rural no Chile.
Evidenciamos que à medida que a infância adquiriu um valor ao nível da atuação
social, as práticas de trabalho
diminuíram e as práticas de
cuidado se aprofundaram. Conclui-se
sobre as consequências dos resultados para pensar uma ontologia da infância rural.
Palavras-chave:
Agricultura camponesa; família
rural; interculturalidade; Políticas públicas; trabalho infantil; cuidado infantil.
Introducción
Durante la década del sesenta,
los estudios sociales de la infancia cuestionan la noción ontológica de niñez
como aquel fenómeno evolutivo que atañe a sujetos pasivos (Burman,
1994; Gómez-Mendoza & Alzate-Piedrahíta, 2014;
Llobet, 2011; Vergara et al., 2015). Estos eran entendidos como «habitantes de un
mundo zoomórfico y animista, de contornos difusos, plagado de emociones
e impulsos no socializados ni socializables» (Vergara
et al., 2015, p. 57). En Europa, Ariès
(1962) propone definir a los/as niñas/as como sujetos inusuales, es decir, que están en
una etapa evolutiva caracterizada por un proceso de socialización altamente
emocional (Giberti, 1997; Llobet, 2011). Por su
parte, desde el interaccionismo simbólico y la sociología de la desviación, los
estudios de Goffman (1981) conducen a la reflexión sobre
la identidad como un proceso construido a partir de la interacción social,
mientras que los trabajos de Foucault (1976) ponen el acento en el
control que ejercen los dispositivos de saber-poder. El resultado
es la apertura a la investigación de procesos hasta entonces impensados, tales
como la psicologización y psicopatologización de la
infancia (Gómez-Mendoza & Alzate-Piedrahíta,
2014; Llobet, 2011).
Los cuestionamientos a la mirada
evolucionista de la infancia se profundizan durante la década de los noventa,
cuando se fortalece la posición del paradigma constructivista en las ciencias
sociales, mismo que pone en el centro a la agencia infantil (Vergara et al., 2015).
Bajo esta línea de pensamiento se concibe la niñez como un momento del ciclo
vital donde la persona participa de la socialización escolar, es económicamente
dependiente y está sometida a la autoridad adulta, lo que no obsta
para que dicho proceso tenga valor por sí mismo (Figueroa-Grenett,
2016).
Hoy en día se asume que niños y
niñas tienen pleno derecho a la autonomía (Leavy,
2019), a la participación en toda actividad relevante para su vida (Contreras
& Pérez, 2011) y, en suma, a la actoría social,
entendiéndose esta como la participación en la construcción y determinación de
sus propias vidas, de quienes les rodean y de la sociedad en general (Pavez, 2012). Se trata de una visión compleja, en tanto que la niñez
se aborda bajo una lógica de
intersecciones entre raza, clase, género y pertinencia cultural (Vergara et al., 2015).
No obstante en esta mirada interseccional sobre la
infancia, las investigaciones en el ámbito rural son casi inexistentes
(Aguirre-Pastén et al.,
2017; Duarte & Canales, 2016). Algunos supuestos sobre las significaciones de la infancia en la ruralidad se pueden extraer
de la literatura sobre agricultura familiar campesina (en adelante, AFC). Esta
refiere a una forma de organización productiva
donde los miembros de la familia conviven y cooperan en el marco de una
división de actividades y tareas socialmente determinada (Galeski,
1997), basada en la simultaneidad de espacios y tiempo para el cuidado de
niños/as, principalmente por las mujeres (Magdaleno-Hernández et al., 2014), así como en la realización de trabajos
conjuntos entre ellos/as y los adultos para la generación de productos para el
autoconsumo y la venta de excedentes (Avendaño-López & Castillo Caicedo,
2021; Magdaleno-Hernández et al.,
2014).
La presente investigación se centró en este escenario para preguntarse por
cuáles son los significados que sobre la infancia circulan en el contexto de la AFC.
Se propuso este objetivo desde una perspectiva intercultural que, tradicionalmente, ha quedado fuera del grueso de los estudios sociales de la
infancia, pero cuya incorporación hace posible reconstruir significados y prácticas por lo general invisibilizados por
modos de vida e identidades urbanas (Jurado & Tobasura,
2012). Acuñado en los sesenta como proyecto sociopolítico en América Latina, el
enfoque intercultural puso el acento en
la promoción del diálogo y la tolerancia entre culturas, sin hacer énfasis en
grupos particularmente subalternizados, como lo son
los niños y las niñas (Walsh, 2010).
Fue en los años noventa cuando, bajo la llamada interculturalidad crítica,
la visibilidad de estos otros sujetos se hizo posible al acentuar las tensiones
resultantes del encuentro desigual entre narrativas o, dicho de otro modo,
entre discursos hegemónicos y tradicionalmente olvidados (Fornet-Betancour,
2013). Como proyecto, la interculturalidad crítica persiguió la
reconceptualización y refundación de estructuras sociales, epistémicas y de
existencias a partir de reconstruir modos culturales diversos de pensar y
actuar (Walsh, 2010).
Bajo esta tradición, el foco problemático de la infancia rural residiría en
las tensiones y encuentros desiguales entre significados hegemónicos de infancia y aquellos situados en el contexto de la AFC. Sobre los
primeros, a partir de 1959, con la Declaración Internacional de los Derechos
del Niño, se transita desde la visión de niños/as como objetos de tuición a
sujetos de derecho (Organización Internacional del Trabajo [OIT], 2009); se
prohíben los trabajos forzosos para la niñez y se establece que el trabajo en la agricultura es una de las peores
formas de este tipo de labores (OIT, 1999). En los últimos años comienza a
discutirse la posibilidad de aceptar en alguna medida el trabajo de niños/as,
con la condición de que no afecte su
salud, desarrollo o escolaridad, sino que conlleve consecuencias positivas, tales como ocupación
y alejamiento de vicios (Sumberg & Sabates Wheeler, 2020). Por último, más recientemente, ha
emergido el cuidado como derecho, comprensible como garantía de protección del
desarrollo infantil (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia [Unicef], 2019).
Los significados
anteriores sobre infancia, trabajo y cuidado se tensionarían en el marco de la
AFC, donde el arraigo a la tierra y el modo de producción esencialmente
familiar, que persigue la
supervivencia, se oponen a la acumulación de capital y a la lógica del
desarrollo económico (Freire, 1984), en un contexto caracterizado por múltiples
desigualdades. Por ejemplo, la pobreza multidimensional en Chile es de 16.5% en
zonas rurales frente al 7.4% en las urbanas (Ministerio de Desarrollo Social,
2017a); el promedio de estudios formales, 8.9 años contra 11.5; el acceso a servicios
básicos, 3.1% contra 31%; y la malnutrición infantil, 5.1% contra 4.4%,
respectivamente (Ministerio de Desarrollo Social y Familia, 2019). En cuanto al
trabajo de menores de 18 años, este afecta a nivel país a cerca de 240 000
personas entre 5 y 17 años (Trabajo infantil en
Chile…, 2013), donde el 32 %
de ellas trabaja en un ambiente considerado peligroso (Unicef, 2020).
En la AFC, niños y niñas se ven inmersos en un modo de vida donde la
necesidad de subsistir en condiciones de pobreza y escaso capital humano,
social y tecnológico (Oyarzún & Miranda, 2011)
promueve el mantenimiento de modos de vida donde el sustento proviene del
trabajo del grupo familiar, incluyendo el de menores de edad (Contreras et al., 2017). La familia desempeña el papel de un equipo productivo donde cada miembro destina tiempo al
funcionamiento orgánico económico (Ramírez & Foster, 2003). Aquí, la división del trabajo se organiza en función de la
edad y el sexo; por ejemplo, el hombre es el jefe del hogar y de la
explotación; las mujeres se ocupan de colaborarle y de las tareas domésticas;
mientras que los/as hijos/as,
subordinados a esta estructura, realizan tareas en la casa o participan de la
siembra y la recolección (Díaz, 1997; Gasson & Erington, 1993; López, 2002; Portilla, 2000). De esta
manera, la organización agrícola campesina, a través de la explotación de la
tierra, genera bienes de autoconsumo o excedentes para la venta (Ramírez &
Foster, 2003). Sin embargo, ofrece un futuro incierto a niños y niñas quienes, la mayoría de las veces, trabajan al margen de
toda previsión social (Portilla, 2000) y con reducción de salarios (OIT, 2009),
por lo que, una vez llegada
su juventud, ven como una opción migrar a la ciudad (Oyarzún
& Miranda, 2011).
El objetivo de este estudio se situó dentro de este escenario para explorar
los significados
de infancia en la AFC bajo una óptica de interculturalidad crítica, por medio
de la identificación
de las implicaciones que dichas significaciones tienen sobre el trabajo y el cuidado infantil.
Se abordó esta problemática en La Araucanía, región del sur de Chile, equivalente al 4.2% del territorio nacional, con 54 246
explotaciones dependientes de la AFC y que concentra 20.6% de la población campesina en el país
(Aedo & Alvear, 2010). Metodológicamente, se trató de un estudio
cualitativo, basado en entrevistas de mujeres, madres, abuelas o tías, que tienen a su cuidado menores de 18 años. A modo de
triangulación, se entrevistó a profesionales de programas para el desarrollo
rural y la infancia.
Metodología
Enfoque y diseño de
investigación
Se recurrió al enfoque cualitativo con
enfoque intercultural crítico para
profundizar en las experiencias, perspectivas, opiniones y significados que diversos actores
del medio poseen respecto a su realidad (Hernández et al., 2010; Strauss & Corbin,
2002); lo anterior en una mirada que, de modo
interseccional, da cuenta de los significados de niñez en la AFC en sus tensiones ontológicas con
otras significaciones
provenientes de la literatura internacional en materia de infancia y derechos
(OIT, 1999, 2009; Unicef, 2019).
El diseño de investigación correspondió a la teoría fundamentada con visión
construccionista, lo que quiere decir que, sobre el
análisis de los datos empíricos en diálogo con la posición epistemológica y
teórica del equipo de
investigación, se buscó construir un modelo teórico de mediano alcance sobre el
fenómeno de estudio (Charmaz, 2006).
Área geográfica
El área geográfica se
situó en La Araucanía, región del sur de Chile, la cual se caracteriza por
tener una alta población rural en situación de pobreza multidimensional, con un
porcentaje de 34.9% de personas en esta condición en 2017 (Oficina de Estudios y Políticas Agrarias [Odepa], 2020). En la zona predomina la existencia de
explotaciones de tamaño pequeño, equivalente al 71.8% del total, lo que alcanza solamente al 9.95% de la totalidad de la superficie regional explotada (Odepa,
2020). A esta caracterización se suma que el 22.9% de la población nacional menor de 18 años, que reside en zonas rurales, vive en situación de pobreza
multidimensional, mientras que la distribución
de la población de niñas, niños y jóvenes en zonas rurales es bastante baja en
comparación con zonas urbanas: 12.7% contra 87.3% (Ministerio de Desarrollo
Social, 2017b), lo que sugiere una alta
migración interna por la población juvenil.
Unidades de observación y muestreo
Se entendieron las unidades de
observación como los referentes empíricos identificados para
obtener datos que permitan responder a la pregunta de investigación
(Azcona et al., 2013). En primera instancia, las unidades de
observación fueron los relatos de mujeres responsables de cuidar a niños/as
menores de 18 años, pudiendo tratarse de hijos, nietos, sobrinos, vecinos u
otros, en una familia dedicada a la AFC. Se eligió este perfil de
participantes porque en el medio rural las mujeres son quienes
mayormente se ocupan de la crianza (Magdaleno-Hernández et al., 2014),
por lo que pueden otorgar datos densos en relación con los significados que giran en
torno a la infancia rural.
Adicionalmente, como método de
triangulación de datos y, a modo de fortalecer la cientificidad del
estudio superando la visión particularista de cada actor (Araneda, 2006), se
trabajó con relatos de profesionales de instituciones relacionadas con el
desarrollo rural (Fondo de Solidaridad e Inversión Social [Fosis])
y con la infancia (Servicio Nacional de Menores [Sename]), quienes, a
través de la ejecución de programas de corte gubernamental, son responsables de
la articulación de significados sobre infancia a nivel de marcos normativos
nacionales e internacionales (OIT, 1999, 2009; Unicef, 2019), además de las
prácticas locales.
La estrategia muestral fue de
carácter no probabilístico por conveniencia y bola de nieve, buscando actores
clave para la generación del conocimiento que
respondiera a la pregunta de investigación (Martínez-Salgado, 2012). En la
tabla 1 se presenta la descripción de la muestra. En total fueron 6 mujeres
cuidadoras y 2 profesionales. En cuanto a los criterios de inclusión en el caso
de las primeras fueron: 1) dedicarse a la AFC, es decir, vivir mayormente de su
trabajo en el predio para el autosustento o la venta
de excedentes; y, 2) ser cuidadora principal de niños/as menores de 18 años,
aunque idealmente menores de 12, porque en esta etapa requieren de
más cuidados. Para el caso de los funcionarios/ as, solo se estableció un
criterio: desempeñarse en el ámbito técnico de programas orientados al
desarrollo social y la atención infantil en medios rurales. Cada participante firmó un
consentimiento informado acorde a la normativa establecida por el comité de
ética de investigación de la universidad donde se alojó el estudio.
tabla 1 Descripción de la muestra
Nota. *H: hombre; M: mujer.
El proceso de recolección se realizó hasta alcanzar la saturación teórica,
es decir, cuando el levantamiento de datos no aportó información nueva para dar
respuesta a la pregunta de investigación (Vivar et al., 2010); ello se evidenció cuando se logró una teoría
densa sobre los distintos significados que adquiere la infancia
en sectores rurales (tabla 2). Además, para fortalecer la cientificidad del estudio, se realizó una triangulación de
investigadores, ya que cada miembro del
equipo provenía de distinta tradición
científica, sea en el área de la ingeniería
agrícola o de las ciencias sociales, lo que permitió un enriquecimiento de la comprensión y de la credibilidad de la
información obtenida a través del debate sobre los resultados y el contraste de
las interpretaciones (Araneda, 2006).
Técnica y
análisis de datos
Como técnica de producción de información se usó la entrevista
semiestructurada, la cual aportó datos sobre los significados de la niñez en la AFC. Las entrevistas se
realizaron de modo virtual, ya que la recolección
de datos se llevó a cabo en 2020, año durante el cual las restricciones
sanitarias asociadas a la pandemia por la enfermedad covid-19, reducían al
mínimo el contacto social. No obstante, la credibilidad del estudio se aseguró
conforme al criterio de trabajo prolongado del equipo de investigación (Araneda, 2006); esto porque sus miembros tienen al menos seis años de experiencia
en el trabajo profesional o investigativo en el ámbito de la AFC, lo que aseguró la comprensión de conceptos, significados y valores de las/os participantes.
En específico, se
solicitó a cada entrevistado/a que proporcionara su
parecer sobre lo que significa la niñez en este medio y los cambios que ha observado al respecto a lo largo del tiempo. En
términos generales, se supuso que las entrevistas
a profesionales debían proveer de datos apoyados en estudios técnicos o
políticos acordes a la teoría sobre infancia propuesta por los organismos
internacionales (OIT, 1999, 2009; Unicef, 2019), mientras que las realizadas por las cuidadoras debían proporcionar
importantes descripciones de vivencias personales y familiares. Esto se
cumplió, si bien la información expuesta por los profesionales también fue
vivencial, es decir, acorde a su historia de vida como niños en contexto rural.
Parte de la entrevista incluyó un cuestionario sociodemográfico con datos generales de la persona entrevistada.
Para el análisis se siguió el procedimiento de teoría fundamentada, de
acuerdo con el cual se codificó en
modalidad abierta, axial y selectiva la información, mediante la comparación
constante de los datos entre sí y, en la última fase, con los antecedentes
teóricos (Charmaz, 2006; Hernández et al., 2010). Para dar mayor densidad a la descripción de los
resultados, se elaboraron memos a lo largo del proceso de estudio (Charmaz, 2006). Se utilizó el programa Dedoose
para el análisis de información. Las subcategorías se agruparon en tres grandes
categorías y se ordenaron según su gradualidad, de menor a mayor, en cuanto a
sus propiedades: actoría social, trabajo y cuidado
infantil. En la Tabla 2 se presentan categorías y subcategorías, así como memos
asociados a cada una.
Tabla 2 Descripción de categorías
Resultados
De acuerdo con el análisis, en
la AFC la infancia se caracteriza por un conjunto de significaciones que giran en
torno al grado de actoría social y que tienen
implicaciones en prácticas de trabajo o cuidado de niños y niñas. En efecto, a
la par que se otorga mayor actoría a la
infancia, decrece la ocupación productiva de la niñez y se fortalecen las
prácticas de cuidado, tal como se ilustra en la figura 1. A
continuación, se describen las cinco graduaciones de actoría
social identificadas en los significados de
infancia y sus implicaciones sobre las acciones de trabajo y cuidado
infantiles.
Figura 1 Significados de infancia,
trabajo y cuidado infantil en la AFC
Invisibilidad de la niñez
Como se observa en la Figura 1, el primer grupo de significados sobre
infancia es aquel en el cual niños y niñas no detentan el estatus de
sujeto, lo que significa que el mundo adulto no les adscribe derechos ni autonomía.
Al modo de ver de los/as informantes, estas significaciones
fueron parte de su infancia o de la que vivieron sus madres, padres o
abuelos. Un entrevistado rememora: «[Antes] se pensaba que los
niños no sufrían por algunas cosas [por ejemplo, que
olvidaban el maltrato]» (E1, profesional Sena me, 29 años). Se
trata de una situación social en la que la niñez se puede considerar invisible en tanto que se adscribe al niño/a, sobre todo en sus primeros años
de vida, el estatus de objeto social.
La circulación de estos significados da paso a que los padres consideren a sus hijos/as como una mano de obra impaga para
el trabajo familiar. Una entrevistada recuerda que, a un niño de aproximadamente 8 años, «lo hicieron
cambio por unos sacos de trigo, que le
dieron a la familia para que fuera
a ayudar a otra parte a trabajar» (E2, mujer cuidadora en AFC, 28 años). Bajo
esta lógica, el mundo adulto, representado por madres y padres, tiene cierta
obligación de respetar una breve moratoria para la inserción del niño/a en el
mundo laboral; esta, en todo caso, corresponde al periodo durante el cual
este/a aprende a satisfacer sus necesidades básicas, es decir, aproximadamente
hasta los 8 a 10 años; como dijo la anterior informante: «Entendiendo que aprendían ellos [los/as niños/as] a comer o a valerse
más o menos por sí mismos entre comillas, [entonces], los mandaban a trabajar»
(E2).
Este tipo de significados son ubicados por los/as entrevistados/as como parte
de su pasado personal o familiar; es decir, infancias de otro momento histórico
que, con respecto
a significados más
actuales sobre la niñez, sugieren procesos de transformación simbólica en
términos de actoría social.
Como objetos de protección
El avance en gradualidad de actoría se identifica en un segundo grupo de significaciones; estas son aquellas que tienen relación con la visibilización
de la infancia como fenómeno distinguible del mundo adulto, con un sentido
diferente con respecto a los significados del
grupo anterior: que la
infancia se trata de un fenómeno equiparable
a un objeto (sin actoría) social, pero con derecho a
la protección por parte de las personas adultas, en lo fundamental, madres y
padres.
En estas condiciones se profundiza
la problematización de las relaciones entre los mundos adulto e infantil y se
avanza hacia la instauración de la persona adulta como responsable de la
protección de niños y niñas, sin que estos
tengan la obligación de trabajar, pero sí de cumplir ciertas responsabilidades que representan «ayudas familiares»; es decir, tareas que se consideran adecuadas para su nivel de desarrollo.
Por ejemplo, los niños pican, juntan y llevan leña, mientras que las niñas cuidan de otros niños menores de edad: «Con
mi hermano más chico [cuando éramos niñas lo cuidábamos] porque igual la mamá tenía harto qué hacer» (E4, mujer cuidadora en AFC, 55 años). Llama la
atención el papel que juega
el género en la configuración
de escenarios restrictivos de autonomía infantil; es decir, en la prevalencia
de prácticas donde el trabajo como «ayuda» se sostiene sobre la asignación
tradicional de roles de género.
Complementariamente, se construye
una noción de cuidado a la niñez cuyo resultado sería una cierta superioridad
del niño/a rural sobre el urbano. La educación del primero tendría ventajas con
respecto al segundo, debido a que su
formación en el campo, usualmente asociada a las ayudas familiares, aumenta sus
competencias de adaptabilidad psicosocial: «Son más amables [que los urbanos]» (E7); «Tienen cariño por el campo» (E8,
mujer cuidadora en AFC, 42 años); «No están pendientes de cosas materiales»
(E5). A lo que se
suma un imaginario de crecimiento en un ambiente protegido: «Nosotros podemos
estar protegidos. Igual vienen a entrar a robar y vienen a sacar cosas, pero
estar protegido aquí
adentro [en el campo]. En cambio, en la ciudad hay muchos peligros» (E6, mujer
cuidadora en AFC, 37 años).
Así, padres y madres asumen que el crecimiento en la AFC favorece un desarrollo de
orden biopsicosocial caracterizado por la adquisición de valores como la responsabilidad, la
conciencia, el respeto, la amabilidad y la humildad, así como la formación de
habilidades como la conversación y la destreza social y productiva. El cuidado
se concibe asociado a las tareas de ayuda familiar que representan instancias educativas, las cuales adquieren un carácter potenciador, no solo del estado
biológico del niño/a, sino también de su dimensión subjetiva, psicológica y
social.
Como sujetos de derecho
Aunque en la graduación anterior comienza a aparecer el
derecho y la obligatoriedad de su protección, el presente nivel se refiere a la noción de pluralidad de derechos de la infancia
y, entre ellos, al derecho al cuidado integral, con cubrimiento de necesidades
biológicas, pero también afectivas, vinculares, sociales y de participación.
El mundo adulto reconoce los
derechos de niñas y niños, asumiendo una postura de respeto y resguardo,
mientras que, para
el mundo infantil, la infancia se abre como un lugar de resistencia frente al adultocentrismo, la que se expresa como desobediencia o cuestionamiento, por ejemplo, a la AFC
como proyecto de vida. Algunos relatos dan cuenta de ello: «Antes teníamos
horarios que les
ponían [a los niños] y se levantaban y empezaban a ayudar» (E5); «Ahora los
niños como se dice no te pescan [hacen caso]» (E4); o, «Se levantan tarde, a la
hora que quieren» (E8).
Los/as adultos/as tienen la
responsabilidad plena de ocuparse del bienestar del niño/a. Por ejemplo, se
comenta: «La obligación igual de los papás, de ellos hacerse cargo de los
hijos, no que los
hijos niñitos [que]
salgan a trabajar» (E2). Aunque cabe
hacer la salvedad que son
las mujeres, madres o abuelas quienes
asumen la responsabilidad principal: «Las abuelas cuidamos ahora, porque las abuelas ahora son más jóvenes» (E4). Bajo una
lógica tradicional de género, las mujeres adultas construyen una organización que asegura un espacio a la niñez para que esta se desarrolle de manera integral. «A veces trato
de trabajar lo menos posible, los menos horarios posibles para poder estar con
mis hijos» (E7, mujer cuidadora en AFC, 34).
A diferencia también de los significados anteriores, aquí se reconoce el papel de las instituciones externas a la familia como
responsables de proporcionar los medios y espacios para el goce de derechos. Se
comenta: «Los niños [ahora] se van al colegio» (E5, mujer cuidadora en AFC, 58
años); «Hay más conciencia del derecho que tú tienes que ser
algo más en la vida. Ahora tú debes estudiar; tu derecho es estudiar [y tener
una] alimentación completa, del desayuno hasta la once [merienda]» (E3,
profesional Fosis, 32 años). El mundo adulto ha
excedido a la familia en su responsabilidad de la protección del derecho a la
infancia. El trabajo infantil ha sido prácticamente eliminado y, en cambio, se
ha reforzado la visión de integralidad del cuidado del niño/a, abarcando
ámbitos tan diversos como la educación, la alimentación, la recreación e,
incluso, el derecho a negarse a las necesidades o intereses del mundo adulto.
Hacia la actoría
social rural
Como último nivel de actoría, aparece sobre los derechos de la infancia un
elemento que
destaca por su particularidad asociada a la AFC: el derecho a una educación
para la toma de conciencia y la opción de decidir. Sobre la primera, el mundo
adulto explica: «[El derecho de] enseñarles a ver lo que los rodea, el entorno y de a dónde salen las cosas»
(E2). Consiste en un compromiso de padres, madres y, en general, actores para
el desarrollo rural de transmitir a la niñez una educación acorde al proyecto
de vida de la AFC, es decir, que sea
capaz de poner en valor formas de vida como la autosostenibilidad y la conexión
con el medioambiente. En paralelo, tiene lugar la ratificación del derecho a decidir de cada niño/a con respecto
a si, llegado el momento, tomará la decisión de recrear este modo de vida, o
bien, abandonar el campo. En lo que
concierne a madres y padres, la creciente migración interna, motivada con
frecuencia por el acceso limitado a servicios educativos, de salud y otros, se
vive con nostalgia y deseo de reversión.
Comentan: «Si a los niños se les
hubiese enseñado el trabajo con la tierra, ellos sabrían que la tierra es la que da; le tendrían más cariño a la tierra, no tanto a las cosas materiales»
(E5); «Ahora mucha gente, juventud, que no le interesa el campo ni trabajarlo» (E6). Aquellos valores que con orgullo diferenciaban a la infancia rural de otras posibles
infancias se ven amenazados en su sustentabilidad. Si bien esto implica la
tendencia a la eliminación del trabajo infantil como vulneración de derechos,
por otra parte, también conlleva la amenaza a la sobrevivencia de un mundo de
niñez que dialoga con un
proyecto de sobrevivencia familiar y colectivo: «La agricultura como que está desapareciendo en cuánto a grandes siembras [ya que] no se puede trabajar de la misma forma sin que los hijos ayuden» (E4).
Un elemento valorable de la infancia
rural es su posibilidad de formar a la par que tiene lugar la vida familiar y comunitaria. Esto
genera para cada niño/a posibilidades de participación en simultáneo que hacen parte de su proceso formativo. Por ejemplo,
sobre el aprendizaje de derechos políticos se comenta: «[Los/as niños/as]
participan en actividades más políticas (…), implica ir a reuniones, implica
hacer trámites, implica acompañar a los adultos a hacer más cosas» (E1). El
anterior ejemplo ilustra una infancia situada cuyas nociones hacen inteligible
la acción del niño/a en una actividad administrativa que, sin embargo, es vivida como un acto de acción
política y educativa.
En cierto modo se desliza una
solicitud de ayuda, que no
consiste en retirar a los/as niños/as de la AFC, sino en cuidarles por medio de
garantizar un acceso sostenible a servicios básicos, que haga factible discernir un proyecto de vida acorde al
modo de vida campesino: «Que los
jardines o colegios (…) se tenga más acceso a ellos» (E2). En la perspectiva
del mundo adulto, una mejora en la calidad de vida tal vez favorezca que la niñez, llegado su momento de transitar hacia la
adultez, opte por continuar una tradición que hoy se ve amenazada por la precariedad socioeconómica
e institucional que
caracteriza el contexto rural.
Discusión
Bajo una óptica intercultural, se
exploraron los significados
sobre infancia en la AFC y las implicaciones que estos tienen sobre el trabajo y el cuidado de niños y
niñas, a través de entrevistas a mujeres que cuidan menores de 18 años, así como profesionales de programas para el
desarrollo y la infancia rural. Los resultados mostraron la manera en que la niñez adquiere valor como momento vital con derecho a la actoría
social, a la par que
disminuyen las prácticas de trabajo infantil y se profundizan las de cuidado.
La niñez en la AFC puede describirse
a partir de su contraposición a la niñez urbana en la medida que implica la asignación de tareas agrícolas y domésticas
que, en
simultáneo, se realizan en un marco de cuidado del niño/a. Esta doble
característica supone un conflicto
intercultural con respecto a formas de subjetivación y prácticas políticas que ponen como horizonte el pleno derecho al desarrollo
integral infantil. El/la niño/a rural usualmente tiene más responsabilidades que su par urbano, lo que le resta tiempo para estudiar, jugar y recrearse. En
este sentido, la asignación de tareas continúa siendo, en esencia, una práctica
de trabajo, a lo que se
suma la permanencia de roles de género que, desde temprana edad, podría instalar la doble o triple jornada para las
niñas.
En este contexto, emergen las
siguientes preguntas: ¿cabe la posibilidad de una infancia en la AFC que esté acorde a los derechos del niño/a?, ¿qué papel corresponde a las instituciones estatales, los
institutos científicos y las
universidades para generar un marco de inteligibilidad al respecto?, ¿cómo
mejorar las condiciones estructurales de la AFC para que se garantice la libertad de niños y niñas a elegir o
renunciar a esta forma de vida? De acuerdo con los resultados, el enfoque intercultural permite hipotetizar algunas respuestas.
En primer lugar, señala Walsh (2010) que las instituciones deben reformularse para observar la diversidad de
significados en torno a
los fenómenos, de tal manera de no invisibilizarlos, pero tampoco someterlos a
la lógica dominante del desarrollo capitalista. Entonces, es necesario hacer
visible la condición de no-diálogo (Tubino, 2019)
entre las políticas públicas y la infancia rural o, incluso, la condición de
dominación (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos [OCDE],
2016) de esta última por las primeras; en la medida que las formas de niñez en la AFC van ajustándose a
idearios externos sin que la
sociedad cuente con simbologías que les
reconozcan potencial de resignificación en
términos de actoría social.
La presente investigación extiende
la comprensión de las nociones de infancia porque genera conocimientos sobre las implicancias que tienen las políticas en la materia dentro de la AFC.
Surgen hipótesis que
permiten caracterizar las prácticas familiares en torno a la niñez,
fundamentadas en valores e imaginarios territoriales que tensionan y cuestionan significados dominantes (Walsh, 2010), en este caso, mayormente
asociados a patrones de vida urbano. Los resultados describen subjetividades
sobre un tipo particular de infancia que, tradicionalmente, ha sido invalidada por las instituciones de corte
centralista, desarrollista y urbana (Freire, 1984). En este sentido, los
hallazgos alientan a pensar en la niñez más allá de la política funcional que la reduce a una etapa evolutiva donde tiene lugar la
formación de capital, material y humano, bajo una lógica centrada en la
articulación económica (Martínez, 2017).
En efecto, las tareas que el niño/a rural realiza en el ámbito económico,
representan una alternativa para la sobrevivencia familiar y constituyen en
simultáneo una resistencia a la lógica capitalista, la cual busca involucrar a
las personas desde temprana edad en procesos de rendimiento productivo y de
consumo. Por el contrario, en la AFC, el/la niño/a toma parte de procesos
económicos que buscan
el autosustento y la reproducción familiar y que, en la percepción del mundo adulto, a la vez
representan procesos educativos y otorgan condiciones de elección. De esta
manera, la relación entre infancia, trabajo y cuidado en las familias
estudiadas implica un conflicto
multidireccional entre las políticas económicas, educativas y sociales y las
prácticas de trabajo y cuidado en el sector agrícola (OCDE, 2015).
En el marco de la interculturalidad
crítica, esta investigación genera una acción dialógica (Tubino,
2019) entre, por un lado, los significados sobre infancia amparados en los tratados sobre enfoque de derechos y, por otro, la existencia situada de
niños y niñas en contextos rurales. Se busca ampliar el entendimiento sobre los
cuestionamientos que, desde
lugares no hegemónicos, madres, padres y niños y niñas plantean al adultocentrismo tan característico de la sociedad actual
(Figueroa-Grenett, 2017). Pensar los estudios de la
infancia con enfoque
intercultural, entendiendo con este término las tensiones entre las estructuras
de poder con las que
cohabitan las personas y sus contextos, alienta a generar políticas que vayan más allá de los programas proteccionistas o con
lógica punitiva. De hecho, hablar de la protección a los derechos del niño/a en
el medio rural implica abordar la relación entre infancia, trabajo y cuidado en
un marco que haga
perceptible el conflicto
intrínseco entre, por un lado, las políticas económicas capitalistas que dejan en una situación de precariedad a las familias
rurales y, por otro, los modos de vida que intentan ser autosustentables, a la vez que respetuosos de nuevos significados de libertad y autonomía infantiles. Siguiendo a Fornet-Betancourt (2006), los Estados deben avanzar en
vincular las realidades con las narrativas culturales, para generar nuevos
sentidos a partir de los cuales mejorar las opciones de quienes habitan los territorios.
Las limitaciones del estudio residen
en el sesgo que genera
el abordaje de este fenómeno a partir de solo dos perfiles de informantes claves: mujeres cuidadoras y
profesionales en terreno. Se debe profundizar la complejidad a través de
recuperar las voces de los principales actores implicados, esto es, los/as
niños/as. Metodológicamente, se destaca el efecto de la triangulación de dos
tradiciones científicas en el
estudio de la niñez rural: los estudios agrícolas y las ciencias sociales; se
recomienda, en consecuencia, fomentar la investigación interdisciplinaria en
temas de subjetividades rurales.
Para concluir, el estudio de la
infancia y la AFC puede enriquecerse
desde una óptica intercultural crítica que permita reconocer los sentidos que otorgan niños y niñas a sus experiencias fuera de miradas adultocentristas y universales. La comprensión de la
relación entre niñez, trabajo y cuidado en una perspectiva territorial puede
generar nuevas interpretaciones si, siguiendo a Sumberg
y Sabates-Wheeler (2020), nos aproximamos a la
conciliación de trabajo y cuidado desde el diálogo entre el mundo adulto y el
infantil y entre los marcos universales y situados.
El desafío consiste en generar conocimientos que pongan en valor el trabajo y el cuidado en la AFC y
permitan construir criterios para la toma de decisiones en las políticas de
infancia basadas en el respeto a las subjetividades particulares. Se alienta a
pensar en una ontología de la infancia en la AFC que problematice términos como el trabajo y el cuidado,
así como también pueda discernir entre, por un lado, vulneraciones que son producto del desarrollo inequitativo entre sectores urbanos y rurales, lógicas adultocéntricas y estereotipos de género y, por otro, otros
elementos que
generan infancias diversas.
Agradecimientos
Este estudio fue financiado por la Agencia Nacional de Investigación y
Desarrollo de Chile, mediante el proyecto Fondecyt de
iniciación en investigación n.º 11180780.
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* El artículo se deriva de la investigación «"Las que tienen hijos chicos no pueden ir a trabajar": la organización social del cuidado como condición de la participación de mujeres en asociaciones productivas rurales de La Araucanía», desarrollado entre el 18 de diciembre de 2019 al 30 de mayo de 2021. Financiación: Fondecyt de Iniciación en Investigación n.º 11180780. Área: ciencias sociales. Subárea: ciencias sociales y del comportamiento.
Para citar este artículo: Herrera-González, F., &
Mora-Guerrero, G. (2023). Interculturalidad e infancia rural: trabajo y cuidado
en La Araucanía, Chile. Revista
Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, 21(3), 1-20. https://doi.org/10.11600/rlcsnj.21.3.5058